Hipertensión pulmonar: causas, síntomas y tratamiento

Dependiendo el tipo de síntoma que se presente, se puede conocer el nivel de gravedad de un padecimiento

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Existen distintos métodos para diagnosticar
Existen distintos métodos para diagnosticar esta enfermedad (Infobae/Jovani Pérez)

La hipertensión pulmonar es un tipo de presión arterial alta que afecta a las arterias de los pulmones y al lado derecho del corazón.

En una forma de hipertensión pulmonar, llamada hipertensión arterial pulmonar, los vasos sanguíneos de los pulmones se estrechan, bloquean o destruyen. El daño ralentiza el flujo sanguíneo a través de los pulmones y aumenta la presión arterial en las arterias de los pulmones. El corazón debe hacer un esfuerzo mayor para bombear sangre a través de los pulmones. Con el tiempo, el esfuerzo adicional hace que el músculo cardíaco se debilite y falle.

En algunas personas, la hipertensión pulmonar empeora lentamente y puede poner en riesgo la vida. Aunque no existe cura para algunos tipos de hipertensión pulmonar, el tratamiento puede ayudar a reducir los síntomas y mejorar la calidad de vida.

Síntomas

Los signos y síntomas de la hipertensión pulmonar se desarrollan lentamente. Es posible que no los notes durante meses o incluso años. Los síntomas empeoran a medida que la enfermedad progresa.

Los signos y síntomas de la hipertensión pulmonar incluyen los siguientes:

Color azulado en los labios y la piel (cianosis)

Presión o dolor en el pecho

Mareos o desmayos (síncope)

Pulso rápido o latidos fuertes del corazón (palpitaciones)

Fatiga

Falta de aire (disnea), inicialmente mientras haces ejercicio y con el tiempo mientras estás en reposo

Hinchazón (edema) en los tobillos, las piernas y, con el tiempo, en el área del vientre (abdomen)

 Ante cualquier malestar lo
Ante cualquier malestar lo mejor es acudir al médico (Getty Images)

La hipertensión pulmonar se diagnostica con mayor frecuencia en personas de entre 30 a 60 años. Envejecer puede aumentar el riesgo de desarrollar hipertensión pulmonar del grupo 1, llamada hipertensión arterial pulmonar. Sin embargo, la hipertensión arterial pulmonar por causa desconocida ( hipertensión arterial pulmonar idiopática) es más común en adultos jóvenes.

Entre los otros factores que pueden aumentar el riesgo de desarrollar hipertensión pulmonar se incluyen los siguientes:

Antecedentes familiares de esta afección

Sobrepeso

Trastornos de coagulación de la sangre o antecedentes familiares de coágulos sanguíneos en los pulmones

Exposición al asbesto

Enfermedad cardíaca congénita

Vivir en una zona de gran altitud

Consumo de ciertos fármacos, como medicamentos para bajar de peso y drogas ilícitas, como cocaína o anfetaminas

Uso de inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, utilizados para tratar la depresión y la ansiedad

Diagnóstico

Es difícil diagnosticar la hipertensión pulmonar de manera precoz debido a que no se suele detectar en un examen físico de rutina. Incluso cuando la hipertensión pulmonar está más avanzada, los signos y síntomas son similares a los de otras afecciones cardíacas y pulmonares.

Para diagnosticar hipertensión pulmonar, el proveedor de atención médica te hará un examen físico y revisará tus síntomas. Es probable que te hagan preguntas acerca de tus antecedentes familiares y médicos.

Las pruebas de sangre y las pruebas por imágenes realizadas para ayudar a diagnosticar la hipertensión pulmonar pueden incluir las siguientes:

Análisis de sangre. Los análisis de sangre pueden ayudar a determinar la causa de la hipertensión pulmonar o detectar signos de complicaciones.

Radiografía de tórax. Una radiografía de tórax genera imágenes del corazón, los pulmones y el tórax. Puede usarse para comprobar si existen otras afecciones pulmonares que puedan causar hipertensión pulmonar.

Electrocardiograma. Esta prueba sencilla registra la actividad eléctrica del corazón. Puede detectar cambios en los latidos del corazón. Los patrones que se observan en un electrocardiograma pueden revelar signos de agrandamiento o distensión del ventrículo derecho.

Ecocardiograma. Las ondas sonoras se utilizan para generar imágenes en movimiento del corazón latiendo. Un ecocardiograma permite observar el flujo de sangre por el corazón. Esta prueba puede hacerse para ayudar a diagnosticar hipertensión pulmonar o para determinar la eficacia de los tratamientos.

A veces, se realiza un ecocardiograma mientras se hace ejercicio en una bicicleta fija o en una cinta de correr para saber cómo la actividad afecta el corazón. Si te sometes a esta prueba, es posible que te pidan que lleves una mascarilla que comprueba si el corazón y los pulmones usan el oxígeno y el dióxido de carbono de manera correcta.

