
Entre rezos, carteles y protestas, el sepelio de Juan Carlos Mezhua Campos, exalcalde de Zongolica, se transformó en un acto político cargado de denuncia pública. La familia, frente al féretro y la presencia de cientos de pobladores serranos de Veracruz, lanzó el mensaje más duro de la jornada:
“La única paz que hay es para los delincuentes”, se coreaba una y otra vez.
La frase —repetida una y otra vez por deudos, amigos y habitantes— se convirtió en la síntesis de un reclamo de justicia que marcó la despedida del exdiputado y exdirigente estatal del Partido de la Revolución Democrática (PRD), quien fuera asesinado el pasado 23 de noviembre de 2025. Con voz firme, los familiares exigieron que el crimen no quede impune: “No vamos a permitir otro caso que quede en el olvido”, señalaron.
En el evento, también se exigió a la Fiscalía General del Estado de Veracruz (FGEV) y a la gobernadora Rocío Nahle la detención inmediata de los responsables, pero sin fabricar culpables ni chivos expiatorios.

El desarrollo de la última despedida al exalcalde perredista
El último adiós de Mezhua Campos ocurrió en Zomajapa en medio de aplausos y reclamos. Mezhua, quien buscaba contender como candidato independiente a gobernador en 2030, fue asesinado a balazos en su calera la misma mañana en que la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo visitó el puerto de Veracruz para inaugurar la Casa Museo Benito Juárez.
En tanto, la fiscalía veracruzana informó que abrió investigación y que el caso está a cargo de la Fiscalía Especializada en Asuntos Indígenas y de Derechos Humanos. Hasta el momento, no existen líneas de investigación públicas ni señalados formales. En Zongolica, sin embargo, la percepción es otra: la región vive entre extorsiones, desapariciones y amenazas vinculadas al crimen organizado.
Durante el sepelio, líderes comunitarios advirtieron que el Estado mexicano ha fallado. Las coronas blancas avanzaron hasta el panteón mientras la frase central resonaba como consigna política y de dolor: “La única paz que hay es para los delincuentes”.
Sobre esa misma línea, habitantes señalaron que ellos caminan con miedo mientras quienes asesinan, cobran piso o amenazan de operar sin freno.
El recuerdo del diputado Benito Aguas Atlahua
La despedida del exalcalde no cerró el duelo: lo abrió. Para Zongolica, el entierro fue el inicio de una exigencia colectiva, puesto que los asistentes insistieron en que perseguirán justicia real, no discursos, y que su muerte no se convertirá en un número más dentro de la estadística nacional de violencia política.

El asesinato de Mezhua Campos revive el recuerdo del homicidio del diputado Benito Aguas Atlahua en diciembre de 2024 en la misma región de Zongolica. Para los habitantes, ambos casos reflejan la fragilidad institucional en la montaña veracruzana. Hoy, no obstante, el municipio exige seguridad, verdad y castigo.


