
El dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, arremetió contra el gobierno federal y estatal tras el homicidio del alcalde de Uruapan, Michoacán, Carlos Manzo, ocurrido el 1 de noviembre.
En conferencia de prensa, acusó a las autoridades de haberlo dejado sin protección, pese a que el edil había solicitado apoyo de manera pública ante amenazas del crimen organizado.
Moreno afirmó que la falta de respuesta institucional refleja el grado de abandono en el que se encuentran diversas regiones del país, donde —sostuvo— los grupos delictivos han tomado el control territorial.
“El crimen organizado manda en México”, sentenció, al asegurar que el gobierno ha cedido espacios a los cárteles y dejado a la ciudadanía “a su suerte”.
El líder priista responsabilizó directamente a Morena, al señalar que la violencia se ha intensificado desde que ese partido llegó al poder.
Según dijo, los índices delictivos han alcanzado niveles históricos: más de 230 mil homicidios, 6 mil feminicidios y 5 mil secuestros en lo que va de la actual administración. “Morena es la peor desgracia que le ha ocurrido a nuestro país”, subrayó, frente a militantes y medios de comunicación.
Moreno sostuvo que el caso de Manzo no es un hecho aislado, sino una muestra del “estado fallido” en que, aseguró, se encuentra México.

Explicó que en más del 60 por ciento del territorio “no se puede transitar”, pues las decisiones las imponen los cárteles ante la ausencia de autoridad.
“El mensaje fue claro: el crimen organizado le dijo al gobierno ‘aquí mandamos nosotros’, y eso es inaceptable”, expresó.
Asesinato de Carlos Manzo
De acuerdo con el dirigente priista, la muerte del presidente municipal de Uruapan pudo evitarse si las autoridades hubieran atendido las denuncias y peticiones de auxilio.
Reprochó que, pese a los llamados de Manzo, ningún nivel de gobierno actuó para garantizar su seguridad.
“Lo abandonaron, lo dejaron solo. No lo apoyaron ni el gobierno estatal ni el federal”, insistió.
Moreno calificó la omisión como un acto de indolencia y negligencia institucional.

“Estas son las consecuencias de tener un gobierno incapaz, torpe y sin resultados”, acusó, al advertir que la inacción de las autoridades fortalece a la delincuencia y deja a funcionarios y ciudadanos expuestos.
El dirigente nacional del PRI llamó a replantear la estrategia de seguridad y a no normalizar la violencia.
Aseguró que su partido seguirá exigiendo justicia por el asesinato de Manzo y denunciará cada caso en el que —afirmó— el Estado renuncie a su responsabilidad de proteger a la población.
“Hay un gobierno que no atiende, no escucha y no actúa. La violencia no se va a detener con discursos, sino con instituciones fuertes y decisiones firmes”, concluyó.


