Trump, micrófono y diplomacia

Mientras en EEUU, el periodista asume el papel de watchdog, el perro guardián de la democracia, en México todavía prevalece un estilo más prudente e institucional

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María Luisa Azpíroz, Profesora-Investigadora de
María Luisa Azpíroz, Profesora-Investigadora de la Escuela de Comunicación de la Universidad Panamericana Foto: (Cortesía Universidad Panamericana)

Hubo un tiempo, no tan lejano, en que cada palabra de Donald Trump podía encender una crisis diplomática. Un tuit suyo bastaba para que embajadas se pusieran en alerta y periodistas de ambos lados de la frontera corrieran a preguntar: ¿y ahora qué? Durante la primera era Trump (2017-2021), México y Estados Unidos vivieron una montaña rusa diplomática. Pero más allá de las decisiones presidenciales, hubo otro escenario clave para entender esa relación: las ruedas de prensa. Allí, entre luces, cámaras y frases cuidadosamente escogidas, se jugó una partida silenciosa de poder entre políticos y periodistas.

El artículo “Relaciones de poder entre políticos y periodistas: ruedas de prensa sobre la relación entre Estados Unidos y México en la primera era Trump”, publicado recientemente en la revista mexicana CONfines, se sumergió en esas conferencias para descifrar cómo se tejía ese intercambio de poder: quién preguntaba, quién respondía, y quién realmente controlaba la conversación.

Preguntar no siempre es cuestionar

U.S. President Donald Trump and
U.S. President Donald Trump and New York City Mayor-elect Zohran Mamdani speak to members of the media as they meet in the Oval Office at the White House in Washington, D.C., U.S., November 21, 2025. REUTERS/Jonathan Ernst

En el artículo, la Dra. Azpíroz analizó casi 600 comunicados oficiales y encontró algo revelador: México publicó muchas más notas sobre la relación bilateral que Estados Unidos…pero casi ninguna era una rueda de prensa. En otras palabras, el gobierno mexicano informaba mucho, pero dialogaba poco.

Cuando sí había conferencias, las preguntas de los periodistas mexicanos tendían a ser más “procedimentales”, es decir, para aclarar datos o confirmar hechos. En cambio, las de lo estadounidenses eran “inquisitivas”: iban directo al conflicto, buscaban incomodar, exigir explicaciones, arrancar una declaración que hiciera ruido. Ese contraste refleja dos culturas periodísticas distintas. Mientras en EEUU, el periodista asume el papel de watchdog, el perro guardián de la democracia, en México todavía prevalece un estilo más prudente e institucional.

Diplomacia en tiempos de tuits

Trump había convertido Twitter en su megáfono favorito. Desde ahí podía dinamitar un acuerdo comercial o insultar a un socio estratégico. Ante ese caos comunicativo, los cancilleres y voceros se convirtieron en bomberos diplomáticos, tratando de apagar incendios con declaraciones medidas y gestos de cortesía.

En una de las conferencias analizadas, un reportero de Voice of America preguntó sin rodeos: “¿Cuánta preocupación hay por que cualquier acuerdo logrado pueda ser destruido por un tuit presidencial?” La respuesta fue diplomática, casi ensayada: había “intereses comunes” y una “larga historia de cooperación”. En otras palabras, calma. No pasa nada. Seguimos siendo amigos.

Lo mismo ocurrió cuando se mencionaban temas sensibles como el muro, la deportación de dreamers o la renegociación del TLCAN. Frente a las preguntas más duras, los funcionarios respondían con frases de manual: “trabajaremos juntos”, “hay voluntad”, “buscamos intereses compartidos”. Era la diplomacia del matiz, en contraposición a la diplomacia del tuit.

El espejo de las preguntas

Los temas que más aparecieron en las ruedas de prensa fueron los esperables: migración, seguridad y comercio. Pero las diferencias de enfoque son reveladoras. En las conferencias estadounidenses, el 47 % de las preguntas fueron sobre migración, un 27 % sobre la relación bilateral y un 22 % sobre seguridad. En las mexicanas, la migración dominó aún más: tres de cada cuatro preguntas trataban del tema.

Sin embargo, hay un detalle que marca la distancia entre ambos países: en Estados Unidos se hicieron casi el doble de preguntas inquisitivas que en México. Y aunque parezca un tecnicismo, eso dice mucho sobre la transparencia. Cuantas más preguntas incómodas hay, más posibilidades existen de exigir rendición de cuentas.

