Hígado graso no alcohólico: síntomas de alerta para detectar una posible transición a cirrosis

Cuando esta condición progresa a fases más avanzadas, el daño suele ser irreversible 

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Por qué no puedo revertir
Por qué no puedo revertir el hígado graso no alcohólico: tres síntomas de que ya pudo haber progresado a cirrosis (Jesús Aviles/ Infobae México)

La presencia de enfermedad de hígado graso no alcohólico (EHGNA) representa una preocupación creciente en las consultas médicas, dado que la acumulación de grasa en el hígado puede avanzar sin generar síntomas iniciales.

Cuando esta condición progresa a fases más avanzadas, como la cirrosis, el daño suele ser irreversible. 

MedlinePlus indica que estar atento a ciertos signos como la coloración amarilla de piel y ojos, hinchazón abdominal o de piernas, y confusión mental o debilidad severa resulta fundamental para detectar una posible transformación hacia cirrosis.

Ictericia: señal de daño hepático significativo

Uno de los síntomas clave que alerta de la progresión de la EHGNA a cirrosis es la ictericia, identificada por la coloración amarilla en la piel y los ojos.

Este fenómeno ocurre debido a la acumulación de bilirrubina, una sustancia que el hígado no logra procesar normalmente cuando se encuentra deteriorado.

Ictericia: señal de daño hepático
Ictericia: señal de daño hepático significativo

La ictericia no solo evidencia un mal funcionamiento hepático, sino que también suele acompañar a otros síntomas como picazón, náuseas y pérdida de apetito, descritos en los reportes clínicos de la institución.

En palabras del portal médico, “la aparición de ictericia es una señal de daño hepático sustancial y requiere valoración médica inmediata”. Es importante subrayar que la ictericia en adultos generalmente no se presenta por causas leves, por lo que, en el contexto de una enfermedad hepática diagnosticada o sospechada, constituye una alarma importante de compromiso avanzado.

Ascitis y edema: hinchazón abdominal o de piernas son alertas de hígado graso no alcohólico

El desarrollo de ascitis, que es la acumulación anormal de líquido en el abdomen, y edema en las piernas representa otro de los síntomas que, de acuerdo con MedlinePlus, señala un avance de la EHGNA hacia la cirrosis.

Esta retención de líquidos suele ser resultado de la incapacidad del hígado para producir proteínas clave en el control de los líquidos corporales, así como de la obstrucción del flujo sanguíneo hepático.

La guía médica destaca que “la hinchazón abdominal o de las piernas, que no se atribuye a otras causas evidentes, es un signo de insuficiencia hepática progresiva”.

Ascitis y edema: hinchazón abdominal
Ascitis y edema: hinchazón abdominal o de piernas son alertas de hígado graso no alcohólico (Imagen Ilustrativa Infobae)

Estos síntomas pueden presentarse de forma gradual, y en algunos casos, la ascitis genera un aumento notorio del perímetro abdominal, dificultando la movilidad o la comodidad al estar sentado o recostado.

Ascitis y edema: hinchazón abdominal o de piernas son alertas de hígado graso no alcohólico

La confusión mental repentina o progresiva, así como la debilidad severa, figuran entre los signos neurológicos que indican daño hepático avanzado, según la información proporcionada por MedlinePlus.

Estos síntomas, englobados en el concepto de “encefalopatía hepática”, suceden cuando el hígado no filtra adecuadamente las toxinas de la sangre, permitiendo que lleguen al cerebro.

El portal explica que “la confusión, los cambios de personalidad, la dificultad para concentrarse y la debilidad muscular intensa pueden representar señal de que la EHGNA ha evolucionado hasta fases irrecuperables”.

Ante la manifestación de estos síntomas, la recomendación es buscar atención médica con urgencia para evaluar las opciones de manejo y evitar complicaciones de mayor gravedad.

Ascitis y edema: hinchazón abdominal
Ascitis y edema: hinchazón abdominal o de piernas son alertas de hígado graso no alcohólico (Infobae México/ Jesús Aviles)

Factores de riesgo y causas asociadas a la enfermedad de hígado graso no alcohólico

La enfermedad de hígado graso no alcohólico se relaciona con factores como sobrepeso, obesidad, resistencia a la insulina, diabetes tipo 2, colesterol o triglicéridos altos y presión arterial elevada. También puede desarrollarse tras pérdidas rápidas de peso, enfermedades intestinales, cirugía bariátrica o ciertos medicamentos. No obstante, algunas personas desarrollan la enfermedad sin factores de riesgo conocidos.

Los síntomas más habituales, en etapas previas de la enfermedad, incluyen fatiga y dolor en la parte superior derecha del abdomen. Cuando avanza hacia cirrosis, aparecen complicaciones como sangrado gastrointestinal, picazón persistente, pérdida de apetito y náuseas frecuentes.

El reto de revertir el hígado graso y el papel de la prevención

Actualmente, no existe un tratamiento específico para la EHGNA que haya progresado a cirrosis. El foco se encuentra en el manejo de factores de riesgo y en la modificación del estilo de vida. Entre las medidas sugeridas para prevenir el avance se encuentran:

  • Bajar de peso de forma controlada bajo supervisión médica.
  • Mantener una dieta equilibrada, baja en sal y adecuada para la salud hepática.
  • Abstenerse de consumir alcohol.
  • Realizar actividad física regularmente.
  • Controlar enfermedades asociadas, como diabetes e hipertensión arterial.
  • Vacunarse contra hepatitis A y B.
  • Revisar con el médico todos los medicamentos, suplementos y productos naturales antes de su uso.
El reto de revertir el
El reto de revertir el hígado graso y el papel de la prevención Foto: (iStock)

Perder peso y controlar la diabetes puede detener el progreso e incluso permitir la reversión del depósito de grasa en el hígado en fases tempranas. Sin embargo, una vez aparecen síntomas como ictericia, ascitis y confusión mental, el daño usualmente es irreversible, de ahí la importancia de una detección y atención tempranas.