Cateterismo cardíaco derecho. Si un ecocardiograma revela hipertensión pulmonar, es probable que se realice un cateterismo cardíaco derecho para confirmar el diagnóstico.

Durante este procedimiento, un cardiólogo coloca una sonda fina y flexible (catéter) en un vaso sanguíneo, generalmente en la ingle. El catéter se guía suavemente hacia la cavidad inferior derecha del corazón (ventrículo derecho) y la arteria pulmonar. De esta manera, el cardiólogo puede medir la presión arterial en las principales arterias pulmonares y el ventrículo derecho.

Es posible que se realicen otras pruebas para verificar el estado de los pulmones y las arterias pulmonares y para determinar la causa de la hipertensión pulmonar:

Tomografía computarizada. Esta prueba por imágenes toma una serie de radiografías para generar imágenes transversales de los huesos, los vasos sanguíneos y los tejidos blandos del interior del cuerpo. Se puede inyectar un tinte (contraste) en una vena para que los vasos sanguíneos se vean más claramente en las imágenes.

Una tomografía computarizada del corazón (cardíaca) permite observar el tamaño del corazón y cualquier obstrucción en las arterias pulmonares. Puede ayudar a diagnosticar enfermedades pulmonares que podrían provocar hipertensión pulmonar, como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) o la fibrosis pulmonar.

Resonancia magnética. En esta prueba, se utilizan campos magnéticos y ondas de radio para generar imágenes detalladas del corazón. Permite observar el flujo sanguíneo en las arterias pulmonares y determinar si la cavidad inferior derecha del corazón (ventrículo derecho) funciona correctamente.

Prueba de la función pulmonar. Esta prueba no invasiva mide cuánto aire pueden retener los pulmones y el aire que entra y sale de estos. La prueba consiste en soplar con un instrumento denominado espirómetro.

Estudio del sueño (polisomnografía). Un estudio del sueño mide la actividad cerebral, la frecuencia cardíaca, la presión arterial, los niveles de oxígeno y otros factores durante el sueño. Puede ayudar a diagnosticar apnea obstructiva del sueño, que puede causar hipertensión pulmonar.

Exploración de ventilación y perfusión. En esta prueba, se administra un trazador radiactivo por vía intravenosa . El trazador muestra el flujo sanguíneo y el flujo de aire a los pulmones. Esta exploración de ventilación y perfusión puede usarse para determinar si los coágulos sanguíneos causan los síntomas de la hipertensión pulmonar.

Biopsia abierta de pulmón. En muy pocas ocasiones, puede hacerse una biopsia abierta de pulmón para comprobar una posible causa de hipertensión pulmonar. Una biopsia abierta de pulmón es un tipo de cirugía en la que se extrae una muestra pequeña de tejido de los pulmones.


Pruebas genéticas


Si un familiar ha tenido hipertensión pulmonar, se puede recomendar el examen de detección de genes relacionados con la enfermedad. Si el resultado de tu prueba es positivo, el proveedor de atención médica podría recomendar realizar exámenes de detección a otros familiares.


Clasificación funcional de la hipertensión pulmonar


Una vez que se confirma el diagnóstico de hipertensión pulmonar, la afección se clasifica según la manera en que los síntomas te afectan a ti y afectan tu capacidad de hacer las tareas cotidianas.

 Cada enfermedad tiene uno
Cada enfermedad tiene uno o varios tratamientos que seguir para combatirla (Shutterstock)

La hipertensión pulmonar no tiene cura, pero existe un tratamiento que ayuda a mejorar los signos y síntomas y a disminuir la evolución de la enfermedad.

A menudo, se requiere un poco de tiempo para encontrar el tratamiento más adecuado para la hipertensión pulmonar. Los tratamientos a menudo son complejos y requieren una atención médica extensa de seguimiento.

Cuando la causa de la hipertensión pulmonar es otra afección, siempre que sea posible se tratará la causa subyacente.


Medicamentos


Existen medicamentos para ayudar a aliviar los síntomas de la hipertensión pulmonar y retardar el avance de la enfermedad.

Entre los medicamentos que se pueden recetar para tratar los síntomas o las complicaciones de la hipertensión pulmonar se encuentran los siguientes:

Dilatadores de los vasos sanguíneos (vasodilatadores). Este tipo de medicamento relaja y abre los vasos sanguíneos estrechos para mejorar el flujo sanguíneo. Los vasodilatadores pueden tomarse por vía oral, inhalarse, inyectarse o administrarse por vía intravenosa . Un vasodilatador recetado comúnmente para la hipertensión pulmonar es el epoprostenol (Flolan, Veletri).

Este fármaco fluye continuamente a través de una vía intravenosa conectada a una pequeña bomba, que se lleva en una mochila pequeña, en el cinturón o en el hombro. Los posibles efectos secundarios del epoprostenol comprenden dolor de mandíbula, náuseas, diarrea, calambres en las piernas y dolor e infección en el sitio de la vía intravenosa .