Entre perros guardianes y perros falderos

Como explica la autora de la investigación, los periodistas pueden comportarse como “perros guardianes” o “perros falderos”. Los primeros ladran cuando ven un abuso de poder; los segundos solo asienten cuando se les acaricia con información oficial. En las conferencias analizadas, los periodistas estadounidenses jugaron el papel de guardianes, mientras que los mexicanos adoptaron una postura más dócil.

Eso no significa que en México falte rigor periodístico, sino que las costumbres culturales y políticas han hecho que la interacción entre prensa y poder sea menos frontal. En México, el gobierno acostumbra a emitir comunicados; en Estados Unidos, a responder preguntas.

El arte de responder responder

Del otro lado del micrófono, los políticos también desplegaron sus estrategias. Azpíroz identificó tres tipos de respuestas:

1. Responder directamente (lo menos frecuente).

2. Responder otra cosa (el clásico “lo que usted quiere decir es…”).

3. No responder (el “no tengo comentarios” de toda la vida).

Curiosamente, los llamados “altos funcionarios sin identificar”, fueron los que más evitaron contestar. En cambio, figuras como Luis Videgaray o Mike Pompeo se mostraron más dispuestos a dialogar, aunque siempre dentro del guion diplomático.

La investigadora concluye que predominó lo que llama el “modelo de intercambio” entre políticos y periodistas: una relación de poder cooperativa, donde ambos se necesitan. Los primeros, porque necesitan transmitir su versión de los hechos; los segundos, porque requieren acceso a la información.

Transparencia y poder

Las conclusiones del estudio dejan una pregunta incómoda: ¿qué tan transparente es el gobierno cuando no enfrenta preguntas en vivo? En las páginas oficiales de la Secretaría de Relaciones Exteriores, la mayoría de los comunicados eran “Comunicados de prensa”, no conferencias. Es decir, monólogos sin contraparte periodística. Por el contrario, el

Departamento de Estado de EEUU publicaba más ruedas de prensa e incluso los videos completos, lo que, según Azpíroz, muestra una cultura de transparencia más arraigada.

El valor de preguntar

Cada rueda de prensa es, en el fondo, una pequeña batalla por la verdad. Los políticos quieren controlar el mensaje; los periodistas, desentrañarlo. En ese tira y afloja se juega gran parte de la calidad democrática de un país. La era Trump fue un laboratorio de ese enfrentamiento: declaraciones explosivas, cancilleres apagando incendios, periodistas buscando respuestas entre líneas.

Hoy, cuando las redes sociales y los discursos polarizados dominan la conversación pública, volver a valorar el poder de una buena pregunta es más urgente que nunca. Porque en tiempos de propaganda y desinformación, la pregunta sigue siendo el arma más efectiva contra el silencio.

El valor de preguntar

Cada rueda de prensa es, en el fondo, una pequeña batalla por la verdad. Los políticos quieren controlar el mensaje; los periodistas, desentrañarlo. En ese tira y afloja se juega gran parte de la calidad democrática de un país. La era Trump fue un laboratorio de ese enfrentamiento: declaraciones explosivas, cancilleres apagando incendios, periodistas buscando respuestas entre líneas.

Hoy, cuando las redes sociales y los discursos polarizados dominan la conversación pública, volver a valorar el poder de una buena pregunta es más urgente que nunca. Porque en tiempos de propaganda y desinformación, la pregunta sigue siendo el arma más efectiva contra el silencio.

NOTA TÉCNICA DE LA INVESTIGACIÓN

*AUTOR: María-Luisa Azpíroz

*TÍTULO: Relaciones de poder entre políticos y periodistas: Ruedas de prensa sobre la relación entre Estados Unidos y México en la primera era Trump.

*REVISTA: CONfines, n.41, pp. 161-186, 2025.

*DOI: https://doi.org/10.46530/cf.vi41/cnfns.n41.p161-186

María Luisa Azpíroz es profesora-investigadora en la Escuela de Comunicación de la Universidad Panamericana, campus México. Imparte las materias de Entorno Universal Contemporáneo y Geopolítica. Su investigación se centra en las relaciones internacionales, la diplomacia pública y el desarrollo sostenible.