
Lo que pasó con Martín Insaurralde no es ni más ni menos que lo que desde hace 40 años viene sucediendo con la clase política. Todos sospechamos que la plata que nos falta en algo se desvía, sospechamos que viven en casas enormes, que están a nombre de otras personas, sospechamos que coleccionan autos lujosos, al mejor estilo de un rockstar. Sospechamos que compran sexo, y voluntades, y tapan el ruido de los estómagos vacíos con estridentes fiestas y con la consigna de que nadie se entere que viniste. Si alguno viaja, o viajó, los encontramos en las capitales del mundo con bolsas de Fendi, Saks, Louis Vuitton o Rolex con la cara que pone un turista boludo y con la grasitud de su prosapia, en sandalias y ojotas, en compañía de una mujer que, por lo general, no es su hija, pero tiene la edad de su hija, y tampoco es su esposa.
Para ellas también hay tapados de visón, que abrigan sus cuellos después de los discursos ecologistas, hay autos con chofer, y paseos por Patio Bullrich y, por supuesto, y como no podía faltar, sus fotos en los mejores y más caros lugares de Europa.
Ni más ni menos, nos pasó ahora, con este bypass de Lomas de Zamora a Marbella. Por supuesto, que nos da una sana envidia. ¿A quién no le gustaría navegar en las azules aguas del Mediterráneo o del mar Caspio, con un pedazo de sirena de esos? Ahora, el muchacho no se vio, no se miró, no se dio cuenta de que no podés tapar semejante zanja con menos de unos cuantos millones de dólares. Me refiero a la grieta. A la zanja de la corrupción. No sé qué habrá pensado usted.

Últimamente hay una competencia, no por quién hace más por la gente, sino por quién tiene la mujer más linda. Por eso salieron corriendo y al mejor estilo nuevos ricos, manotearon lo que fueron encontrando en Puerto Madero. Antes de que nos demos cuenta ya muchos tienen su pisito de soltero. A dos cuadras de su pisito de casado, y a varios kilómetros de su humilde casa cerca de su Intendencia.
Estos personajes, en algunos momentos, hasta podrían ser risueños, pero se tornan patéticos ya a esta altura en este país que no soporta más, y al que ellos no escuchan. Porque por supuesto, ¿quién podría escuchar en el medio de Marbella a un pibe que anda en patas y que no come hace 3 días? ¿O a una madre que tiene que ir a la salita a buscar el antibiótico para su bebé con neumonía? ¿Al padre que vuelve con los brazos doloridos de colgarse en el bondi buscando trabajo y humillado por no poderle llevar la comida a sus hijos, lo mínimo indispensable? Bueno, esa gente no conoce Rolex, no conoce Armani, no conoce Marbella, no conoce Mercedes Benz, no conoce diseñadores. No sabe lo que es fashion. Pero gracias a gente como Insaurralde se multiplicaron.
Hoy son 18 millones, en los que pueden abrevar estos mentirosos de la democracia para conseguir los votos que los sigan manteniendo en el púlpito blindado desde donde vociferan permanentemente: hago esto por ustedes.
Dios quiera nos avivemos y que todos juntos les pidamos a los argentinos, te agradezco, no hagas nada. Tratá de devolver los langostinos y la guita del crucero, pagale a la piba lo que le debés y el resto devolvelo porque es nuestro.
Ni más ni menos.
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