
La acumulación de grasa en distintas partes del cuerpo está asociada con diferentes riesgos para la salud, según la localización y la cantidad.
Incluso existen algunas enfermedades relacionadas con patrones específicos de distribución de grasa corporal.
Grasa en el abdomen (forma de manzana)
- Enfermedad hepática grasa no alcohólica: El exceso de grasa abdominal puede favorecer la acumulación de grasa en el hígado, lo que provoca inflamación y daño hepático.
- Síndrome metabólico: Frecuente en personas con obesidad abdominal, incluye una combinación de presión arterial elevada, alteraciones en la glucosa y lípidos, y un mayor riesgo cardiovascular.
- Apnea del sueño: El aumento de tejido graso en la región del cuello y el abdomen puede favorecer episodios de apnea durante el sueño.

Grasa en las caderas y muslos (forma de pera)
- Artrosis de cadera y rodilla: El peso extra sobre estas articulaciones aumenta el desgaste y puede acelerar el desarrollo de artrosis.
- Insuficiencia venosa: La acumulación de grasa en piernas favorece problemas circulatorios, como insuficiencia venosa o várices.
Grasa en brazos o parte superior del cuerpo
- Síndrome de Cushing: Algunas personas presentan acumulación atípica de grasa en la parte superior del cuerpo, incluyendo la cara y el cuello. Esta condición puede deberse a alteraciones hormonales, como ocurre en el síndrome de Cushing.
Grasa subcutánea en general
- Lipedema: Se caracteriza por una acumulación anormal de grasa principalmente en piernas y, a veces, brazos. Causa dolor, hinchazón y problemas de movilidad.
Los riesgos asociados a la distribución de grasa no solo se relacionan con la cantidad, sino también con el tipo de tejido graso y factores individuales como la genética y el estilo de vida.

Por qué se produce la grasa focalizada
- Factores genéticos: La herencia influye en la predisposición a acumular grasa en zonas específicas como abdomen, caderas o muslos.
- Hormonas: Alteraciones hormonales, como los cambios en los niveles de estrógenos, insulina y cortisol, modifican la distribución de la grasa.
- Edad: Con el envejecimiento, el metabolismo se vuelve más lento y la grasa tiende a acumularse más en el abdomen.
- Estilo de vida: Dietas ricas en azúcares y grasas, junto con el sedentarismo, favorecen el aumento de grasa corporal.
- Estrés crónico: Aumenta los niveles de cortisol, lo que puede estimular la acumulación de grasa, especialmente en la zona abdominal.
- Enfermedades o medicamentos: Algunas patologías endocrinas y medicamentos pueden alterar el metabolismo y favorecer la acumulación de grasa.
Cómo evitar la acumulación de grasa localizada

- Mantener una alimentación equilibrada, baja en azúcares simples y grasas saturadas.
- Realizar actividad física de forma regular, combinando ejercicios aeróbicos y de fuerza.
- Dormir las horas recomendadas para el organismo.
- Reducir el estrés con técnicas de relajación y manejo emocional.
- Consultar periódicamente con profesionales de la salud para el control metabólico y hormonal.
- Evitar el consumo excesivo de alcohol y tabaco.


