
La industria del cine internacional ha consolidado a México como un destino predilecto para la filmación de superproducciones, gracias a la combinación de paisajes diversos y una infraestructura técnica capaz de satisfacer las exigencias de los proyectos más ambiciosos.
La versatilidad geográfica del país ha sido determinante para que producciones de gran escala elijan sus locaciones, ya que sus escenarios naturales pueden simular desde selvas exóticas hasta desiertos inhóspitos o ciudades cosmopolitas. A esto se suma la disponibilidad de una gran gama de recursos técnicos que facilita la recreación de ambientes que corresponden a lugares pertenecientes a otras culturas o épocas.

El caso más trascendente de una superproducción trasladada a México
Un caso emblemático de esto se da con una de las películas más taquilleras de la historia: Titanic. El filme que dirige James Cameron, aunque narrativamente sitúa su trama entre Southampton y Nueva York, fue filmada en los extintos Baja Studios, construidos por 20th Century Fox.
El impacto de la producción de Titanic en la industria cinematográfica no sólo se reflejó en la taquilla, sino también en la infraestructura creada para hacerla posible. La construcción de Baja Studios respondió al requerimiento técnico de contar con un tanque de agua de dimensiones excepcionales, capaz de albergar una réplica del famoso transatlántico de aproximadamente 236 metros de longitud.

Localizado en Rosarito, Baja California, este complejo también ha albergado otras superproducciones como Pearl Harbor y James Bond 007: El mañana nunca muere.
La elección de esta locación como sede tiene que ver no sólo con la proximidad con la frontera con Estados Unidos, sino también con las características costeras del destino. Reconocido por sus olas, Rosarito suma a su atractivo una combinación de recursos naturales y servicios gastronómicos que ha convertido a la región en un magnífico punto de interés para la industria fílmica y el turismo en general.
Las playas de México como escenario perfecto para retratar las costas griegas
Otra tendencia marcada es la de optar por playas mexicanas para recrear escenarios de otras latitudes. De aquí se desprende la película Troya, de 2004, protagonizada por Brad Pitt y Eric Bana. Basada en La Ilíada de Homero, la cinta narra episodios de la Guerra de Troya y presenta escenas que, en apariencia, transcurren en las costas de la antigua Grecia. Sin embargo, las imágenes de la llegada de la armada aquea, con sus playas doradas y aguas azul profundo, corresponden en realidad a las costas de Los Cabos, en Baja California Sur.

Esta elección se explica por la diversidad de paisajes que ofrece, donde el desierto se encuentra con el mar, y por su consolidada infraestructura turística. El destino ofrece atractivos naturales como el Arco y la Ruta de las Misiones. Además, en algunas época, es posible observar ballenas en la región.
La utilización de escenarios mexicanos en producciones de gran escala ha permitido que lugares como Rosarito y Los Cabos trasciendan su función turística para convertirse en referentes internacionales del cine, albergando escenas que, aunque ambientadas en otros continentes, encuentran en México el telón ideal para su realización.


