
La chía es una semilla muy popular, reconocida por su perfil nutricional. Contiene una alta cantidad de grasas saludables, fibra y proteína vegetal. Su uso se ha extendido tanto en bebidas como en recetas de panadería, gracias a su capacidad para absorber líquidos y formar texturas agradables.
Según el Manual de Marcadores Nutricionales, la harina de chía aporta un alto contenido de fibra soluble e insoluble, grasas insaturadas, principalmente ácidos grasos omega-3, y una fuente vegetal relevante de proteína. Además, contiene minerales como calcio, fósforo y magnesio, que benefician a los huesos y el metabolismo energético.
El consumo de harina de chía, de acuerdo con la Secretaría de Salud, apoya el control de la glucosa en sangre gracias a su fibra soluble, que retrasa la absorción de azúcares. También contribuye a la prolongación de la sensación de saciedad, lo cual puede ser útil en planes de regulación de peso. Otro beneficio es la alta presencia de omega-3, un tipo de grasa saludable relacionada con la protección cardiovascular.

Según la Secretaría de Salud, se recomienda precaución con el consumo de chía en personas que sufren de obstrucción intestinal, problemas de deglución o alergias a semillas. Su alto contenido de fibra puede provocar malestares digestivos si no se acompaña de una adecuada hidratación.
El perfil de ácidos grasos de la chía ha sido objeto de estudio por parte de expertos como Wayne Coates, investigador de la Universidad de Arizona y pionero en el análisis de esta semilla desde 1990.
Según Coates, la chía contiene una cantidad superior de ácidos grasos omega-3, especialmente ácido alfa-linolénico, en comparación con cualquier otra planta. “La chía tiene más ácidos omega-3 (particularmente ácido graso alfa-linolénico, el único ácido graso omega-3 esencial) que ninguna otra planta”, afirmó Wayne Coates a la Universidad de Arizona.
Las mejores recetas con harina de chía
Harina de chía casera: Toma semillas de chía y colócalas en un molinillo de café o procesador de alimentos. Tritura hasta obtener un polvo fino. Guarda en un recipiente hermético, protegido de la luz y la humedad, para conservar frescura y propiedades.
Tortillas de harina de chía: Mezcla harina de chía, harina de trigo y una pizca de sal. Agrega agua tibia poco a poco hasta formar una masa suave. Forma bolitas, aplánalas usando las manos o un rodillo y cocina en un comal caliente por ambos lados hasta que se inflen y doren.
Pan de chía: En un bol grande, mezcla harina de chía, harina integral, levadura, una pizca de sal y agua tibia. Deja reposar hasta que aumente el volumen, luego forma el pan y hornéalo a 180°C