Santoral del 3 de abril: San Ricardo de Wyche, quién fue y por qué se le celebra hoy

La lista los santos y mártires para que sepas a quiénes debes felicitar en un día como hoy

Guardar
Majestuosidad de santos católicos en
Majestuosidad de santos católicos en el arte barroco de vidrieras en catedrales. Todos los días hay una celebración onomástica. (Imagen ilustrativa Infobae)

Hace décadas, incluso podría hablarse de siglos, los padres solían asignar el nombre de pila a sus hijos acorde a la festividad de los santos de ese día, incluso entre católicos y ortodoxos aún se conserva la costumbre de felicitar a las personas en el día de su santo. No en vano en las famosas “Mañanitas” hay una estrofa que dice: “Hoy por ser día de tu santo te las cantamos aquí…”.

El onomástico hace alusión día en que se festeja algún santo, aunque es común que mucha gente lo use como sinónimo de cumpleaños, lo cual es erróneo, pues al hablar de él sólo se alude al listado de los nombres del santoral.

Como se indica en el calendario santoral, hoy también se conmemora a las mujeres y hombres que destacaron por tener conexiones especiales con las divinidades, que hicieron buenas acciones por el prójimo y que tenían una elevada ética y moral, motivos que los llevaron a ser canonizados o beatificados y formar parte del santoral.

Este es el santoral del jueves 3 de abril.

Celebración del día: San Ricardo de Wyche

En Chichester, en Inglaterra, san Ricardo, obispo, que, desterrado por el rey Enrique III y restituido después en la sede, se mostró generoso en ayudar a los pobres.

A los 55 años, Ricardo de Wyche falleció en una casa-asilo llamada “Mas-Dieu”, destinada a sacerdotes pobres y peregrinos. Durante su vida, marcada por la austeridad y la firmeza en sus convicciones, su misión estuvo definida por combatir las injusticias, los abusos de poder y los vicios de su tiempo.

Nacido en Wyche, a finales del siglo XII, creció en un hogar humilde de labradores. Su infancia, rodeada de privaciones, lo moldeó para enfrentarse más tarde con entereza al lujo y la prosperidad que caracterizaban a ciertos sectores religiosos y a la nobleza de la época. Mientras los obispos vivían como “lores” y los monjes disfrutaban de privilegios, las clases bajas sufrían la pobreza, la ignorancia y la superstición. Ricardo, marcado por la austeridad familiar, mostró desde joven una actitud inflexible ante la injusticia, la inmoralidad y la avaricia, cualidades que más tarde lo distanciarían de los poderosos.

Ricardo estudió en Oxford, donde, bajo la enseñanza de franciscanos y dominicos, enfrentó hambre y frío por la falta de recursos. Posteriormente, pasó un breve periodo en París antes de regresar a Oxford y graduarse en Artes. Su formación continuó en Bolonia, donde se dedicó durante siete años al estudio de los cánones, equivalente a la actual carrera de Derecho. A su regreso a Inglaterra, fue nombrado canciller de la Universidad de Oxford y, más tarde, del arzobispado de Canterbury y de Lincoln. También ejerció la docencia en Orleáns durante dos años, etapa en la que se ordenó sacerdote.

En 1245, tras la muerte del obispo Ralph Neville, el arzobispo de Canterbury designó a Ricardo obispo de Chichester. Sin embargo, su nombramiento encontró la férrea oposición del rey Enrique III, quien buscaba administrar los beneficios eclesiásticos vacantes y prefería designar a su candidato, Roberto Passelewe, en beneficio del erario real. Según Catholic.net, el papa Inocencio IV, que presidía por entonces el Concilio de Lyon, intervino para confirmar la designación de Ricardo y lo consagró personalmente el 5 de marzo del mismo año, lo que intensificó el conflicto.

El ambiente político de la época estaba marcado por el declive del prestigio papal desde la caída de la Casa de Hohenstaufen y por la tensión entre Inglaterra y Francia. Este contexto fomentó un creciente nacionalismo inglés, resistencia a la autoridad papal y rechazo a decisiones provenientes de Roma. Ricardo, convertido en obispo misionero, enfrentó restricciones impuestas por el rey para ejercer su cargo. Se le prohibió residir en el palacio episcopal, recibir apoyo económico o encontrar refugio, lo que lo dejó recorriendo su diócesis a pie, sin séquito, catequizando en comunidades de pescadores y compartiendo alimento con los más humildes, acción que era inusual y controvertida para un obispo de su tiempo.

Durante los ocho años de su episcopado, Ricardo no sucumbió a presiones externas. Reunió a su cabildo reiteradamente para establecer constituciones que definieran una praxis pastoral más alineada con los principios evangélicos. Condenó con energía los abusos de poder, el nepotismo y la arbitrariedad, posicionándose firmemente a favor de los derechos y la moral cristiana.

Junto a este personaje hay otros santos y mártires a los que también se les celebra este jueves 3 de abril como los siguientes:

San Juan de Nápoles (s. V)

Beato Pedro Eduardo Dankowski (s. XX)

San Nicetas de Medicio (s. IX)

Beato Juan de Pina (s. XIII)

San Luis Scrosoppi (s. XIX)

San Ulpiano de Tiro (s. IV)

San José Himnógrafo (s. IX)

San Sixto I papa (s. II)

San Papo de Tomis (s. IV)

San Cresto de Tomis (s. IV)

Beato Roberto Middleton (s. XVII)

Beato Turstano Hunt (s. XVII)

Cuántos santos hay en la Iglesia Católica

Canonización del cura José Gabriel
Canonización del cura José Gabriel Brochero. (Reuters/Tony Gentile)

El santoral es el conjunto de personas (mujeres y hombres) que son veneradas por la Iglesia al ser proclamados como santos o beatos en una fecha determinada en el calendario.

En el trayecto hacia la canonización hay cuatro pasos: el primero es ser nombrado como siervo de Dios, el segundo es ser venerable; el tercer paso es ser beato y, finalmente, el cuarto paso es ser santo.

La beatificación sólo la pueden lograr los fieles que hayan fallecido con fama de ser santos en diversos sitios y este proceso se puede llevar a cabo de dos formas: a través de una causa de virtudes heroicas y la segunda es el martirio, es decir, si la persona murió a causa de su fe.

Por otro lado, el proceso para convertirse en santo implica sumar el nombre de la persona santificada en el canon (lista de santos reconocidos) y con ello se permite que la comunidad creyente le rinda culto público y universal, en tanto, se le asigna una fiesta litúrgica, se le dedican altares, capillas y se reconoce su poder para interceder ante Dios.

Aunque la Iglesia no ha dado una cifra exacta, se cree que actualmente habría hasta nueve mil santos reconocidos. De acuerdo con el Martirologio Romano, actualizado en el 2005, la Iglesia Católica cuenta con al menos siete mil santos, aunque no se cuenta a los mártires, por lo que muchos piensan que incluso la cifra podría llegar a las 20 mil personas.

En la historia reciente, el Papa Juan Pablo II logró canonizar a 388 santos, mientras que el papa Francisco ha batido todos los récords luego de que al día de hoy ha canonizado a 898 santos, 800 de ellos al mismo tiempo.