El riesgo invisible que amenaza a la logística de granos y al comercio exterior argentino

El INTA alerta que la mezcla involuntaria de cultivos durante el transporte y el almacenamiento impacta en la trazabilidad, eleva riesgos operativos y puede afectar la competitividad del comercio exterior

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Especialistas del INTA advierten que
Especialistas del INTA advierten que la presencia de trazas de cultivos no declarados, incluso en cantidades mínimas, puede activar alertas sanitarias en destino, especialmente cuando se trata de granos con potencial alergénico (Foto: Shutterstock)

La logística de granos enfrenta un desafío silencioso pero creciente que ya no se limita a la producción primaria y comienza a impactar de lleno en el transporte de cargas, el almacenamiento y el comercio exterior.

Se trata del “commingling”, la mezcla involuntaria de distintos cultivos durante la cosecha, el traslado o la guarda, un fenómeno que puede generar rechazos de exportaciones, pérdidas económicas y fricciones en las cadenas de suministro.

Especialistas del INTA advierten que la presencia de trazas de cultivos no declarados, incluso en cantidades mínimas, puede activar alertas sanitarias en destino, especialmente cuando se trata de granos con potencial alergénico como maní, soja o trigo. En mercados cada vez más exigentes en materia de trazabilidad, esta problemática se convierte en un riesgo logístico de alto impacto.

El problema no se origina únicamente en el lote. Por el contrario, buena parte de los episodios de mezcla se producen durante etapas críticas de la operatoria logística, como el uso compartido de maquinaria, el transporte en camiones o tolvas previamente utilizadas con otro cultivo, y el almacenamiento en silos o centros de acopio sin protocolos de segregación adecuados.

Desde el organismo técnico remarcan que la eliminación total del riesgo es prácticamente imposible, pero sí es factible reducirlo de manera significativa mediante una gestión logística más rigurosa. “La clave no está en la tolerancia cero, sino en una administración basada en la ciencia, la capacitación y los procedimientos”, señalan los especialistas.

Transporte de cargas: un eslabón crítico

El transporte terrestre de granos aparece como uno de los puntos más sensibles dentro de la cadena. Camiones, tolvas y equipos que operan con diferentes cultivos a lo largo de una campaña pueden convertirse en vectores involuntarios de contaminación cruzada si no se aplican protocolos de limpieza exhaustivos y controles sistemáticos antes de cada carga.

La situación se agrava en contextos de alta rotación de flota o en esquemas donde los mismos vehículos abastecen múltiples destinos y productos. En estos casos, la falta de procedimientos estandarizados incrementa el riesgo de mezclas no deseadas, con consecuencias que suelen manifestarse recién en la etapa final de la cadena, cuando la mercadería ya fue exportada.

Para los especialistas, este escenario obliga a repensar el rol del transportista y del operador logístico, que dejan de ser actores meramente operativos para convertirse en piezas clave en la gestión de calidad del comercio agroindustrial.

La meta es alinear la
La meta es alinear la logística local con estándares globales, evitando interpretaciones arbitrarias que penalicen a las exportaciones (Foto: Shutterstock)

Almacenamiento, segregación y trazabilidad

Otro punto crítico es el almacenamiento. Silos, depósitos y contenedores deben operar bajo criterios estrictos de segregación de cargas, evitando el cruce de granos de distintas campañas o cultivos. La coexistencia de productos con distintos destinos comerciales o sanitarios exige una planificación logística más precisa y una trazabilidad que permita identificar cada etapa del proceso.

El INTA remarca la necesidad de que los protocolos no se limiten a los grandes nodos de acopio, sino que alcancen a toda la red logística, incluyendo plantas intermedias y centros de transferencia. En un entorno donde los mercados demandan información clara y verificable, la logística se convierte en una condición habilitante para exportar.

Impacto comercial y riesgo exportador

El alcance del commingling trasciende lo operativo y se proyecta directamente sobre el plano comercial. Cargas que no cumplen con los estándares de destino pueden ser rechazadas, reprocesadas o desvalorizadas, generando pérdidas que afectan a toda la cadena, desde el productor hasta el exportador.

En mercados con regulaciones estrictas sobre alérgenos y rotulado, una falla logística puede significar la diferencia entre concretar una operación o perderla. Por eso, la problemática se vincula de manera directa con la competitividad exportadora y con la reputación del país como proveedor confiable de alimentos.

En este sentido, el INTA trabaja junto a organismos internacionales en la definición de umbrales de referencia y métodos analíticos que permitan establecer criterios objetivos para el comercio. La meta es alinear la logística local con estándares globales, evitando interpretaciones arbitrarias que penalicen a las exportaciones.

Capacitación y gestión como ejes centrales

Más allá de la infraestructura, los especialistas coinciden en que el factor humano es determinante. La capacitación transversal de productores, transportistas, operadores logísticos y responsables de almacenamiento resulta clave para reducir riesgos y mejorar la gestión integral de la cadena.

Asumir que la mezcla de cultivos es un fenómeno inherente a la producción primaria permite abordar el problema desde una lógica realista. La logística, en este contexto, deja de ser un mero soporte para convertirse en un activo estratégico, capaz de proteger valor, evitar pérdidas y sostener la inserción del agro argentino en los mercados internacionales.