
La celeridad de las reformas es la piedra angular de la nueva administración, dado el estado macroeconómico y social actual. De encontrar lentitud en el sinceramiento de precios y la reducción del gasto público, las chances de éxito se acortarían. Por eso, este verano, a diferencia de otros, se definirá la magnitud y alcance en el ancla fiscal.
Hasta el momento, lo ejecutado desde Economía, es pertinente y va en línea con el plano fiscal trazado. Si tomamos octubre como punto de comparación, el MERVAL en dólares está +25%, bonos globales +25% y riesgo país -400 basis aproximados. Todo indica que Wall Street aprueba la gestión, ya que volaron los bonos globales y ese es el juicio de lo actuado hasta el momento.
El acuerdo con el FMI marcó la promesa de un superávit fiscal primario de 2% del PBI. Esto es lo que quieren escuchar los traders de bonos en New York, si bien todavía no nos remitimos al “cómo”.
El rally de los bonos significa baja de yields. Por carácter transitivo, se traduce en menor riesgo país y un financiamiento externo más barato. Por su parte, el rally de las acciones, confirma mejores expectativas de negocios respaldando inversión. Volver a estar conectados con el mundo sería deseable, si es que convalidamos las reformas que se pretenden.
Posiblemente, la segunda ola del rally en acciones argentinas suceda cuando el mercado conozca la dimensión de lo que sobrevive del DNU y la Ley Ómnibus. Es fundamental una nueva administración que quiera negociar. Pareciera que tendríamos una larga serie de cambios, con altísima oposición.
El desafío también estará puesto en lo inflacionario, ya que nadie sabe cuál será la tasa de inflación en los próximos tres meses. A pesar de ello, dada la gravedad del escenario actual, esperar que para septiembre la inflación sea alta, pero bajando, sería una visión optimista. No es algo que se pueda resolver rápido, y la dimensión del ancla fiscal y las reformas serán determinantes.
La inflación del primer semestre es fruto de la emisión monetaria de fines de 2023. La economía es una disciplina de rezagos. El ayer afecta al presente. En particular, en lo que refiere a temas de política monetaria.
En síntesis, y lamentablemente, sin ancla fiscal, nuestra economía es una trituradora en términos nominales. Lo deseable es un ancla fiscal contundente que propicie un plan de estabilización terminante. El verano y lo que se legisle será la señal a observar.
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