
Cada 15 de noviembre se lleva a cabo el Día Mundial sin Alcohol, una fecha promovida para reflexionar sobre los efectos que el consumo de bebidas alcohólicas tiene en la salud. Este día busca visibilizar las consecuencias que pueden presentarse cuando su ingesta se vuelve excesiva o constante.
La conmemoración fue instaurada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) con la intención de generar conciencia, especialmente entre adolescentes y jóvenes, sobre los riesgos del consumo de alcohol. La fecha tiene como propósito impulsar prácticas responsables y prevenir hábitos que puedan derivar en daños a corto y largo plazo.
De acuerdo con datos del Centro de Ayuda al Alcohólico y sus Familiares (CAAF), del Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente Muñiz”, una parte importante de la población consumidora está conformada por personas de entre 12 y 24 años. Ante este panorama, instituciones como el Instituto Mexicano de la Juventud (Imjuve) han reforzado programas orientados al bienestar y la prevención.
Origen y propósito de la conmemoración

La OMS designó el 15 de noviembre como el Día Mundial sin Alcohol con el fin de fomentar la responsabilidad sobre el consumo y poner especial atención en la población joven. La intención es que este sector reconozca los riesgos asociados y adopte decisiones informadas respecto a su salud.
El Instituto Mexicano de la Juventud (Imjuve), mediante el Programa Nacional de Juventud (Projuventud) 2014-2018, plantea promover condiciones que permitan a las juventudes desarrollarse en entornos saludables. Esta estrategia integra acciones relacionadas con salud, convivencia y seguridad para reducir prácticas que puedan afectar su bienestar.
Riesgos y estadísticas sobre el consumo

El CAAF señala que el 63% de los consumidores identificados en un estudio pertenece al grupo de adolescentes y jóvenes de 12 a 24 años. Este consumo se vincula con consecuencias físicas, emocionales y sociales que pueden intensificarse si no existe información o atención adecuada.
Entre las afectaciones más comunes relacionadas con el consumo excesivo de alcohol se encuentran la adicción y dependencia, aumento de la presión arterial, daño cerebral, problemas de memoria, alteraciones en el aparato digestivo, riesgo de desarrollar ciertos tipos de cáncer, además de complicaciones nutricionales y conflictos sociales y económicos.
Según el Imjuve, el 31% de los estados miembros de la ONU cuenta con estrategias nacionales enfocadas en el control del consumo de alcohol y en acciones preventivas dirigidas a distintos sectores de la población.


