Cómo llegar al “Gran Mural”, el patrimonio rupestre de Baja California protegido por la UNESCO

Entre cañones y montañas, las sierras de San Francisco y Guadalupe guardan pinturas que demuestran cómo era la caza, vida y celebraciones de los antepasados bajacalifornianos

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El lugar donde se encuentran
El lugar donde se encuentran estas pinturas permite observar un entorno que ahora se valora como paisaje ritual. (Foto: Mediateca INAH)

El “Gran Mural” es un asentamiento arqueológico que resguarda, en lo alto de la Sierra de San Francisco, un conjunto de pinturas rupestres con miles de años de antigüedad. Estas manifestaciones se encuentran ubicadas en las alturas de las cuevas y cañones, por lo que son consideradas como uno de los tesoros históricos más impresionantes de México. Por su gran valor cultural y artístico fueron declaradas Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en 1993.

Visitar este sitio, localizado en la Sierra de San Francisco, Baja California, permite comprender la forma de vida y cosmovisión de las civilizaciones que habitaron la región hace milenios. Las pinturas destacan por sus representaciones de figuras humanas y de animales, lo que sorprende es que a pesar del tiempo se conservan en buen estado. Esto convierte a la zona en un importante destino turístico y arqueológico reconocido a nivel mundial.

De acuerdo con la revista Arqueología Mexicana, los grupos que habitaron la región “tenían modos de organización económica y social complejos, así como elaborados sistemas rituales de los que son expresión las pinturas rupestres que se plasmaron en una gran cantidad de abrigos rocosos, a los que seguramente se acudía a realizar lo mismo ritos de paso que otros dirigidos a propiciar la caza y la pesca”.

¿Necesito una reserva para acceder a este recinto?

Este patrimonio incluye varios conjuntos
Este patrimonio incluye varios conjuntos de murales: La Pintada, Las Flechas, Los Músicos, La Soledad, Boca de San Julio, Cuesta Palmarito y El Ratón. (Foto: Mediateca INAH)

Explorar este sitio ofrece la oportunidad de profundizar en la historia de México, además de comprender cómo vivían y pensaban los pueblos antiguos que habitaron la sierra. A través de las figuras plasmadas en las altas paredes rocosas, es posible apreciar su forma de cazar, sus costumbres y celebraciones, todo esto en un entorno que enriquece la vivencia cultural.

Para acceder a la zona de pinturas rupestres y recorrer el área de la Sierra de San Francisco, es necesario realizar una reservación en la Unidad de Información y Manejo de la Zona Arqueológica de la Sierra de San Francisco, ubicada en Baja California.

Según información del INAH (Instituto Nacional de Antropología e Historia), los horarios de visita son de viernes a domingo, de 09:00 a 17:00 horas, con un costo de entrada de $100 pesos mexicanos. La dirección es: Camino a Vallecitos Km 1+200, Ejido Jacume, Municipio de Tecate, Baja California. El acceso se realiza por un camino de terracería en el entronque con el kilómetro 67 de la autopista Mexicali- Tijuana.

El INAH proporciona esta información oficial sobre la ubicación, tarifas y requisitos de acceso, con el fin de asegurar la preservación de este valioso patrimonio cultural y natural.

La importancia de los espacios históricos y culturales

Sierra de San Francisco
Uno de
Sierra de San Francisco Uno de los sitios de arte rupestre más antiguos y ricos del mundo. Con un origen que se remonta 8,800 años, los murales prehistóricos de este conjunto de cañadas, barrancas y cuevas sorprenden por su calidad, conservación y monumentalidad. Desde 1993 es Patrimonio Cultural de la Humanidad. Patrimonio Mundial desde 1993 Baja California Sur Foto: INAH

Los lugares que resguardan historia, arte y cultura son fundamentales para ampliar el conocimiento y valorar la diversidad que ha existido a lo largo del tiempo. Cada sitio con valor histórico representa la oportunidad de aprender, reflexionar y comprender cómo funcionaban las civilizaciones del pasado.

Cómo señala el Gobierno de México, “los Museos Nacionales son mucho más que repositorios de objetos; son espacios vivos de aprendizaje, reflexión y encuentro. Resguardan la memoria de la nación, celebran su diversidad creativa y ofrecen herramientas para comprender el presente y construir un futuro más informado y equitativo”.

Estos espacios fortalecen la conciencia del pasado y del presente mediante el aprendizaje que brindan a la sociedad. Son lugares seguros que preservan la memoria colectiva y que ayudan a comprender nuestra raíces además de hacer recordar que la historia sigue viva en cada una de sus manifestaciones.