
La coronación de Fátima Bosch como Miss Universo 2025 se ha convertido en uno de los momentos más celebrados del año para México, no solo por el triunfo internacional sino por la historia personal que la propia modelo tabasqueña decidió contar meses antes de ganar la corona. Su camino hacia el éxito estuvo marcado por diagnósticos tempranos, una infancia afectada por bullying y un proceso académico lleno de obstáculos que ella misma transformó en impulso para convertirse en la cuarta mexicana en obtener el título de “la mujer más hermosa del mundo”.
En julio, durante una entrevista con el canal de YouTube Telereportaje, Fátima Bosch, en ese entonces ganadora del certamen de Miss Tabasco, abrió una ventana íntima a su pasado y relató cómo sus primeros años estuvieron llenos de dificultades.

A pesar de haber crecido en un hogar amoroso, la modelo explicó que vivió una etapa escolar complicada debido al acoso psicológico que recibía de otras niñas y a los diagnósticos que marcaron su infancia: el Trastorno de Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) y la dislexia.

“Yo tuve una infancia que me marcó, fue una infancia difícil. Gracias a Dios, siempre tuve el apoyo de mis papás. Y yo creo que no define lo que te pasa, sino lo que haces con lo que te pasa”, expresó en esa conversación.

Bosch amplió ese pensamiento explicando que el bullying que sufrió era intenso y constante, y que además se daba en un contexto donde ella misma no entendía por qué procesaba la información de forma distinta.
“Me hacían todo tipo de bullying, bullyings muy fuertes. Y, pues, tú como niño que tienes una condición neurodivergente, que yo lo que tengo es dislexia, déficit de atención e hiperactividad, no entiendes por qué tu cerebro no puede entender”, relató. Esa sensación de incomprensión, combinada con la presión escolar, hizo que su infancia se complicara aún más.

La hoy Miss Universo 2025 también habló de las dificultades específicas que encontraba en la escuela, donde mientras otras niñas resolvían ejercicios en cuestión de minutos, ella necesitaba muchísimo más tiempo. Sin embargo, explicó que esos retos no significaban falta de capacidad, sino una manera distinta de aprender.

“Yo me costaba más tiempo, a lo mejor a mí dos horas y a las niñas cinco minutos”, explicó sin filtros. A esta situación se sumaba que no todas las maestras tenían la preparación para atender sus necesidades. Bosch reconoció que, aunque muchas profesoras la querían, había quienes no tenían la paciencia para comprender su situación.

“Una que otra maestra que a lo mejor no tenía paciencia y no estaba capacitada para cuando yo me trababa en un ejercicio, no era por mala onda, simplemente yo me costaba más tiempo”.

Otro punto clave de su relato fue la decisión que tomó siendo apenas una niña: pedir cambiarse de escuela. Bosch recordó que el ambiente se volvió tan difícil que, en sexto de primaria, habló con su madre para solicitarle salir de ese entorno. “Sí, yo me cambié de escuela. Yo en sexto de primaria, le digo a mi mamá: ‘Por favor, sácame de aquí, me quiero ir a otra escuela’. Yo no podía, era un ambiente muy tóxico”, recordó. Su cambio al Colegio Arjí en Tabasco marcó un antes y un después. En su testimonio, destacó la paciencia y comprensión de los profesores: “En el colegio Arjí, algo que no entiendas, te lo explican veinte veces con todo el amor del mundo y hasta un abrazo te da la maestra”.

Bosch también reveló que, a pesar de todo, jamás se dejó vencer. En la entrevista contó que desarrolló una disciplina que la llevó a comprometerse profundamente con sus estudios desde muy temprana edad.
“Bueno, yo tuve que ponerme a pensar muchas cosas cuando tenía ocho años y dije: ‘Ok, yo tengo que estudiar veinte veces cada cosa. Yo no puedo salir el fin de semana a la fiesta porque tengo que tener tutores y lo voy a hacer’”, recordó. Fue ese compromiso personal el que la llevó a superar cada obstáculo académico: “Me costó el triple, pero me hice un compromiso conmigo misma de que lo tenía que hacer y lo logré. Jamás reprobé un examen y jamás me fui en extraordinario”.
La modelo también compartió una reflexión sobre el sistema educativo y cómo, según ella, falla al no atender adecuadamente a niños neurodivergentes. Narró una metáfora que la acompañó desde pequeña y que considera una representación clara de estas desigualdades:
“El sistema educativo es así. Para un examen igualitario, vamos a hacer que un chango, un pez y un elefante trepen un árbol y esa es su calificación. Obviamente, el chango lo va a trepar sin problema y va a sacar diez. El elefante no lo va a poder trepar y el pez mucho menos. Pero nadie nada como el pez y nadie tiene la fuerza que tiene el elefante”.
A pesar de las heridas emocionales del bullying, Bosch aseguró que no guarda rencor. Relató que, socialmente, siempre conectó bien con los adultos y con varias maestras, pero que sus compañeras podían llegar a ser muy duras. “Los niños pueden llegar a ser muy crueles. Digo, yo no tengo ningún rencor ni nada”, afirmó. Lo que sí dejó claro es que esos años complejos fueron parte fundamental de la formación del carácter que hoy la distingue frente al mundo.
Tras años de lucha, disciplina y autodescubrimiento, el 20 de noviembre llegó el día que cambiaría su vida para siempre. Fátima Bosch, oriunda de Teapa, Tabasco, se convirtió en Miss Universo 2025, haciendo historia para México. Su triunfo causó revuelo internacional y dio pie a que miles de personas revisitaran su historia personal, ahora entendida como testimonio de superación. En su discurso previo a la coronación, Bosch expresó un mensaje que resonó con fuerza global.
“Yo quisiera que todas las mujeres, todas las niñas, que sepan que son suficientes, que sepan que hay belleza en sus almas, que no tenga miedo de ser ellas mismas porque hoy en día la sociedad ha estereotipado a las mujeres y nosotras no tenemos que ser eso”.

La historia de Fátima Bosch es, en esencia, una historia de resiliencia. Es la de una niña que enfrentó un sistema que no respondía a sus necesidades, que soportó el acoso de sus compañeras, que estudió más que nadie para no quedarse atrás y que encontró en el arte y la disciplina una salida que la impulsó hasta la cima del mundo. Hoy, como Miss Universo 2025, su voz se ha convertido en un mensaje de esperanza para quienes crecieron enfrentando los mismos retos que ella.


