¿Cómo construir pueblo en la Argentina de hoy?

En un país marcado por la fragmentación, las enseñanzas del Papa Francisco invitan a superar conflictos, integrar diferencias y proyectar un futuro colectivo desde el respeto y la dignidad humana

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El papa Francisco dirige la
El papa Francisco dirige la oración del Ángelus desde su ventana, en el Vaticano. 8 de diciembre de 2024. REUTERS/Guglielmo Mangiapane

“Nuestro tiempo nos pide vivir los problemas como desafíos y no como obstáculos: el Señor está activo y obra en el mundo” - Papa Francisco, (Florencia, V Congreso Iglesia en Italia, 2015)

Una guía para la construcción del discernimiento cristiano

En nuestra columna Introducción al pensamiento del papa Francisco decíamos que siendo profesor del Colegio Máximo de San Miguel enseñaba cuatro principios que eran una guía para el buen discernimiento. En 2013 fue recogida en la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium. Ahora resulta oportuno volver a su lectura cuando nuestro pueblo está en ruinas. Como una guía en el discernimiento de nuestras acciones dirigidas a la reconstrucción del pueblo y el destino de la juventud argentina.

Para alcanzar esos propósitos es preciso discernir entre las decisiones personales y comunitarias.

“Discernimiento” para recorrer los nuevos caminos

¿Qué significa el término discernimiento en lenguaje bergogliano?

¿Qué siento sobre esta decisión que debo tomar o esta acción que realizar? ¿Por qué pienso y siento que Dios creó esto o aquello, cuál es el Plan de Dios? ¿Qué me dice el espíritu bueno y el mal espíritu?

Desde su mirada se trata de un sentimiento que surge de una impresión de la realidad histórica. Según “veo” la realidad. Incluye la realidad de la Iglesia, la realidad social y la realidad política. Vista y observada desde la voz del Señor que nos conduce a la Resurrección, a la vida contraria a la cultura de la muerte. En él actúa el espíritu de nuestra esperanza cuando nuestra esperanza radica en la construcción de un pueblo verdadero, bello, de buen vivir y libre.

El pueblo no es un objeto terminado

Ese “construir pueblo -dice Bergoglio- se repite generación tras generación”. El acto, la acción, la hazaña o empresa que, teniendo en mira el bien común, sueña e intenta llevar a cabo cada buen ciudadano y en su caso, cada buen cristiano. “Es un trabajo lento y arduo que exige querer integrarse y aprender a hacerlo hasta desarrollar una cultura del encuentro en una pluriforme armonía” (Papa Francisco, EG 220).

La necesidad de retomar ese propósito y salir a la acción generación tras generación se explica porque el pueblo no se reduce a un objeto, “no es una identidad cristalizada sino, un sujeto plural-dinámico capaz de integrar las diferencias a través del camino del diálogo. Es un proyecto y un camino a conseguir.”

“Así también que proyectado a un ámbito superior se extiende al mundo y del mundo a la familia universal” (LS 13; LS 89 y 42).

Los cuatro clavos en los que Bergoglio cuelga su pensamiento

La Doctrina Social de la Iglesia, según Bergoglio, consiste en la dignidad de la persona humana, el bien común, la subsidiaridad, la solidaridad y después de Laudato sí (25/5/15) la sostenibilidad. Más para tomar las decisiones tendientes a lograr esos fines los siguientes principios han de guiar nuestro discernimiento (EG 221):

1.- El tiempo es superior al espacio;

2.- La unidad prevalece sobre el conflicto;

3.- La realidad es más importante que la idea, y

4.- El todo es superior a la parte y es más que la mera suma de las partes.

El pensamiento polar

Estos principios hacen referencia a las tensiones bipolares propias de toda realidad social (LS). El intérprete debe tenerlas como referencia a fin de gobernar las fuerzas contrapuestas típicas de toda dinámica, también religiosa, social o política.

La primera de las oposiciones polares “el tiempo es superior al espacio” está relacionada con “la finalidad de la acción o decisión”: promoción de procesos u ocupación de espacios; la segunda, “la unidad es superior al conflicto” con “el estilo”: afrontar o negar el conflicto; la tercera, “la realidad es superior a la idea” con “el método”: concreción de la realidad o pureza de las ideas; y la cuarta, “el todo es superior a las partes”, se relaciona con el “modelo”: el mundo como esfera o el mundo como poliedro.

1.- El tiempo es superior al espacio

En este enunciado se revela “…la tensión bipolar existente entre la plenitud y el límite. La plenitud provoca la voluntad de poseerlo todo, y el límite es la pared que se nos pone delante. El tiempo alude a la plenitud como expre­sión del horizonte que se nos abre, y el momento es expresión del límite que se vive en un espacio acotado. Los ciudadanos viven en tensión entre la coyuntura del momento y la luz del tiempo, del horizonte mayor, de la utopía que nos abre al futuro como causa final que atrae.”

Tenemos que ir construyendo a través del diálogo colectivo un horizonte de esperanza. Dice Francisco: “Acciones que generan dinamismos nuevos en la sociedad e involucran a otras personas y grupos que las desarrollarán, hasta que fructifiquen en importantes acontecimientos históricos” (EG 223).

2.- La unidad es superior al conflicto

Nuestros proyectos deberían conforme a este principio privilegiar la unidad al conflicto, porque habrán advertido que el enemigo divide para reinar. Cuando el conflicto no sea inevitable. “Porque es un proyecto de nación lo que está en juego, y no la acomodación de una clase” (profesor Bergoglio J. Disc., San Miguel, Bs As, 18/2/74).

