
La papada es una de las zonas del cuerpo que más consultas genera en el ámbito estético. Muchas personas buscan alternativas sencillas y económicas para reducir la acumulación de grasa y piel flácida debajo del mentón. La adopción de hábitos saludables y la práctica constante de ejercicios focalizados representan un recurso natural para mejorar el aspecto del cuello y la línea mandibular sin salir de casa.
Tres ejercicios faciales ofrecen una opción efectiva y accesible para disminuir la papada y tonificar la zona del cuello. No requieren equipamiento especial y se pueden incorporar fácilmente en la rutina diaria. Estos movimientos fortalecen los músculos del rostro y del cuello, ayudan a mejorar la elasticidad de la piel y pueden contribuir a una apariencia más definida con el paso del tiempo.
Ejercicio 1: El beso al techo

Para realizar este ejercicio, coloca la espalda recta y eleva la barbilla en dirección al techo. Luego, estira los labios como si intentaras dar un beso hacia arriba, sintiendo la tensión en la zona del cuello y la mandíbula. Mantén la posición durante unos cinco segundos y repite el movimiento diez veces. Según especialistas en salud facial, esta maniobra activa los principales músculos submentonianos y favorece la tonificación local.
El movimiento se puede realizar tanto de pie como sentado y es importante no forzar el cuello. A medida que se practica con regularidad, muchas personas perciben una mayor firmeza en la zona inferior del rostro. Realizarlo cada mañana o por la noche ayuda a que se convierta en parte de la rutina diaria de autocuidado.
Ejercicio 2: La lengua contra el paladar

Coloca la lengua en el paladar superior y presiona con fuerza. Mientras se mantiene la presión, baja el mentón hacia el pecho y vuelve despacio a la posición inicial. Realiza este ejercicio en series de quince repeticiones. La presión de la lengua ayuda a activar los músculos internos de la mandíbula y contribuye al perfilado facial.
Según profesionales en fisioterapia facial, este ejercicio aumenta la resistencia muscular y puede estimular la circulación sanguínea en el área. Al fortalecer la musculatura interna, se generan pequeñas contracciones que favorecen el aspecto del contorno mandibular.
Ejercicio 3: La sonrisa invertida

El tercer movimiento consiste en sonreír ampliamente sin abrir la boca y, al mismo tiempo, empujar la comisura de los labios hacia abajo. Sostén la posición cinco segundos y repite diez veces. Este ejercicio moviliza los músculos cercanos al cuello y el mentón, lo que ayuda a trabajar la zona debajo de la mandíbula.
El gesto debe ser controlado y sin realizar esfuerzos bruscos. Incorporarlo en la rutina semanal puede marcar diferencias en la tensión y definición muscular, según expertos en entrenamiento facial. Practicarlo con constancia contribuye a percepciones visibles de mejoría.
Estas herramientas sencillas pueden combinarse con una alimentación equilibrada, hidratación suficiente y hábitos saludables para lograr resultados más notables.

