
La revelación de una herida profunda marcó uno de los momentos más emotivos en La Granja VIP cuando Manola Díez compartió con sus compañeros y la audiencia el episodio que transformó su vida: el accidente doméstico que sufrió su hijo Max y que le costó la visión de un ojo.
La actriz mexicana, conocida por su carácter y autenticidad, se quebró al recordar este suceso, mostrando una vulnerabilidad que impactó tanto a los participantes del reality como a los espectadores.
Durante una dinámica de preguntas entre los integrantes del programa, surgió la inquietud sobre el motivo por el que Manola Díez suele mostrarse enojada. Aunque inicialmente abordó la cuestión con humor, la conversación derivó en una confesión sobre el dolor que arrastra desde hace años.
La actriz explicó que, aunque intenta mantener la reserva por respeto a su hijo, el peso de esa experiencia sigue presente en su vida. “Es una situación muy personal que me afecta hasta el día de mi muerte, se trata de la persona que más amo en este mundo, pero nada puedo hacer”, expresó Díez.

El accidente que marcó a la familia ocurrió en diciembre de 2012, cuando Max, entonces de seis años y medio, se encontraba de vacaciones en Cancún bajo el cuidado de su padre, Roberto López, mientras Manola Díez terminaba de grabar escenas en la Ciudad de México.
El niño intentó abrir una gelatina y, al no conseguirlo con las manos, utilizó un cuchillo de madera con picos, lo que provocó una grave lesión ocular. A pesar de las siete cirugías a las que fue sometido, los médicos no lograron restaurar la visión en ese ojo, aunque sí pudieron salvar el globo ocular.
La actriz relató que, al regresar tras enterarse del accidente, procuró mantener la calma para no alarmar a su hijo. Max mostró una madurez inusual para su edad y le contó: “Yo me lo saqué solo, me quedé con el ojo en mi mano”, según narró Manola Díez en el programa.
Pese a la gravedad de la situación, el niño insistió en que “seguía siendo feliz”, una actitud que su madre describió como una lección de fortaleza y resiliencia.
El impacto de este episodio no solo afectó la salud de Max, sino que también provocó una crisis en la vida personal y profesional de Manola Díez. La actriz confesó que la tragedia familiar contribuyó a la separación de su entonces esposo, ya que ambos tuvieron dificultades para ponerse de acuerdo sobre el tratamiento médico de su hijo.
“Mi esposo y yo no supimos manejar el accidente y eso fue un tanto cuanto lo que nos separó... no nos poníamos de acuerdo quién lo iba a operar, qué médico había”, reveló Díez en el reality.

A raíz de este suceso, Manola Díez decidió alejarse temporalmente de las telenovelas para dedicarse por completo al cuidado y recuperación de Max. La actriz ha manifestado que su mayor temor es que algo le ocurra a su hijo y que solo su fe en Dios le permitió superar los momentos más difíciles.
“No me da vergüenza decirlo. Creo que como todos hemos pasado pruebas difíciles y no me voy a justificar, pero sí hay mucho dolor... Todos hemos pasado pruebas o dolores, y uno se esconde, pones tu cara de mala, pero realmente yo no me considero una persona mala, yo sé que tengo un noble corazón, pero a veces pongo ese enojo porque detrás hay mucho dolor... Quiero respetar a la persona que es mi hijo, que no quiere que hable de ese tema porque ya lo he hablado mucho”, compartió Díez.