
El ícono de la lucha libre mexicana, El Hijo del Santo, confirmó oficialmente su retiro de los cuadriláteros, dejando claro que lo hará manteniendo intacta su máscara, símbolo de su legado. Tras 43 años de carrera, el enmascarado de plata anunció que su última lucha será el 13 de diciembre en el Palacio de los Deportes, en la Ciudad de México, cerrando una gira de despedida que ha recorrido los principales escenarios del país.
En conferencia de prensa, el luchador destacó:
“Las leyendas no se retiran, solo cambian de escenario. Esta no es una derrota, es mi último triunfo despedirme siendo yo mismo, fiel a mis ideales y con la máscara limpia”.
Con estas palabras, reafirmó su intención de preservar el misterio que lo ha caracterizado, diferenciándose de la trayectoria de su padre, quien en alguna ocasión mostró parte de su rostro en televisión.

El Hijo del Santo explicó que nunca tiene previsto quitarse la máscara en público:
“No está en mis planes, sería únicamente si yo llegara a perder la máscara arriba del ring, pero por lo pronto ya no hay ningún reto en puerta, así es que el Hijo del Santo se va con la máscara”.
Añadió que respetará la tradición y la mística de su personaje, asegurando que mantener la identidad en secreto es parte fundamental de su legado.

La gira de despedida se llevará a cabo en tres sedes principales: Monterrey (29 de noviembre, Domo Care), Guadalajara (6 de diciembre, Plaza de Toros Nuevo Progreso) y Ciudad de México (13 de diciembre, Palacio de los Deportes). En su última lucha estelar, compartirá el ring con Alberto el Patrón, L.A Park y Santo Jr., enfrentando a rivales históricos como Dr. Wagner Jr., Texano Jr., Ángel Blanco Jr. y Hijo de Fishman.
El enmascarado aclaró que su retiro no se debe a cansancio físico, sino al respeto por el público y por su propia carrera:
“Me voy con mi máscara, como lo mencioné aquí, mi máscara intacta y seguiré siendo el Hijo del Santo por algunos años más, pero en otros en otras cosas, en otras plataformas”.

De esta manera, asegura que seguirá participando en actividades relacionadas con la lucha libre, pero sin subirse al ring.
La decisión de no revelar su rostro se ha interpretado como un acto de respeto hacia la tradición de la lucha libre mexicana, donde la máscara simboliza honor, identidad y mística. A través de su retiro, El Hijo del Santo busca cerrar un ciclo de manera impecable, preservando el misterio que lo ha hecho una de las figuras más emblemáticas del deporte.
Con la cuenta regresiva iniciada, los aficionados se preparan para despedir a un ídolo que deja una huella imborrable, respetando la leyenda del Enmascarado de Plata, cuya máscara seguirá siendo un emblema de historia, respeto y autenticidad.


