Esta vez es diferente

Un análisis sobre los desafíos de sostenibilidad económica frente a las reformas en curso

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La administración del presidente Milei
La administración del presidente Milei tiene probablemente un buen diagnóstico de los problemas que enfrenta Argentina y, a esta altura, no caben dudas de su convicción para perseverar en corregir los desequilibrios

La frase que ilustra esta nota -que toma prestado el título del célebre trabajo de Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff- se repite como un mantra que, paradójicamente, nos recuerda la habitual fragilidad de la economía argentina en términos de sostenibilidad del equilibrio y de una eventual reversión de las políticas públicas.

La sostenibilidad depende de haber (o no) acertado en el diagnóstico y del programa que encare los problemas que nos trajeron hasta aquí, pero también del tiempo que se requiere para hacer cambios y de los recursos disponibles -requisitos que no son independientes entre sí- para alcanzar un equilibrio estable.

La administración del presidente Milei tiene probablemente un buen diagnóstico de los problemas que enfrenta Argentina y, a esta altura, no caben dudas de su convicción para perseverar en corregir los desequilibrios. Esto marca una diferencia significativa con cualquier administración previa, ya que no parece haber un partido político detrás que pueda hacerle cambiar el rumbo.

Por lo tanto, transmite la convicción de que -al menos en este período de gobierno de LLA- no habrá marcha atrás en la búsqueda de equilibrios macroeconómicos en materia fiscal y monetaria, y por lo tanto esta vez sí es diferente en estas materias.

La administración del presidente Milei tiene probablemente un buen diagnóstico de los problemas que enfrenta Argentina

Sin embargo, estos equilibrios no son lo único relevante para un programa sostenible.

Otras dimensiones de política pueden generar incertidumbre, más allá de que Argentina tenga buena o mala suerte en aspectos no controlables, como el clima para el agro o los shocks externos que puedan afectar el valor de las divisas, los precios de exportación o la demanda mundial.

Aun con “buena suerte” desde el resto del mundo, la economía podría pasar de superávits a déficits gemelos, o apreciar su moneda a una velocidad que no permite reestructurarse a muchas empresas con “pocas espaldas” en un país con baja penetración financiera y alta informalidad. También podría enfrentar oposición a reformas que -así como no pudieron aprobarse en los últimos 40 años de democracia- todavía son resistidas “por la casta”.

Aun con “buena suerte” desde
Aun con “buena suerte” desde el resto del mundo, la economía podría pasar de superávits a déficits gemelos, o apreciar su moneda a una velocidad que no permite reestructurarse a muchas empresas con “pocas espaldas” (Foto: Shutterstock)

La cuenta corriente puede revertirse con rapidez a medida que la economía se abre. Basta con que se abra un poco para que el cambio sea dramático, ya que la proporción de importación de bienes al PBI en 2024 no llega al 10%. O si la economía rebota más rápido de lo previsto -con lo que juega la elasticidad de importaciones al PBI-, si no tenemos suerte con los precios internacionales, si las ganancias de productividad requieren mucha reestructuración y tiempo, y también si la baja de impuestos toma tiempo.

La cuenta de turismo ya está operando con rapidez y, dados los anuncios de política cambiaria, solo cabe esperar un mayor déficit que -junto con el deterioro en la cuenta de bienes- revierta el superávit de cuenta corriente de la balanza de pagos 2024.

La cuenta de turismo ya está operando con rapidez y, dados los anuncios de política cambiaria, solo cabe esperar un mayor déficit

En cuanto a la baja de impuestos, recordemos que la suma de gravámenes que desaparecen en 2025 -Impuesto PAIS y blanqueo- más los principales impuestos distorsivos vigentes -derechos de exportación y transacciones financieras- representaron casi un cuarto de la recaudación tributaria y aduanera en 2024. Su eliminación requiere reemplazarlos por un aumento en la recaudación de otros tributos, a menos que se profundice la caída del gasto público. El recurso escaso es siempre el mismo: tiempo, y su correlato en términos de “paciencia”.

No es lo mismo apreciación cambiaria con déficit de cuenta corriente y escasas reservas, que esa misma situación con déficit fiscal, como sucedía en la Convertibilidad. Pero el equilibrio fiscal no es condición suficiente para que los agentes económicos asuman sostenibilidad del equilibrio; cualquier resfrío puede derivar en una neumonía en el mercado cambiario.

El equilibrio fiscal no es
El equilibrio fiscal no es condición suficiente para que los agentes económicos asuman sostenibilidad del equilibrio; cualquier resfrío puede derivar en una neumonía en el mercado cambiario (Foto: Reuters)

La “lluvia de dólares” de mayores exportaciones de energía, de la minería y del agro se necesita para pagar las mayores importaciones, la remesa de utilidades y dividendos -tanto tiempo postergada-, terminar de normalizar las cuentas externas y avanzar en el phase out del control de cambios.

Algo de tiempo tenemos, porque el crédito está retornando para el sector privado -al menos para quienes están mejor calificados-, lo que brinda una oportunidad, pero no certezas.

La sostenibilidad podría garantizarse en el corto plazo si se suma al escenario de equilibrio fiscal con reformas un contexto de reservas que aseguren un overkill -es decir, un blindaje a partir de préstamos y garantías que alejen completamente el escenario de colapso-, pero ello probablemente no esté disponible.

La sostenibilidad podría garantizarse en el corto plazo si se suma al escenario de equilibrio fiscal con reformas un contexto de reservas que aseguren un overkill -es decir, un blindaje-

Por lo tanto, esta fuente de incertidumbre acerca de la sostenibilidad quizás permanezca mientras el programa económico se desarrolla. Work in progress.

Riesgo latente

La otra fuente de incertidumbre es aún más difícil de eludir. Se trata del riesgo de reversión de las políticas. ¿Cómo evitar que un futuro gobierno -en 2027 o en algún futuro lejano- incurra en déficits fiscales insostenibles? ¿Cómo evitar expropiaciones o confiscaciones cuyo producido sea repartido en la forma de “prestaciones sociales” que no puedan ser revocadas? Para ello no hay otra respuesta que la experiencia, es decir, otra vez el paso del tiempo mostrando orden o desorden.

¿Esta vez es diferente? Quiero creer que sí, que tenemos una mejor oportunidad.

El autor el Director y Economista Jefe de FIEL. Esta nota es un anticipo de Indicadores de Coyuntura 670 de FIEL

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