
Durante 2025, el gobierno mexicano llevó a cabo una operación de máxima seguridad para trasladar a 55 líderes y altos mandos del narcotráfico hacia prisiones de Estados Unidos. El movimiento, dividido en dos grandes fases ejecutadas entre febrero y agosto del año, implicó reconfigurar el control interno de diversas cárceles, reforzar mecanismos de vigilancia y diseñar una logística de traslado inédita en el país.
El proceso fue tan delicado que requirió tomar el control de más de una docena de centros penitenciarios, sustituir a directores, rotar custodios y bloquear cualquier posible filtración. Las autoridades también implementaron sistemas de monitoreo avanzados, aislaron a presos clave y modificaron proveedores internos para neutralizar riesgos. Todo ello, con semanas de anticipación.
Fue hasta después de la ejecución de la operación que se conocieron sus pormenores. Ahora, y de acuerdo con una nueva investigación del diario estadounidense The Wall Street Journal, que reveló cómo México modificó su protocolo penitenciario para evitar fugas, sabotajes, envenenamientos o filtración de información desde dentro de los penales.
Cambio de custodios, blindaje y sustitución de la empresa de alimentos para evitar envenenamientos de capos
Uno de los detalles más significativos que reveló la nueva información apunta al reemplazo masivo de custodios y directivos dentro de las prisiones donde se encontraban los reos destinados al traslado. La decisión se tomó para impedir cualquier intento de soborno o fuga, así como para cortar de manera total la comunicación entre los líderes criminales y sus organizaciones.
Un punto especialmente sensible fue el cambio de la empresa encargada de los alimentos. Según fuentes consultadas por el diario norteamericano, existía preocupación real de que los grupos criminales buscaran envenenar a los internos para impedir su envío a Estados Unidos y así evitar que estos revelaran información operativa o nombres de colaboradores. El riesgo obligó a sustituir servicios, proveedores y rutinas completas dentro de los penales.
Paralelamente, se renovaron cámaras de vigilancia para evitar cualquier vulnerabilidad tecnológica. Esto al tomar en cuenta las fallas previas como la fuga de Joaquín “El Chapo” Guzmán en 2015. Los reclusos más peligrosos, aquellos que mantenían capacidad de comunicación con sus redes criminales, fueron aislados y sometidos a un monitoreo constante.
“La Tuta”: vigilancia a detalle, monitoreo de su familia y blindaje económico
Uno de los casos más vigilados fue el de Servando Gómez Martínez, “La Tuta”, exlíder de Los Caballeros Templarios en el estado de Michoacán.
De acuerdo con la información publicada, las autoridades mexicanas intervinieron comunicaciones, revisaron movimientos bancarios y supervisaron cada contacto de su entorno familiar para evitar que sus redes intentaran organizar una fuga, un soborno o un sabotaje.
Su traslado ocurrió el 12 de agosto junto con otros altos mandos criminales; entre ellos, Abigael González Valencia, líder de “Los Cuinis”. Todos fueron movilizados bajo estrictas medidas de seguridad y sin conocer su destino hasta que ya estaban en tránsito.

El “búnker secreto” en Ciudad de México
Para coordinar la operación, la capital del país fue habilitada como un centro de mando secreto. El WSJ lo describió como un “búnker” con una pared llena de pantallas desde donde se monitorearon simultáneamente rutas, movimientos internos de los penales, convoyes y vuelos.
La logística incluyó la llegada de aeronaves militares al Penal del Altiplano semanas antes de los traslados y la creación de alojamientos temporales por si alguna fase debía retrasarse por motivos climáticos o de seguridad.
Traslados en convoyes blindados y vuelos militares: “Welcome to America”
El día del operativo, los reclusos fueron sacados en vehículos blindados, escoltados por fuerzas especiales y trasladados a pistas de despegue previamente evaluadas.
Según el reportaje, muchos de los internos creían que serían liberados tras supuestos sobornos; sin embargo, al arribar al aeródromo fueron llevados directamente a aviones militares con destino final a prisiones de alta seguridad en Estados Unidos.
Efectos y próximos movimientos: ¿habrá una tercera entrega de capos a EEUU desde México?
El traslado de estos 55 líderes criminales a territorio estadounidense representa uno de los golpes más duros contra los grupos delictivos en los últimos años.

En tanto, según se establece, Washington y Ciudad de México ya se encuentran en negociaciones para una tercera entrega de narcotraficantes de alto perfil, lo que sugiere que el modelo se repetirá y podría convertirse en un mecanismo permanente de cooperación bilateral en materia de seguridad.

