
El proyecto de ley del presupuesto nacional 2023 que recientemente aprobó la Cámara de Diputados contempla un déficit fiscal de $6,4 billones, equivalente a casi 4% del PBI o cerca de USD30.000 millones, según los números oficiales.
El mismo presupuesto indica que el rojo fiscal se financiará en su totalidad colocando deuda pública en el mercado local. Por tanto, si la Cámara de Senadores también aprueba el presupuesto, el Gobierno ya estará autorizado por el Congreso a emitir nueva deuda pública por USD 30.000 millones para financiar el déficit fiscal del 2023.
Ahora bien, este gobierno ya tomó deuda por el equivalente a casi USD 70.000 millones durante los primeros tres años de gestión y el Presupuesto 2023 estima que en su último año tomará deuda por otros USD 30.000 millones. Por tanto, si sumamos lo que ya tomó más lo que el presupuesto indica tomará, el actual gobierno culminará aumentado la deuda pública en USD 100.000 millones en sólo 4 años de gestión. Un ritmo de endeudamiento que será récord histórico, equivalente a 20% del PBI en 4 años.
Para tomar dimensión, durante las dos presidencias de Carlos Saúl Menem la deuda pública aumentó en USD 58.000 millones. Durante las dos presidencias de Cristina Fernández de Kirchner la deuda pública aumentó en USD 64.000 millones. Durante la presidencia de Mauricio Macri la deuda pública aumentó en USD 73.000 millones (USD10.000 millones para pagar las sentencias judiciales en Nueva York). Alberto Fernández en tres años ya tomó casi USD 70.000 millones y el próximo año llegará a un récord de USD 100.000 millones en toda su presidencia, según estima el propio presupuesto oficial.

Los números ponen en evidencia que el “Estado presente” no es gratis. Desde 2002 a la fecha el Kirchnerismo duplicó el tamaño del Estado sin tener la menor idea de como financiarlo. Ante la falta de recursos no sólo elevó la presión impositiva a un récord histórico, sino que también emitió deuda pública para quedarse con todas las reservas del BCRA, además que expropiar los ahorros de las exAFJP. Y como todo ello no alcanzó, estas dos décadas volvió la monetización del déficit fiscal, llevando la inflación nuevamente a los tres dígitos.
Durante la gestión del actual gobierno el gasto público no paró de subir, incluso en la actualidad el gasto primario del gobierno nacional es superior al observado en plena pandemia. A precios constantes de septiembre 2022, el gasto primario de los últimos doce meses está $3,3 billones por arriba del año 2019.

Déficit cuasifiscal.
Pero también aumentó la deuda del BCRA. Las Leliqs pasaron de $1 billón a fin de 2019 a poco más de $8,5 billones en la actualidad. En dólares el stock pasó de USD20.000 millones a USD 52.000 millones, equivalente a un incremento del USD 32.000 millones en casi tres años.
A las actuales tasas de interés superiores al 100%, implica que el BCRA emitirá en un año un total de $8 billones sólo en intereses de su propia deuda, magnitud que es incluso superior a los $6,4 billones del déficit del presupuesto del gobierno Nacional. Esta mega emisión que nace en el déficit cuasifiscal equivale a casi dos veces la base monetaria, asegurando un elevado piso de inflación para el 2023. Lejos del 60% de inflación estimado en el presupuesto y más cerca de consolidar los tres dígitos de inflación de este año.
Un déficit fiscal del consolidado Tesoro+BCRA llegando a 10% del PBI, usualmente fue preludio a grandes crisis tal como en el “Rodrigazo” (1975) o la hiperinflación (1989). Al sumar la deuda del gobierno más la del BCRA, la deuda pública consolidada ya aumentó en 100.000 millones y podrá superar los USD130 mil millones a fin del año entrante.
La gran hipocresía argentina es vivir echando la culpa de todos nuestros malos a la deuda pero el Ejecutivo no para de enviar y el Congreso no para de votar presupuestos con déficit fiscal que son la causa de la existencia de deuda pública. Es un auto engaño suicida. Argentinos masoquistas de manual.
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