
Buen cierre de jornada para el “súper peso” que no solo terminó el día cotizando al alza frente al dólar, sino que también revirtió la tendencia negativa con la que comenzó la sesión de este 18 de noviembre y le ganó terreno al euro.
El precio del euro se ubicó en los 21,24 pesos mexicanos en promedio, de modo que supuso un cambio del 0,11% comparado con la cifra de la sesión previa, cuando acabó con 21,26 pesos, reporta Dow Jones.
De acuerdo con un análisis financiero de Monex, el tipo de cambio responde a la cautela de los inversores que están a espera de datos económicos en México durante la semana.
En México los operadores centrarán su atención en el reporte del Producto Interno Bruto (PIB) del tercer trimestre del año que se darán a conocer en la semana, para confirmar el estado de la economía nacional.
En relación a la rentabilidad de la última semana, el euro marca un ascenso 0,08%, de manera que en términos interanuales aún conserva una subida del 0,61%.
En relación a días previos, giró las tornas respecto del de la jornada anterior, cuando marcó un incremento del 0,21%, siendo incapaz de consolidar una tendencia definida.
En cuanto a la volatilidad de estos siete días es manifiestamente inferior a los números conseguidos para el último año (9,87%), de forma que su cotización está presentando menos variaciones de lo esperado en estos días.
México destaca entre emergentes pese a riesgos y volatilidad global
Grupo Bursátil Mexicano (GBM) Casa de Bolsa advierte que, aunque persisten riesgos, el país se encuentra en una posición relativamente sólida frente a otras economías emergentes.
El análisis de GBM destaca que México ha logrado sobresalir entre los mercados emergentes, incluso en medio de la incertidumbre macroeconómica que ha caracterizado los últimos meses. Las decisiones comerciales del presidente Donald Trump han generado inquietud, pero la percepción de una conducción económica más moderada y pragmática ha favorecido la narrativa sobre el país. Esta imagen positiva ha incrementado el atractivo de México para fondos internacionales, que lo consideran uno de sus destinos preferidos en América Latina.
La reconfiguración del comercio global ha sido un factor determinante en este escenario. En un entorno marcado por tensiones comerciales, México ha priorizado mantener una relación cercana con Estados Unidos para asegurar un intercambio justo y equilibrado. Sin embargo, la reciente advertencia de imponer aranceles del 30% a productos mexicanos y europeos —sin contar los aranceles sectoriales, como el 25% al sector automotriz— ha reavivado las especulaciones entre inversionistas sobre un posible aumento en las tarifas aplicadas a las exportaciones mexicanas hacia el mercado estadounidense.
Ante este panorama, la próxima revisión del T-MEC adquiere una relevancia estratégica. Aunque el proceso formal aún no ha comenzado, la renegociación del tratado podría abrir nuevas oportunidades para México, especialmente frente a competidores asiáticos. Si la revisión logra aportar certidumbre para las inversiones vinculadas al nearshoring, el país podría consolidar su posición como destino preferente para la relocalización de cadenas productivas.
En cuanto a las perspectivas de crecimiento, los analistas de GBM proyectan un avance económico limitado para este año, con una estimación de 0,5%, aunque prevén condiciones más favorables en el segundo semestre. La inversión podría experimentar un mayor dinamismo, impulsada por programas de colaboración público-privada como el “Plan México” y por la tendencia descendente en las tasas de interés, que ofrecería un estímulo adicional a la inversión productiva.
Sectores como el de consumo, tecnología, salud y fintech han mostrado resiliencia y podrían alcanzar un punto de inflexión en los próximos meses. La recuperación de la confianza del consumidor, un tipo de cambio favorable, la integración de infraestructura tecnológica con inteligencia artificial, y la digitalización bancaria y empresarial, se perfilan como factores que abren oportunidades tanto para inversionistas como para los mercados.
No obstante, persisten riesgos estructurales. La generación de empleo formal se ha moderado y la subocupación ha aumentado, lo que limita la capacidad de absorción del mercado laboral. Además, los flujos de remesas, aunque elevados, podrían verse afectados por cambios en la política migratoria de Estados Unidos. Según GBM, estos elementos configuran un entorno de volatilidad externa y ajustes institucionales internos que marcarán el cierre de 2025 para la economía mexicana.

