
El cortisol es una hormona producida por las glándulas suprarrenales, ubicadas sobre los riñones a la que se suele conoce como la “hormona del estrés” porque sus niveles aumentan ante situaciones de tensión física o emocional.
En niveles normales, su producción cumple funciones importantes en el metabolismo, el sistema inmunológico y la regulación de la presión arterial; interviene en la movilización de energía a partir de grasas y proteínas, ayuda a controlar la inflamación y participa en el ciclo sueño-vigilia, de acuerdo con información de Medline Plus.
Sin embargo, un exceso de cortisol sostenido en el tiempo puede asociarse con diversas alteraciones en el organismo tales como aumento de peso, hipertensión, insomnio y problemas del sistema inmune.
Y aunque en redes sociales se habla mucho sobre los efectos de esta hormona, tales como la posibilidad de generar la llamada “cara de cortisol” que puede hacer referencia a una inflamación generalizada del rostro, los efectos de tener esta hormona elevada durante largo tiempo pueden ser mucho más preocupantes.
Y es que diversos estudios dan demostrado que concentraciones elevadas de cortisol puede derivar en un gran número de padecimientos, tal como te contamos a continuación.

Cuáles son las enfermedades que pueden derivar de tener niveles elevados de cortisol
Como mencionamos, niveles elevados de cortisol mantenidos durante periodos prolongados pueden asociarse con diversas enfermedades y trastornos de salud.
De acuerdo con información del Instituto Nacional de Cáncer, entre los padecimientos más frecuentes se encuentran los siguientes:
- Síndrome de Cushing: Trastorno caracterizado por obesidad central, acumulación de grasa en el rostro y cuello, debilidad muscular, osteoporosis y alteraciones en la piel.
- Diabetes tipo 2: El exceso de cortisol puede incrementar la resistencia a la insulina, favoreciendo el desarrollo de diabetes.
- Hipertensión arterial: El cortisol contribuye a la retención de sodio y agua, lo que puede elevar la presión arterial.
- Osteoporosis: Niveles altos de cortisol facilitan la pérdida de masa ósea, aumentando el riesgo de fracturas.
- Obesidad abdominal: El cortisol estimula la acumulación de grasa en la región abdominal.
- Trastornos del estado de ánimo: Ansiedad, depresión e insomnio pueden aparecer o agravarse por el exceso de cortisol.
- Supresión del sistema inmunológico: El cortisol disminuye la respuesta inmune, haciendo al organismo más propenso a infecciones.
- Debilidad muscular y fatiga: El catabolismo muscular inducido por el cortisol puede causar pérdida de fuerza y cansancio.

Los síntomas que pueden alertar sobre niveles elevados de cortisol
Los síntomas asociados a niveles elevados de cortisol pueden variar y afectar distintos sistemas del organismo. Entre los signos más comunes se encuentran:
- Aumento de peso, especialmente en el rostro, el cuello y el abdomen
- Rostro redondeado o “cara de luna llena”
- Debilidad muscular
- Presión arterial alta
- Aumento de la glucosa en sangre o aparición de diabetes tipo 2
- Osteoporosis o fragilidad ósea
- Alteraciones en la piel, como adelgazamiento, formación de estrías violáceas y aparición de hematomas con facilidad
- Disminución de la masa muscular
- Alteraciones menstruales en mujeres y disminución de la libido en ambos sexos
- Trastornos del estado de ánimo, como ansiedad, irritabilidad o depresión
- Insomnio o dificultades para dormir
- Propensión a infecciones por debilitamiento del sistema inmunológico
Estos síntomas requieren evaluación médica para confirmar la causa y orientar el tratamiento adecuado.


