
La participación de México en la reunión ministerial del G7 en Niágara, Canadá, coincidió con operaciones militares de Estados Unidos contra el narcotráfico en el Pacífico oriental, donde seis presuntos narco-terroristas murieron en dos ataques recientes. Mientras el canciller Juan Ramón de la Fuente subrayó la importancia de la cooperación regional y el respeto al derecho internacional para fortalecer la conectividad marítima, el gobierno estadounidense intensificó su ofensiva contra organizaciones criminales vinculadas al tráfico de drogas.
Durante su intervención en el G7 la mañana de este 11 de noviembre, De la Fuente enfatizó que la consolidación de la conectividad marítima requiere el desarrollo de capacidades y marcos legales basados en el derecho internacional, con el objetivo de garantizar la soberanía de los Estados y promover la cooperación internacional.
El canciller De la Fuente también sostuvo que los esfuerzos colectivos para combatir las actividades ilícitas en el mar deben regirse por el derecho del mar, y recordó que la postura de México se fundamenta en principios constitucionales que privilegian el diálogo y la solución pacífica de disputas. En la reunión, el diplomático estuvo acompañado por Roberto Velasco, subsecretario para América del Norte.
En paralelo, el secretario de Defensa de la Casa Blanca, Pete Hegseth, informó a través de la red social X el pasado 10 de noviembre que las fuerzas estadounidenses realizaron dos ataques letales contra embarcaciones asociadas a organizaciones designadas como terroristas.
Según Hegseth, las operaciones, ordenadas por el presidente Donald Trump, se llevaron a cabo en aguas internacionales del Pacífico oriental y forman parte de la campaña militar de Washington contra los cárteles de la droga.
El funcionario detalló que los barcos atacados estaban vinculados a redes de narcotráfico, transportaban cargamentos de drogas y navegaban rutas empleadas para el contrabando de cocaína. En cada embarcación viajaban tres hombres identificados como “narco-terroristas”; los seis murieron en los ataques.
Desde el inicio de estas acciones en septiembre, Estados Unidos ha destruido al menos dieciocho embarcaciones —diecisiete lanchas rápidas y un semisumergible— en operaciones similares. Inicialmente, las acciones se concentraron en el mar Caribe, pero posteriormente se extendieron al Pacífico oriental, una de las principales rutas del tráfico de drogas procedente de Sudamérica y que abarca desde las cotas de México hasta las de Perú.
La administración Trump sostiene que el país enfrenta un conflicto armado contra los cárteles internacionales y ha señalado directamente al Cártel de los Soles, una red integrada por altos mandos militares y políticos venezolanos que, según investigaciones estadounidenses, opera bajo la protección y liderazgo del régimen de Nicolás Maduro.
Como parte de esta estrategia, Estados Unidos ha reforzado su presencia militar en aguas sudamericanas, incluyendo el despliegue de un portaaviones en la región. Esta expansión ha generado especulaciones sobre un posible intento de presión o desestabilización del gobierno venezolano. Maduro ha respondido a estas acciones afirmando que Washington “fabrica una guerra” para justificar una intervención.


