
El debut de Cristian Samir Inda con el primer equipo de Chivas no solo dejó un gol y una victoria ante Necaxa en la Jornada 10 del Apertura 2025, también abrió una discusión sobre los límites institucionales en torno a la exposición de menores de edad a publicidad de casas de apuestas.
El jugador, con apenas 17 años, portó el uniforme oficial del club, el cual incluye patrocinio de una empresa de juegos de azar, lo que generó reacciones inmediatas en redes sociales y entre analistas deportivos.
La polémica se centró en si el club incumplió el Reglamento de Competencia de la Liga MX, que establece restricciones específicas para categorías juveniles como la Sub-17.
En dichas divisiones, está prohibido que los jugadores menores de edad porten uniformes con publicidad de bebidas alcohólicas o casas de apuestas.
Sin embargo, esta norma no aplica en la Primera División, por lo que, técnicamente, no habría una infracción formal en el caso de Inda.

A pesar de ello, el debate se ha intensificado por el componente ético del caso. Diversos usuarios y comentaristas han cuestionado si es adecuado que un menor de edad sea expuesto públicamente con ese tipo de patrocinio, aun cuando el reglamento lo permita en la categoría profesional.
Algunos clubes han optado por modificar sus uniformes en divisiones inferiores para evitar este tipo de situaciones, lo que ha generado comparaciones con la decisión de Chivas de mantener el diseño sin ajustes.
Hasta el momento, la Comisión Disciplinaria de la Liga MX no ha emitido una postura oficial sobre el caso. No obstante, fuentes cercanas al entorno arbitral señalan que no se prevé una sanción, dado que el jugador participó en una categoría donde la norma no establece restricciones por edad en cuanto a patrocinadores.
Aun así, el episodio ha reactivado la discusión sobre la responsabilidad institucional de los clubes frente a sus jugadores más jóvenes.

El caso de Samir Inda podría sentar un precedente en futuras revisiones del reglamento, especialmente si se considera que cada vez más futbolistas debutan a edades tempranas.
La exposición mediática y comercial de estos talentos juveniles plantea nuevos retos para las directivas, que deben equilibrar los intereses económicos con la protección de sus jugadores.
Más allá del marco legal, el episodio ha reactivado discusiones sobre el papel que desempeñan los clubes en la gestión de sus patrocinios cuando participan jugadores menores de edad.
Diversos sectores han planteado la necesidad de revisar criterios éticos y normativos en torno a la exposición comercial de futbolistas juveniles, especialmente en contextos de alta visibilidad como el debut profesional.