Tecnología cripto y eficiencia global: las claves que redefinen operaciones logísticas

Manuel Beaudroit, fundador y CEO de una billetera digital, explica cómo la digitalización financiera impulsa procesos más ágiles en comercio exterior

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Manuel Beaudroit es fundador y
Manuel Beaudroit es fundador y CEO de una billetera digital (Foto: Movant Connection)

Al referirse al presente del ecosistema digital, Manuel comenta que “el futuro de Argentina pasa por cómo nos conectamos con el mundo”. En esta entrevista, profundiza en las tendencias que hoy cruzan tecnología, logística y comercio exterior, y explica por qué la digitalización financiera ya es una pieza clave para operar con mayor eficiencia global.

¿Cómo describís la actualidad del mundo fintech y las billeteras digitales en Argentina?

La actualidad es hipercompetitiva. Es un paraguas enorme que reúne a muchos jugadores que van por el mismo mercado. La clave está en combinar funcionalidades para llegar a nichos bien específicos, algo que antes no pasaba en el sistema financiero tradicional, donde todo se centralizaba en un solo tipo de entidad.

Hoy tenés empresas que se especializan en usuarios que hacen determinada actividad y otras en públicos completamente distintos. También hay una regulación más clara, que permite más desarrollo y seguridad, lo cual invita a que haya inversión. Y, al mismo tiempo, se empiezan a desdibujar las fronteras: antes un proveedor operaba en un solo país, y hoy podés dar servicio en más de una docena de mercados gracias a la tecnología. Esa escala es uno de los grandes desafíos y oportunidades.

Para quienes todavía no están metidos en cripto, ¿qué recomendaciones darías?

Primero, educarse. Leer, aprender, entender el tema. Hoy hay una enorme cantidad de información disponible y organizaciones que curan contenido. Ese es el punto de partida.

Segundo, empezar de a poco. Si tu experiencia de inversión es solo poner plata en una billetera tradicional que da rendimiento, esto es un paso adicional en términos de riesgo y beneficio. La clave es probar de manera gradual hasta ganar experiencia.

Y tercero, diversificar. No poner todos los huevos en la misma canasta. Las inversiones de alto riesgo tienen volatilidad, y la mejor forma de encararlo es con paciencia. No existen rendimientos garantizados del 10% diario. Eso es falso. Lo que funciona es el trabajo constante y el largo plazo.

¿Cuáles son los principales mitos que detectás en el ecosistema cripto?

Hay mucha gente desesperada por dinero que cae en la idea de que puede duplicarlo en una semana. Nadie que trabaje profesionalmente te puede asegurar algo así. Incluso el 99% de quienes operan instrumentos financieros pierden plata la mayoría de las veces y ganan en pocas. Lo importante es el promedio.

Ese “shortcut” para hacerse rico de un día para otro no existe. Todo lo contrario: lo que te salva es trabajar todos los días y aprovechar el efecto compuesto de tus acciones.

¿Qué tendencias del futuro ves en el mundo cripto?

Hay una tendencia fuerte en los activos del mundo real, que son representaciones digitales de bienes físicos. Se tokeniza soja, monedas, acciones, bonos, índices, incluso contratos. Eso te da más certeza, más trazabilidad y la posibilidad de operar 24/7.

En mercados tradicionales tenés horarios acotados, pero un activo tokenizado puede operar todo el día, todos los días. Eso abre oportunidades y hace que sea más fácil para cualquier persona acceder a nuevos activos sin depender de intermediarios pesados. Esta tendencia va a penetrar en todos los sectores de la economía.

¿Cómo puede impactar este nuevo mundo digital en logística y comercio exterior?

Impacta directamente. Una de las claves tiene que ver con el tiempo. Hoy, si querés cerrar un cambio, lo hacés dentro del horario bancario. Con monedas estables, que representan un dólar digital, podés hacerlo 24/7 los 365 días del año. Eso da flexibilidad para cerrar pagos, para coordinar envíos y para dinamizar procesos que dependen del flujo de dinero.

Además, un solo pago puede dispersarse a millones de personas al mismo tiempo o programarse para ejecutarse si se cumplen ciertas condiciones: por ejemplo, cuando un buque llega a puerto. La tecnología reduce intermediarios, permite mayor eficiencia, baja costos y mejora márgenes.

También mejora la certeza operativa. Hace unos años hubo un piloto donde se tokenizaban contratos de comercio exterior para saber con exactitud dónde estaba un cargamento, quién debía aprobarlo y qué paso seguía. Ese nivel de trazabilidad puede reducir costos de seguros, evitar errores y transformar el ciclo completo de una operación internacional.

Al referirse al mundo fintech,
Al referirse al mundo fintech, Manuel comenta que "en mercados tradicionales tenés horarios acotados, pero un activo tokenizado puede operar todo el día, todos los días" (Imagen: Shutterstock)

¿Cómo imaginás la relación entre tecnología, biología y logística?

Para mí la tecnología siempre está inspirada en la naturaleza. Cuando entendés cómo funciona una célula, cómo se transporta la glucosa o cómo se mueven las proteínas, ves sistemas que son pura tecnología creada por la evolución.

Muchos conceptos del mundo tech vuelven a esos “first principles”, a lo básico. Y logística tiene mucho de eso: mover materia, coordinar tiempos, asegurar que algo llegue en el estado correcto. La innovación ayuda a simplificar, pero también hay que saber cuándo es útil y cuándo se convierte en pura infoxicación.

¿Cómo percibís hoy el rol del talento argentino en la economía digital?

Argentina es un gran referente en exportación de conocimiento. En un foro reciente, muchos inversores hablaban de la materia gris argentina. Hay profesionales formados y también autodidactas que generan valor desde la escasez.

Somos muy buscados en Estados Unidos, y hay toda una economía de freelancers y contractors que trabajan para el exterior. Lo que nos diferencia es la creatividad y esa capacidad de “atarlos con alambre”, que yo lo veo como un “MVP” permanente. Lo que tenemos que mejorar es cómo escalar eso de manera eficiente.

El futuro de Argentina pasa por cómo nos conectamos con el mundo. Exportar más, importar más para crecer y entender que cada persona es parte de un engranaje global. Ya sea exportando una tonelada de soja o una tonelada de líneas de código, lo que nos va a hacer crecer es abrirnos, viajar, conocer nuevas culturas y ampliar nuestra mirada. Las oportunidades están ahí. Hay que trabajar para capturarlas.