
El caballo de Jutlandia es una raza de sangre fría originaria de Dinamarca, considerada una de las más antiguas de Europa. Conocido por su fuerza y robustez, este cuadrúpedo ha desempeñado un papel destacado a lo largo de la historia, principalmente como especie de tiro, de carruaje y en la industria cervecera.
Según la revista especializada Ehorses, durante la Edad Media, estos mamíferos fueron especialmente valorados por su capacidad para soportar el peso de armaduras de entre 20 y 30 kilogramos, de hecho, sin la fuerza del caballo de Jutlandia, muchas victorias en conflictos bélicos de la época no habrían sido posibles.
En este marco histórico, según el portal especializado Terránea, las invasiones vikingas del siglo IX llevaron a estos ejemplares hasta las costas de Gran Bretaña, y su posterior liberación o abandono en tierras inglesas habría dado origen, con el tiempo, a la raza conocida hoy como Suffolk inglés.
Con el paso del tiempo, la función de esta raza cambió. Durante el siglo XVI, el animal fue desplazado por los Frederiksborg, una raza mediana de tipo barroco también originaria de la nación danesa. Éstos eran más adecuados para la sociedad renacentista, destacando en ceremonias y exhibiciones en la corte, mientras que el caballo de Jutlandia quedó relegado a tareas agrícolas y de tiro.
Evolución de la raza

Durante el siglo XIX, los criadores buscaron mejorar la raza mediante cruzas con el Yorkshire Roadster, Cleveland Bay y Frederiksborger. Sin embargo, de acuerdo con la información consultada en Ehorses, estas combinaciones redujeron la masa corporal de los ejemplares, lo que motivó un cambio en las estrategias de cría.
Para recuperar la robustez característica del caballo de Jutlandia, se realizaron cruzas con razas frías inglesas como el Clydesdale, Shire Horse y Suffolk Punch. Este último fue especialmente importante por aportar el pelaje alazán que distingue a la raza moderna. Por otro lado, el semental inglés Oppenheim es reconocido como uno de los progenitores esenciales del equino danés.
En el siglo XX, los criadores continuaron trabajando en la consolidación de la raza mediante cruzas con la Ardenner, que permitió mantener sus cualidades físicas y de trabajo. Hoy en día, el caballo de Jutlandia encarna la imagen clásica de un caballo de trabajo europeo, reflejando fuerza y resistencia en cada aspecto de su físico.
La revista especializada describe al ejemplar con una estructura craneal sólida y un perfil ligeramente encorvado, sostenida por un cuello corto, musculoso y recto. Esta longitud del cuello influye en su equilibrio, lo que puede dificultar algunos movimientos frente a otras razas de cuello más largo, aunque contribuye a su imponente apariencia.
Características físicas y uso actual
El caballo de Jutlandia posee hombros anchos e inclinados, costillas bien arqueadas y una grupa redonda y musculosa. Su dorso ancho y profundo conecta con extremidades cortas pero fuertes, con articulaciones robustas y cascos planos. Además, el abundante pelo en las extremidades inferiores y las crines claras crean un contraste llamativo con el pelaje, que suele ser alazán oscuro. En cuanto al tamaño, la alzada de estos ejemplares oscila entre 158 y 165 centímetros.
A pesar de los cambios en la agricultura y la mecanización, actualmente se utiliza como caballo de tiro y de carruaje, incluyendo la tradicional tarea de arrastrar carruajes cerveceros en festividades y eventos culturales.
De acuerdo con Ehorses, son animales resistentes y longevos, capaces de soportar grandes pesos, aunque se debe tener cuidado con la presión que esto ejerce sobre sus articulaciones, especialmente en ejemplares jóvenes.
Con un manejo adecuado, estos caballos, capaces de vivir hasta dos décadas, pueden trabajar eficientemente durante muchos años, preservando la tradición y la historia de una raza única en Europa.


