Rinden homenaje a “El Pastor de la Montaña” en Guerrero, obispo emérito reconocido por su labor con comunidades indígenas

El obispo fue clave como intermediario para resolver diferencias entre la comunidad y el Estado en periodos en los que reportaban marginación y represión

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A un mes de su
A un mes de su partida, las personas se congregan para honrar a Alejo Zavala Castro, incansable defensor de los derechos de los indígenas. (Jovani Pérez/ Infobae)

El pasado domingo 2 de noviembre, el Episcopado Mexicano informó el fallecimiento del obispo emérito de la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa, Guerrero, Alejo Zavala Castro.

Se convirtió en una figura central para las comunidades indígenas de la Montaña de aquel estado luego de su llegada a la recién creada diócesis de Tlapa, misma que se construyó en 1992, periodo que estuvo marcado por la marginación y la presencia militar en la región.

Zavala Castro impulsó proyectos de desarrollo social y acompañó la lucha de los habitantes por sus derechos frente a un contexto de represión y despojo, razón por la que el pasado 1 de diciembre se congregaron feligreses en la entrada de la ciudad para hacer un recorrido hacia la catedral de San Agustín, en donde fue depositada su urna.

La ceremonia para despedir a Alejo Zavala

El obispo falleció el pasado
El obispo falleció el pasado domingo 2 de noviembre. (Redes sociales)

Durante la ceremonia conmemorativa, recordaron su labor con las comunidades indígenas, así como su participación activa en la promoción y defensa de los derechos humanos en la región, por lo que consideraron la llegada de Zavala Castro como una señal de esperanza para poblaciones como los Ñu Savi, quienes por años enfrentaron condiciones adversas.

Desde el aislamiento hasta la falta de servicios básicos y las constantes violaciones a sus derechos por parte de autoridades y caciques locales, eran parte del día a día de la comunidad pero el arribo de Zavala Castro sirvió a las personas debido a que estaba dispuesto a escuchar y actuar como mediador entre los pueblos y el Estado.

Tras la llegada de sus cenizas a la catedral, los sacerdotes las escoltaron hasta el altar del Señor del Nicho, se colocó su báculo, su hábito coral y su fotografía juntos. Las campanas repicaron y se celebró la misa.

De acuerdo con información de Sur Acapulco, el encargado de la misa fue Oscar Roberto Dominguez Couttolenc, arzobispo que lo sustituyó como segundo Obispo en la Diócesis de Tlapa.

Además, durante su discurso, señaló que sus palabras eran para despedir y decir un “hasta luego a Zavala Castro” en su caminar por la montaña. Asimismo, destacó que llegó a los pueblos cuando se encontraban en situación difícil y enfatizó que aquello le constaba como segundo obispo.

Por otro lado, mencionó que no era una persona que buscara un beneficio a cambio y destacó que se mantuvo humilde, llevando la esperanza a la zona, así como a otras congregaciones como “las hermanas Clarisas que lo estuvieron acompañando”, recogió Sur Acapulco.

También mencionó que se forjó a la luz del pueblo, en su fe, para entender cómo desarrolló su vida en la montaña, además de resaltar que fue un gran hombre ante los problemas que tenía porque se propuso construir un seminario para los jóvenes y lo logró; al llegar a Chilapa también remodeló el seminario, por lo que su obra no sólo fue espiritual sino también material.

Quién fue el obispo Alejo Zavala

La Conferencia del Episcopado Mexicano
La Conferencia del Episcopado Mexicano informó el fallecimiento de Alejo Zavala y en redes sociales lamentó su deceso. (FB: CEM)

El obispo, de origen campesino, nació en Galeana, una localidad de Michoacán que lo vinculó siempre a las causas populares. Tras ingresar al seminario de Morelia a los quince años, fue ordenado sacerdote en 1966 e inició una labor pastoral caracterizada por el trabajo colectivo y la cercanía con agricultores y jóvenes de parroquias rurales.

De acuerdo con Rompeviento, ya como obispo, su experiencia se enriqueció con el contacto directo con la espiritualidad y las costumbres comunitarias de los pueblos indígenas de la Montaña.

Durante su gestión en la diócesis de Tlapa, Zavala Castro apoyó la construcción de la carretera Tlapa-Marquelia, una demanda histórica de las comunidades. Además, impulsó la integración de promotores parroquiales de derechos humanos y respaldó la creación del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan.

Este organismo surgió inicialmente como parte de la iglesia local y el apoyo del obispo permitió documentar casos e impulsar talleres decisivos ante la adversidad que enfrentaban los pobladores.

La contribución de Zavala Castro no sólo quedó ahí, pues ayudó en el fortalecimiento de la policía comunitaria local y reconoció públicamente la importancia del sistema autónomo de seguridad y justicia, cuya existencia ha sido motivo de conflicto con instancias gubernamentales y que sigue operativo luego de 30 años.

También fomentó el diálogo entre diversas confesiones religiosas e intervino como mediador en la resolución de disputas interreligiosas y mantuvo una postura transparente ante las autoridades estatales y federales, defendiendo abiertamente los intereses de los pueblos de la región.

El acompañamiento del obispo fue fundamental en periodos de acoso y amenazas tanto de cuerpos policiacos como de funcionarios judiciales. Su gestión incluyó la fundación del seminario diocesano Tonantzin Guadalupe y la defensa de tierras comunitarias frente a reformas constitucionales, acontecimientos que lo pusieron en la mira de organismos de inteligencia y dependencias gubernamentales.

En 2007, Alejo Zavala Castro fue trasladado a la diócesis de Chilpancingo-Chilapa, donde continuó su labor pastoral hasta su jubilación, etapa en la que fue acogido en la arquidiócesis de Morelia.