
Eduardo Antonio dos Santos, conocido como Edu, falleció este viernes 3 de octubre a los 58 años de edad, la noticia la confirmó el Club América en su cuenta de X en la que lo reconoció como “leyenda del club”.
El exvolante brasileño fue figura en la década de los 90, autor de asistencias memorables y parte de títulos internacionales que marcaron época en el Estadio Azteca.
Ídolo también en el equipo brasileño Palmeiras y seleccionado con la verde amárela en la Copa América de 1987, Edu dejó huella en México, Chile, Japón y Ecuador.
Durante su etapa en el América, Edu se distinguió por su técnica depurada, visión de juego y capacidad para asistir con clase.
Su estilo elegante lo convirtió en uno de los extranjeros más queridos por la afición azulcrema, especialmente por su participación en partidos clave como el Clásico Nacional de 1991, donde protagonizó una asistencia de rabona que quedó en la memoria colectiva del Estadio Azteca.

La noticia generó reacciones inmediatas en Brasil y México. El club Palmeiras, donde Edu disputó más de 180 partidos y anotó 44 goles, lo despidió con un mensaje emotivo: “¡Descansa en paz, estrella!”, acompañado de una imagen conmemorativa.
En redes sociales, aficionados brasileños recordaron su paso por la selección nacional y su estilo elegante como volante ofensivo.
En México, uno de los primeros en pronunciarse fue Luis Roberto Alves “Zague”, compañero de Edu en el América: “Hoy se nos adelantó Eduardo Antonio dos Santos, el gran Edu (QEPD). Crack, compañero de muchísimas batallas, gran ser humano. Vuela alto querido ‘nenê’, como lo hiciste siempre de futbolista”, escribió en su cuenta de X.
Su mensaje fue replicado por periodistas, exjugadores y seguidores azulcremas que lo recuerdan como autor de una de las asistencias más icónicas en el Clásico Nacional.

El Club América lo reconoció como “leyenda del club” en su esquela oficial, destacando su papel en títulos internacionales y partidos memorables.
Su legado permanece en la memoria de quienes lo vieron jugar y en la historia de las Águilas, donde su nombre quedó ligado a una época de técnica, carisma y momentos inolvidables en el Estadio Azteca.
La partida de Edu deja un vacío en la memoria futbolística de dos países que lo vieron brillar. Más allá de los títulos y asistencias, su legado vive en cada aficionado que lo ovacionó en el Azteca, en cada compañero que lo recuerda con afecto, y en cada jugada que aún se comenta como símbolo de talento y elegancia.