
Cada 20 de noviembre, México conmemora el inicio de la Revolución Mexicana, un episodio histórico que transformó al país política, social y culturalmente. Aunque los libros suelen destacar a personajes como Francisco I. Madero, Pancho Villa o Porfirio Díaz, existe un grupo de mujeres cuyo papel fue igual de relevante: las Adelitas. Su participación, muchas veces invisibilizada, fue determinante para impulsar y sostener al movimiento armado entre 1910 y 1920.
Las Adelitas fueron mujeres valientes, multifacéticas y profundamente comprometidas con la causa revolucionaria. Su labor abarcó múltiples áreas: desde la enfermería, la cocina y la logística, hasta el apoyo directo en los frentes de batalla. Muchas de ellas se encargaban de curar a los heridos, preparar alimentos para los batallones, transportar agua y municiones, y ayudar en la confección de uniformes y banderas. Su presencia era indispensable para mantener el funcionamiento de los ejércitos revolucionarios.
Además de estas tareas esenciales, hay testimonios históricos que narran cómo varias Adelitas tomaron las armas, participando activamente en los enfrentamientos cuando la situación lo exigía. Su valentía y entrega las colocan como figuras clave en la lucha por la libertad y la justicia social.
El nombre de Adelitas se popularizó gracias a la célebre canción “La Adelita”, que se convirtió en un himno sentimental de los revolucionarios. La melodía retrata a una mujer fuerte que sigue a su amado soldado a donde sea necesario, simbolizando la fidelidad, el coraje y la entrega de estas mujeres. Aunque su autoría es disputada—se atribuye al villista Antonio Gil del Río Armenta, al sargento Alfredo Villegas e incluso al capitán Elías Cortázar Ramírez—lo cierto es que la canción ayudó a inmortalizar el nombre de estas mujeres.

Sin embargo, el apodo también tiene un origen histórico concreto: Adela Velarde Pérez, considerada la primera Adelita. Nacida el 8 de septiembre de 1900, Adela se unió en 1915 a la Asociación Mexicana de la Cruz Blanca y posteriormente sirvió como enfermera en la División del Norte. Su dedicación, liderazgo y valentía la convirtieron en un símbolo dentro del movimiento. Su figura inspiró la popular canción y con ello dio nombre a miles de mujeres que siguieron su ejemplo.
Hoy, hablar de las Adelitas es reconocer la participación femenina en la Revolución Mexicana. Ellas no solo acompañaron a los soldados: sostuvieron la lucha, arriesgaron su vida y dejaron un legado de fuerza, solidaridad y resistencia que continúa vigente en la memoria colectiva del país.


