Pensar la logística nacional como política pública

Julieta Daffonchio, directora ejecutiva de la Federación Argentina de Entidades de Transporte y Logística, reflexiona sobre el papel del sector en la competitividad nacional y la necesidad de una mirada integral

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Julieta Daffonchio es directora ejecutiva
Julieta Daffonchio es directora ejecutiva de la Federación Argentina de Entidades de Transporte y Logística (FAETyL) (Foto: Movant Connection)

Para Julieta, en Argentina “necesitamos políticas públicas integradas que piensen la logística como sistema nacional, no como una suma de jurisdicciones”. Desde su experiencia en gestión pública y gremial, plantea una visión del transporte como política estructural que garantiza orden, competitividad y confianza social.

¿Qué te llevó, siendo politóloga, a involucrarte en el mundo del transporte y la logística?

Desde la ciencia política uno puede terminar en cualquier lado, y a mí me tocó en transporte y logística. Me apasionó enseguida porque es un sector que transforma la vida cotidiana de las personas. Empecé en el Ministerio de Transporte, luego trabajé en Ferrocarriles Argentinos y hoy soy directora ejecutiva de la Federación.

La ciencia política y la logística tienen más en común de lo que parece. Ambas son estructuras invisibles que garantizan orden y confianza: nadie las ve cuando funcionan, pero todos las notan cuando fallan. Además, creo que las ciencias sociales tienen mucho para aportar al sector, entendiendo que la logística no es solo infraestructura, sino un ecosistema que genera competitividad, eficiencia e inclusión.

¿Qué aprendizajes te dejó tu paso por la gestión pública?

Muchas veces se asocia la política pública con gasto o subsidio, y creo que es mucho más que eso. El Estado tiene la capacidad de convocar a actores, generar metas y crear el entorno propicio para que cada uno cumpla su rol: empresarios, trabajadores y sociedad.

Uno de los grandes desafíos es lograr coherencia entre los distintos niveles de gobierno. Argentina es un país federal con 24 provincias y más de 2.000 municipios, cada uno con sus propias normas. Esa fragmentación genera ineficiencia y costos adicionales. Necesitamos políticas públicas integradas que piensen la logística como sistema nacional, no como una suma de jurisdicciones.

¿Qué políticas son prioritarias hoy para el transporte y la logística?

Trabajamos sobre cuatro ejes principales. El primero es un marco jurídico estable que potencie la actividad, que premie al que hace las cosas bien y combata la informalidad. El segundo, infraestructura: más rutas, vías multimodales y centros logísticos. El tercero es la transformación digital y la desburocratización, donde aún tenemos mucho por mejorar. Y el cuarto eje es el transporte sostenible, pensado desde la matriz energética argentina, sin copiar modelos externos sin adaptación.

¿Qué tecnologías creés que transformarán al sector en los próximos años?

La automatización y el Internet de las cosas ya están cambiando la operación logística. Hace poco estuve en Alemania y vi un nivel de robotización impresionante. En Argentina hay empresas muy avanzadas, pero otras que todavía necesitan acompañamiento.

Lo clave no es solo incorporar tecnología, sino crear las condiciones para que esa innovación sea posible: un marco regulatorio que incentive, financiamiento, y capacitación del talento humano.

La tecnología no sustituye a las personas. En los países más desarrollados, la automatización vino acompañada de formación y empleo calificado. Argentina tiene ese talento, pero necesita políticas que fomenten su desarrollo.

¿Cómo ves el futuro del transporte sostenible en Argentina?

El viaje a Alemania me dejó muchas reflexiones. Ellos tienen una política pública clara hacia la electromovilidad, pero enfrentan desafíos en el transporte de larga distancia. En Argentina, por nuestra geografía y matriz energética, debemos pensar alternativas como el gas o los biocombustibles. No se trata de copiar modelos, sino de construir uno propio.

También necesitamos que los centros de estudio participen más en el diseño de estas estrategias. Cada país debe definir cómo avanzar hacia una logística más sustentable según su realidad territorial y sus recursos.

¿Cuáles son tus objetivos al frente de la Federación?

Mis objetivos tienen que ver con la incidencia política y la coordinación entre cámaras con intereses diversos: operadores logísticos, correos, aguas y bebidas, caudales, saneamiento, couriers. Buscamos puntos comunes para impulsar una agenda conjunta y mostrar que el sector es eficiente, competitivo y clave para la economía argentina.

Al hablar sobre sustentabilidad y
Al hablar sobre sustentabilidad y electromovilidad, Julieta comenta que, en Argentina, "deberíamos pensar alternativas como el gas o los biocombustibles" (Foto: Shutterstock)

¿Cómo describirías al recurso humano logístico en Argentina?

Tenemos un capital humano muy valioso. Hay un déficit de choferes, sí, pero es un problema global. Lo importante es que contamos con talento, compromiso y capacidad de adaptación para afrontar esos desafíos.

¿Qué mensaje le darías a los jóvenes que quieren ingresar al sector?

Es un sector apasionante para quienes tienen inquietud por innovar. La logística necesita miradas nuevas, capacidad de adaptación y análisis global. Les diría que se animen, que miren lo que pasa afuera pero con la idea de adaptarlo a nuestra realidad.

También es fundamental tejer redes: el networking en este rubro es esencial. Hay que saber dialogar con empresarios, trabajadores, gobiernos y entidades financieras. La capacidad de construir consenso y pensar a largo plazo es una habilidad clave.

En síntesis, creo que el sistema logístico argentino es maduro, competitivo y resiliente. Lo demostró en la pandemia, cuando garantizó el abastecimiento y la distribución de insumos críticos. A veces se lo acusa injustamente de ineficiente, pero los datos muestran otra cosa: es un sector con capilaridad, talento y compromiso que tiene todo para acompañar el desarrollo del país.