
Víctor Velázquez, presidente del Cruz Azul, reafirmó con contundencia que el club tendrá su propio estadio “sí o sí”, una declaración que marca un punto de inflexión en la historia reciente de la institución.
En entrevista, el dirigente explicó que, aunque el proyecto ha enfrentado obstáculos logísticos y administrativos, la voluntad de concretarlo permanece firme.
La falta de un inmueble propio ha sido una de las principales críticas de la afición cementera, que ha visto a su equipo compartir sedes con rivales capitalinos como América y Pumas.
Actualmente, Cruz Azul juega como local en el Estadio Olímpico Universitario, pero la necesidad de una casa definitiva se ha vuelto prioridad institucional.
Velázquez detalló que el principal reto ha sido encontrar un predio adecuado en la Ciudad de México, una zona con alta densidad urbana y restricciones territoriales.

Sin embargo, reveló que ya sostuvo reuniones con funcionarios del Gobierno capitalino, quienes tienen sobre la mesa distintas opciones para la ubicación del nuevo recinto.
“Estamos a la espera de que nos digan: ‘va, en este’”, señaló el presidente, dejando claro que el proyecto está en fase de definición territorial.
El respaldo gubernamental será clave, ya que la construcción de un estadio implica afectaciones viales, sociales y ambientales que requieren consenso y planeación estratégica.
El dirigente también subrayó que, una vez que se obtenga el terreno, el compromiso será inmediato: colocar la primera piedra y avanzar con un calendario de obra que contempla una inauguración en aproximadamente dos años y medio.
Esta promesa no solo responde a una necesidad operativa, sino a una visión de legado. “Quiero dejar algo que quede para toda la vida para Cruz Azul y ese va a ser su estadio”, afirmó Velázquez, posicionando el proyecto como símbolo de identidad y permanencia.

La construcción de un estadio propio representa más que infraestructura: es una apuesta por la autonomía, el arraigo y la consolidación institucional.
En un entorno donde los clubes buscan diferenciarse con activos tangibles, Cruz Azul se suma a la tendencia de fortalecer su patrimonio y ofrecer a su afición un espacio exclusivo.
El proyecto también podría detonar beneficios económicos, desde la venta de naming rights hasta la explotación comercial del recinto.
Velázquez ha sido claro en que no escatimará recursos para hacer del Cruz Azul un club competitivo y moderno.

Su gestión ha estado marcada por decisiones estratégicas que buscan resultados inmediatos, pero también por una visión de largo plazo.
El estadio, más que una obra, es una declaración de principios: Cruz Azul no solo quiere ganar títulos, quiere construir historia. Y esa historia, según su presidente, comienza con una frase que ya resuena entre los aficionados: “El estadio lo tenemos que hacer sí o sí”.


