
El cuarto gobierno kirchnerista en solo 2 años retomó el insostenible nivel de subsidios energéticos que había alcanzado durante su tercer mandato. Este año los subsidios superarán los USD 16.000 millones y no es por culpa de Mauricio Macri ni de la pandemia ni de la invasión rusa a Ucrania. Macri dejó su gestión con menos de USD 4.000 millones de subsidios, la pandemia generó condiciones para reduciros pero no se aprovecharon, siguieron creciendo y por último la invasión rusa que sí influyó en los subsidios por los precios internacionales que afectaron nuestras importaciones de gas y gasoil, pero menos del 30%. Es decir que el nivel de subsidios sin la invasión hubiese superado los 12.000 millones. Resulta evidente entonces que ese descontrolado nivel de subsidios que afecta a la economía y a la balanza comercial es fruto del populismo energético kirchnerista.
Ahora, Sergio Massa estrenando su cargo de super ministro anuncia que se cumplirá la meta del 2,5% para el déficit fiscal primario establecido por presupuesto, pero también comprometido con el FMI. Raro, solo los subsidios energéticos ya están arriba del 3,1% del PBI.
Este cuarto gobierno K continuó con la política de expropiar la renta del sector energético con fines políticos, pero con grandes costos para la sociedad por el efecto inflacionario de los subsidios cubiertos con emisión y la caída de inversiones en el sector con el doble efecto: deterioro de la calidad del servicio y aumento del déficit de la balanza comercial energética afectando la disponibilidad de divisas para el funcionamiento de la economía.
Los responsables de esta situación energética responden al Instituto Patria, es decir al cristinismo que se ha opuesto a la actualización tarifaria, al acuerdo con el FMI y ha sido un impedimento para que este invierno y el próximo no contemos con el gasoducto que hubiese evitado importaciones de gas por más de dos veces su valor. Sin embargo y no obstante que la primera etapa ya lleva significativas demoras e inconvenientes de todo tipo Massa habla de licitar el segundo tramo de ese gasoducto.
El principal objetivo de Massa es estabilizar la economía que está fuera de control. Uno de los sectores claves para ello es el energético. Surge aquí la pregunta obligada ¿se podrá poner en caja la desquiciada situación del sector energético, principal factor de los déficit fiscal y comercial, con el mismo equipo que la ocasionó? Difícil, máxime con una confusa, tardía e insuficiente segmentación en curso que este año con inflación por arriba del 80% prácticamente no producirá quita significativa de subsidios a las tarifas. Es bueno que al segmento subsidiado se le ponga un tope a su consumo. Aunque se invoque el ahorro de energía, el verdadero propósito es reducir un poco más los subsidios, el ahorro o uso racional ocurrirá cuando todos los usuarios, con excepción de aquellos que realmente no puedan, paguen la tarifa plena, como ocurre en todos los países y como ocurrió en el nuestro hasta 2003. Por supuesto que hacer lo que corresponde requiere de un nuevo esfuerzo de los usuarios de los servicios y lleva implícito un elevado costo político que deberán asumir quien llevó al sector a la actual situación, el actual gobierno.
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