“Unidad de lo diverso”

Bergoglio enseña: “De este modo, se hace posible desarrollar una comunión en las diferencias, ….es indispen­sable para construir la amistad social: la unidad es superior al conflicto”.

En los procesos de diálogo “no se puede aspirar a un armisticio precario, ni a una anulación de las diferencias…” (228 y 236 EG)

La solidaridad, entendida en su sentido más hondo y desafiante, se convierte así en un modo de hacer la historia, en un ámbito donde los conflictos, las tensiones y los opuestos pueden alcanzar una unidad pluriforme que engendra nueva vida. (parágrafo 228 E.G.)”.

La patria y la nación

“En un plano superior a las partes en conflicto está el todo que es la nación (el todo es superior a las partes). La patria se recibe, es un don, es lo que nos donaron nuestros antepasados, la nación en cambio -dice Bergoglio- es la tarea.” Y también el pueblo lo es.

La dinámica de las partes y el gran fracaso argentino

En su discurso para el bicentenario de nuestra independencia el entonces Cardenal Bergoglio decía transcribiendo un párrafo del documento “Iglesia y Comunidad Nacional”, de los obispos argentinos de mayo de 1981: “(…) Que cada sector (construye)…., excluyendo a los otros grupos. Así, en nuestra historia se vuelve difícil el diálogo político…”.

“Las actitudes posibles frente al mal siempre son: la resignación o la aceptación del mal; la desesperación; la huida, la ignorancia o la “tapadera”; la adhesión al mal, o finalmente, la acción individual o colectiva para transformarlo de manera radical. (Infobae, H.B.,12/05/2018).

“El liderazgo centrado en el servicio -prosigue el Cardenal -es la respuesta a la incertidumbre de un país dañado por los privilegios, por los que utilizan el poder en su provecho, por quienes exigen sacrificios incalculables mientras evaden responsabilidad social y lavan las riquezas que el esfuerzo de todos producen (…). En este punto no hay oficialismos ni oposiciones, hay un fracaso colectivo.”

3.- La realidad es superior a la idea

En la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium el Papa nos enseña que hay una tensión bipolar entre idea y realidad. “La realidad simplemente es”, afirma. En cuanto al término “idea” está considerado como representación (mental) de la cosa que “es” pero es peligroso vivir en el reino de la sola palabra, de la imagen, del sofisma. De ahí que haya que postular el principio según el cual se afirma que ‘la realidad es superior a la idea’” (EG Nro. 231 in fine).

En el Nro. 232 de EG el Papa afirma que “la idea está en función de la captación, la comprensión y la conducción de la realidad” y reitera que “la idea desconectada de la realidad origina idealismos y nominalismos ineficaces…”.

“El ver no depende ni sólo de los ojos ni sólo del objeto, sino de la acción de la luz, que lo ilumina y lo hace visible. ….Percibir algo con cualquier sentido o con la inteligencia. Reconocer con cuidado y atención algo, leyéndolo o examinándolo” (Medellín).

4.- El todo es superior a la parte y a la suma de las partes

¿Qué es el todo? ¿Qué son las partes que lo componen? ¿Qué relación hay entre el todo y la parte y entre las partes entre sí?

El joven Bergoglio-filósofo se inclina por una visión organicista del todo que mantiene el primado sobre la parte. Claro que el todo desde una perspectiva teológica es concebido como una “trama” cuya arquitectura tiene a Dios en su cima y es el todo el que funda y explica nuestra existencia (tomismo).

La esfera como errónea representación de la tierra es el modelo de la desaparición del mundo

Francisco dice que la imagen de la esfera es muy diferente a la integración de los pueblos y el diálogo entre las diversas culturas y religiones que propugna la DSI y que él representa con la figura del poliedro (E. G. Núm. 236, pag. 208). No representa la realidad. Habría en ello un espíritu diabólico. Decimos.

“El modelo no es la esfera, que no es superior a las partes, donde cada punto es equidistante del centro y no hay diferencias entre unos y otros. El modelo es el poliedro, refleja la confluencia de todas las parcialidades que en él conservan su originalidad…”

Por otro lado, “la no-diferencia implica su licuación… desaparición de ellas. Por lo tanto el ser humano y los pueblos dejan de ser, y al mismo tiempo que desaparecen las partes desaparece el todo, pues no es concebible un todo sin sus elementos constitutivos.”

Y agrega: “Ni la esfera global que anula, ni la parcialidad aislada que castra”.

El poliedro y la integracion mundial

En cambio, en el poliedro que es una figura geométrica tridimensional con muchas caras, es el modelo de integración que sustenta el Santo Padre, en el que los pueblos se integran a través del diálogo y es posible la búsqueda de un camino común.

“Su riqueza plena incorpora a los académicos y a los obreros, a los empresarios y a los artistas, a todos. La mística popular acoge a su modo el Evangelio entero, y lo encarna en expresiones de oración, de fraternidad, de justicia, de lucha y de fiesta”. (párrafo 237 E.G., pág. 209).

Su mensaje convoca a los cristianos a la acción, al ejercicio de un cristianismo-practicante.

En esa procesión, para bien o para mal estamos todos en una mesa, también el capitalismo, y tenemos una sola herramienta válida: el diálogo (párrafos 238-258 EG) que nos ofrece Francisco.

En nuestra próxima nota reflexionaremos sobre el “discernimiento colectivo”.

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