
La influencer, Jessica Fernández volvió al centro de la conversación pública luego de revelar la magnitud de los ataques, insultos y amenazas que ha recibido durante meses tras la viralización de un fragmento de su podcast, donde admitió que inicialmente aceptó una relación amorosa por interés con su ahora prometido, el también creador de contenido Farid Dieck. El episodio desató una ola de reacciones que, según explica, no solo han distorsionado su imagen, sino que también han servido como combustible para un fenómeno creciente: el Ragebait.
En aquel clip, la propia Jessica relató que Farid insistió para formalizar la relación y que ella “se hacía la difícil”, mientras él elaboraba una estrategia “para ver si lograba obtener su interés”. La frase, recortada y replicada sin contexto, detonó la narrativa de que Fernández era una persona ventajosa y manipuladora. Rápidamente, usuarios enfocaron sus ataques no solo en ella, sino también en Farid, cuyo contenido sobre amor propio y relaciones fue cuestionado por internautas indignados.

¿Qué es el Ragebait y por qué se volvió parte central del caso?
De acuerdo con Jessica Fernández, lo que enfrentó durante los últimos meses tiene un nombre: Ragebait. Este término surge de las palabras “rage” (rabia o furia) y “bait” (anzuelo), y se refiere a contenido creado de manera intencional para provocar enojo, indignación o respuestas impulsivas por parte de la audiencia. Cuanto más fuerte sea la reacción, mayor el número de comentarios, compartidos, debates y burlas; y, por ende, mayor el alcance.

Ese aumento de interacción no es inocente: significa ganancias económicas para quienes generan o amplifican el contenido. Según Fernández, su historia se convirtió en el ejemplo perfecto de cómo opera esta dinámica. “Es contenido para hacerte enojar e indignarte, o hacerte reaccionar impulsivamente”, resumió la influencer. Incluso señaló que diversos medios digitales han replicado titulares diseñados para detonar esa misma reacción.
Jessica Fernández expone los mensajes de odio que ha recibido

En días recientes, Jessica publicó una recopilación de los mensajes que ha recibido desde que el caso se volvió viral. En una de sus publicaciones escribió: “Estos son algunos comentarios que me han hecho después de que la gente cae en el Rage Bait y reacciona”.

Entre los mensajes que compartió se encuentran insultos directos y agresiones misóginas: “Eres bien cul**, ojalá el Farid se dé cuenta y no se case”“Eres INTEGRALMENTE FEAAA!”“Cuando tenga una perra le pondré Jessica Fernández”“Eres un pend**, la neta, nomas eres una interesada”“Vete a la … al patrón no se le minimiza, ojalá te cagues dormida”“Guey pobre Farid, se sacó la rifa contigo... pero del infierno”“Nadie te conocía, dale las gracias a Farid”

Además, añadió que estos no eran los ataques más graves: “Faltarían miles de comentarios y les prometo que no les puse los más fuertes (amenazas de muerte o videos de análisis/críticas durísimas directas a mi persona o mi físico, con DECENAS de MILES de likes).”

Fernández también denunció que detrás de estos ataques hay personas y cuentas que se benefician económicamente. “Y saben qué es lo peor de todo? Que hay gente detrás de esto beneficiándose y lucrando con todo el odio de la gente.”

La influencer señaló parte de la responsabilidad a ciertos medios digitales que replicaron titulares sensacionalistas como: “Jessica Fernández es una interesada”,“Jessica Fernández no ama a su pareja”,“Cancelan en redes a Jessica Fernández”.

Según explica, estos encabezados sirven para avivar el ciclo del Ragebait y convertir la indignación en un negocio rentable.
Jessica Fernández insistió en que su intención no es victimizarse, sino invitar al público a detener el consumo reactivo. Su proyecto #FueraDeContexto busca crear espacios digitales donde la audiencia piense antes de compartir, comentar o atacar, y donde no sea el odio lo que determine qué se vuelve viral. “Acá te platico más de cómo ahora el odio es lo que más ‘funciona’ en redes... y toda la estrategia y psicología que está detrás de esto”, concluyó.