Otros tipos de vasodilatadores, como el treprostinil (Tyvaso, Remodulin, Orenitram), pueden inhalarse, inyectarse o tomarse por vía oral. El fármaco iloprost (Ventavis) se administra mientras se respira a través de un nebulizador, una máquina que vaporiza el medicamento.

Los efectos secundarios asociados al treprostinil comprenden dolor en el pecho, a menudo con dolor de cabeza y náuseas y falta de aliento. Los posibles efectos secundarios del iloprost incluyen dolor de cabeza, náuseas y diarrea.

Estimuladores de la guanilato ciclasa. Este tipo de medicamento aumenta el óxido nítrico en el organismo, lo que relaja las arterias pulmonares y reduce la presión en los pulmones. Los estimuladores de la guanilato ciclasa incluyen el riociguat (Adempas). Algunos efectos secundarios incluyen náuseas, mareos y desmayos. No debe tomar estimuladores de la guanilato ciclasa si está embarazada.

Medicamentos para ensanchar los vasos sanguíneos. Los medicamentos conocidos como antagonistas de los receptores de endotelina revierten el efecto de una sustancia que se encuentran en las paredes de los vasos sanguíneos y que los hace estrecharse. Dichos fármacos incluyen bosentán (Tracleer), macitentán (Opsumit) y ambrisentán (Letairis). Estos medicamentos pueden mejorar tu nivel de energía y tus síntomas. Sin embargo, pueden dañar el hígado. Es posible que te hagan análisis de sangre todos los meses para evaluar el funcionamiento del hígado. No tomes estos medicamentos durante el embarazo.

Medicamentos para aumentar el flujo sanguíneo. Para aumentar el flujo sanguíneo a los pulmones, se pueden usar unos medicamentos denominados inhibidores de la fosfodiesterasa 5 (PDE5). Estos medicamentos también se usan para tratar la disfunción eréctil. Incluyen el sildenafilo (Revatio, Viagra) y el tadalafilo (Adcirca, Cialis, Alyq).

Dosis alta de bloqueadores de los canales de calcio. Estos fármacos ayudan a relajar los músculos en las paredes de los vasos sanguíneos. Algunos de estos son el amlodipino (Norvasc), el diltiazem (Cardizem, Tiazac y otros) y el nifedipino (Procardia). Si bien los bloqueadores de los canales de calcio pueden ser eficaces, solo una pequeña cantidad de personas con hipertensión pulmonar mejora al tomarlos.

Anticoagulantes. Para ayudar a prevenir los coágulos de sangre se puede recetar warfarina (Jantoven). Los anticoagulantes aumentan el riesgo de sangrado, sobre todo en quienes se someten a una cirugía o a un procedimiento invasivo. Si tomas anticoagulantes, tendrás que hacerte análisis de sangre de vez en cuando para ver si el medicamento funciona como debería. No dejes de tomar los anticoagulantes sin consultar primero al proveedor de atención médica.

Muchos otros fármacos, suplementos a base de hierbas y alimentos pueden interactuar con la warfarina. Infórmale siempre al proveedor de atención médica acerca de tu alimentación y de los medicamentos que tomas, incluidos los que compras sin receta médica.

Digoxina (Lanoxin). Este medicamento puede ayudar a que el corazón lata más fuerte y bombee más sangre. Puede ayudar a controlar los latidos irregulares del corazón (arritmias).

Diuréticos. Estos medicamentos ayudan a los riñones a eliminar el exceso de líquido del cuerpo. Esto reduce la cantidad de trabajo que tiene que hacer el corazón. También pueden utilizarse diuréticos para reducir la acumulación de líquido en los pulmones, las piernas y el abdomen.

Oxigenoterapia. A veces, se recomienda respirar oxígeno puro como tratamiento de la hipertensión pulmonar, especialmente para quienes viven a gran altura o tienen apnea del sueño. Puede ser necesaria la oxigenoterapia continua.


Cirugía y otros procedimientos


Si los medicamentos no ayudan a controlar los signos y síntomas de la hipertensión pulmonar, puede recomendarse la cirugía. Entre las cirugías para tratar la hipertensión pulmonar se encuentran las siguientes:

Septostomía auricular. Se puede recomendar esta cirugía a corazón abierto si los medicamentos no controlan los signos y síntomas de la hipertensión pulmonar. En una septostomía auricular, un cirujano crea una abertura entre las cavidades superiores izquierda y derecha del corazón (aurículas) para aliviar la presión del lado derecho del corazón. Entre las posibles complicaciones se encuentran los problemas de ritmo cardíaco (arritmias).

Trasplante de pulmón o de corazón y pulmón. A veces, podría recomendarse un trasplante de pulmón o de corazón y pulmón, en especial, para las personas más jóvenes que tienen hipertensión arterial pulmonar idiopática.

Los riesgos más importantes de cualquier tipo de trasplante comprenden el rechazo del órgano trasplantado o una infección grave. Se deben tomar medicamentos inmunosupresores de por vida para ayudar a reducir las posibilidades de rechazo.