Benjamín Gil, entrenador de la selección mexicana, confirmó este martes en conferencia de prensa que Randy Arozarena formará parte del equipo nacional que competirá en el Clásico Mundial de Béisbol 2026.
Actualmente, el jugador se desempeña con los Marineros de Seattle, donde en su última temporada registró un promedio de bateo de .238, conectó 27 jonrones, impulsó 76 carreras y robó 31 bases, siendo pieza fundamental para su equipo llegara a la final de la Liga Americana.
Además, el recuerdo del desempeño de Arozarena en el Clásico Mundial de Béisbol 2023 sigue fresco en la memoria de los aficionados al ser una pieza fundamental, tanto a la ofensiva como a la defensiva, para que México avanzara hasta las semifinales del torneo.
La Federación Mexicana de Béisbol anunció que esta es la primera fase en la conformación del roster rumbo al Clásico Mundial de Béisbol 2026, con la meta de superar el desempeño alcanzado en la edición de 2023, donde se quedaron a una entrada de vencer a Japón y avanzar a la final.
Infancia complicada en Cuba
Randy Arozarena nació en Arroyos de Mantua, un pequeño pueblo pesquero en Pinar del Río, Cuba, con una población menor a 4,000 habitantes. Ahí creció junto a sus dos hermanos en una infancia marcada por la escasez y la adversidad.
Aunque en su niñez prefería el fútbol, vio en el béisbol una oportunidad más sólida, dado el mayor reconocimiento y apoyo que recibían los peloteros en Cuba.
La tragedia tocó su vida temprano cuando perdió a su padre durante uno de sus primeros juegos, un momento que quedó grabado en su memoria.
“Mi papá me fue a ver a un juego de pelota que era a las siete de la noche. Mi papá se fue a las cinco para el campo, a ver el entrenamiento y el juego, y cuando llegó y yo ya iba para jugar esa noche, mi papá falleció ahí en la grada”, contó en entrevista para Fox Sports.
La travesía hacia el sueño de jugar en las grandes ligas
En 2015, Randy Arozarena emprendió un viaje en lancha a las tres de la mañana, escapando de Cuba con la esperanza de alcanzar el sueño americano. Como miles de cubanos que cada año emigran a Estados Unidos, enfrentó una travesía peligrosa y llena de incertidumbre.
“Es una travesía donde tienes que esconderte de la policía, y eso es lo de menos, porque te juegas la vida en el mar, sin saber si llegarás a la otra orilla. Eso es lo más difícil”, recordó en la entrevista.
Su llegada a México fue apoyada por algunos familiares que ya residían en Yucatán, lo cual facilitó su adaptación al nuevo país. Decidido a continuar con su carrera en el béisbol, comenzó a jugar en una liga local, donde pronto llamó la atención por su talento.
Su desempeño lo llevó a integrarse a la Liga Mexicana del Pacífico con los Toros de Tijuana, equipo ubicado en la frontera norte con Estados Unidos, quienes lo incorporaron a su academia.
Para 2016, Arozarena logró consolidarse en el primer equipo de los Toros. Posteriormente, fue contratado por los Mayos de Navojoa, en Sonora, donde adoptó una peculiar costumbre: usar botas de piel durante los calentamientos.
Randy Arozarena llevó consigo esa superstición a las Grandes Ligas cuando firmó con los St. Louis Cardinals. Inicialmente fue enviado a las Ligas Menores y tuvo un breve retorno cedido a Navojoa, pero en 2019 finalmente hizo su debut con el equipo grande.
A principios de 2020, los Cardinals lo traspasaron a los Tampa Bay Rays, donde su poder al bate fue clave para que el equipo avanzara a la Serie Mundial enfrentando a los Dodgers.
Aunque finalmente no lograron el campeonato, Arozarena destacó al ser nombrado Jugador Más Valioso (MVP) de las Finales de la Liga Americana.
Sus buenas actuaciones lo llevaron a cumplir su sueño de representar a México en una competencia internacional, ya que formó parte del equipo para el Clásico Mundial de Béisbol 2023, donde fue pieza clave para que el equipo lograra el tercer lugar.
