
La reciente detención en España de Wilmer Geovanny Chavarría Barre, alias “Pipo”, líder de Los Lobos en Ecuador, expone el alcance internacional de una alianza criminal tejida entre organizaciones ecuatorianas y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), de México.
Y es que el nacimiento de esta alianza permitió a Los Lobos consolidar rutas de narcotráfico y expandir sus operaciones a otros continentes, una dinámica que las autoridades europeas y latinoamericanas observan con preocupación creciente y que ha transformado el mapa del crimen organizado en la región en los últimos años.
Chavarría Barre fue capturado en Málaga tras varios años de fuga bajo una identidad falsa. Fingió su muerte en 2021 y se sometió a siete cirugías faciales con el objetivo de evitar la persecución judicial, tal como lo detalló este fin de semana el Ministerio del Interior de Ecuador.

La detención ocurrió después de que autoridades ecuatorianas, españolas y estadounidenses coordinaran acciones de inteligencia frente a la ola delictiva que enfrenta Ecuador. Este golpe es, a su vez, una baja importante para el grupo criminal liderado por el mexicano Nemesio Oseguera Cervantes, “El Mencho”.
La alianza Los Lobos-CJNG: una franquicia delictiva
El vínculo entre Los Lobos y el CJNG se fortaleció tras la fragmentación de las antiguas organizaciones ecuatorianas, principalmente a partir del asesinato en 2020 de Jorge Luis Zambrano, conocido como “Rasquiña” y líder de Los Choneros.
Pipo, quien en sus orígenes operaba como subordinado dentro de Los Choneros, capitalizó la crisis interna y lideró la escisión que dio origen a Los Lobos, con respaldo financiero y logístico del cártel mexicano.
De acuerdo con documentos del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, la colaboración criminal incluyó la exportación de cargamentos de cocaína a Norteamérica y Europa, protección de rutas a través de puertos estratégicos como Guayaquil y Esmeraldas, y el aprovisionamiento de armas y tecnología criminal.
Según la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) y la DEA, el CJNG utilizó a Los Lobos como brazo operativo en Sudamérica para competir con su rival mexicano, el Cártel de Sinaloa, replicando en Ecuador la disputa criminal de territorio y rutas.

El liderazgo de Pipo fue clave en la internacionalización de Los Lobos. Tras obtener un beneficio penitenciario en 2019 y salir de la cárcel, trasladó el centro de operaciones fuera de Ecuador, residiendo entre España y Dubái, mientras dirigía desde el extranjero una red multinacional de narcotráfico, sicariato, minería ilegal y lavado de dinero.
Este individuo, según explicó el ministro del Interior de Ecuador, John Reimberg, tras el arresto, llegó en 2022 a Europa para dirigir un amplio esquema de narcotráfico en Países Bajos, Italia, Alemania, México y Colombia.
Rutas, oro y control territorial
Informes de inteligencia citados en diversos medios evidencian que así fue cómo Los Lobos se convirtieron en el principal socio estratégico del CJNG dentro de Ecuador, con dominio de pabellones carcelarios, territorios costeros y zonas mineras clave.
Su diversificación incluyó la minería ilegal, especialmente en provincias como Imbabura y Azuay, de donde extraían “hasta 20 kilos de oro al mes”, según documentos judiciales y policiales obtenidos por la plataforma OjoPúblico.

Los ingresos derivados del oro ilegal resultaron fundamentales para el sostenimiento financiero del grupo y su capacidad de corromper funcionarios, comprar armas y expandirse a mercados más allá del continente americano.
AP informó que el control sobre puertos y minas fue reforzado con “prácticas de intimidación, secuestro, cobro de vacunas y asesinatos selectivos” contra productores legales e ilegales, patrones delictivos que las autoridades vinculan directamente con la estructura de poder del CJNG en México, una situación que ya se ha visto, por ejemplo, en Michoacán.
La presencia mexicana no se limita al trasiego de droga: autoridades estadounidenses y ecuatorianos atribuyen al cártel mexicano el suministro de armamento, entrenamiento y apoyo estratégico para que Los Lobos disputaran territorio y ascendieran como la mayor organización de narcotráfico ecuatoriana.
Cártel Nueva Generación
El Departamento del Tesoro de Estados Unidos sancionó en junio de 2024 a Los Lobos y a Chavarría Barre por “participar o intentar participar en actividades que contribuyeron materialmente a la proliferación internacional de drogas ilícitas”. Según la entidad, Los Lobos desarrollaron una estructura operacional que incluye reclutamiento en las cárceles, vínculos con exmiembros de las FARC en la frontera con Colombia y expansión en territorio europeo gracias a la asesoría y conexiones brindadas por el CJNG.

Las autoridades ecuatorianas estiman que Los Lobos cuentan con más de 8.000 integrantes desplegados en 16 de las 24 provincias del país, y que la alianza CJNG-Los Lobos desencadenó la multiplicación de bandas menores y el incremento de la violencia en el país.
La captura de Pipo en España se suma a la reciente detención y extradición de otros líderes del crimen organizado ecuatoriano, como José Adolfo Macías Villamar (“Fito”), jefe de Los Choneros y socio del Cártel de Sinaloa.
El entramado criminal que lideran Los Lobos no se construyó en solitario. Según investigaciones de OjoPúblico y códigos judiciales ecuatorianos, la organización actuó junto a grupos aliados como Los Tiguerones y Los Chone Killers, operando bajo la denominación de “Cártel Nueva Generación”, en alusión al grupo criminal que lidera El Mencho.
La caída de Chavarría Barre es parte de una serie de golpes recientes al liderazgo criminal ecuatoriano. Entre quienes han sido capturados o extraditados recientemente figuran José Adolfo Macías Villamar (“Fito”) en Manta; Fabricio Colón Pico (“El Salvaje”), líder de Los Lobos en Pichincha; Federico Gómez (“Fede”), jefe de Las Águilas; y William Alcívar (“Willy”), cabecilla de Los Tiguerones detenido en España. También se han producido extradiciones de jefes de los Chone Killers y otras bandas.


