
En México, el costo de vida de un adulto mayor puede superar al de un joven, debido principalmente a la falta de planificación financiera a lo largo de la vida. Muchas personas llegan a la vejez sin ahorros suficientes o sin acceso a productos financieros adecuados, lo que incrementa su dependencia de sistemas públicos y privados y los hace más vulnerables económicamente.
Planificación y desafíos financieros
La estabilidad económica en la vejez comienza con hábitos financieros tempranos. Abrir una cuenta bancaria, registrar ingresos y gastos, y establecer hábitos de ahorro son acciones clave que permiten construir seguridad financiera a largo plazo. Cada decisión financiera tomada desde joven contribuye a reducir el riesgo de dificultades económicas en la etapa adulta mayor.
Aunque millones de personas viven al día, la educación financiera sigue siendo limitada. No se trata solo de ahorrar, sino de desarrollar estrategias que consideren el envejecimiento y la creciente esperanza de vida. Esto implica acceso a productos financieros más accesibles, con mejores rendimientos, y políticas públicas que aseguren pensiones y servicios de salud adecuados para la población mayor.
Más allá del ingreso
La estabilidad económica no depende únicamente del salario, sino de cómo se administrar el dinero. Comprender los ingresos y gastos, establecer prioridades y planificar para el futuro son acciones que pueden marcar la diferencia. Mientras que los jóvenes pueden planear a mediano plazo, la falta de previsión durante la vida laboral puede convertir la vejez en una etapa de dependencia económica significativa.
Postergar la planificación del retiro es un riesgo común. Para evitar dificultades económicas en la vejez, es fundamental adoptar estrategias integrales que combinen ahorro, inversión y educación financiera continua. No se trata de generar miedo, sino de construir activos y hábitos que proporcionen seguridad a corto y mediano plazo.
¿Hacia dónde?
Cabe destacar que el retiro no comienza a los 60 años, este proceso inicia cuando dejamos de ver el futuro como algo ajeno y empezamos a tomar decisiones conscientes desde el presente, ya que al final, cada peso bien administrado no solo paga cuentas: construye tranquilidad, abre oportunidades y nos acerca a una vida más plena.
Contrario a lo que se piensa, la estabilidad financiera no está necesariamente ligada al tamaño del sueldo, de los ingresos, sino a una relación consciente con el dinero: saber cuánto entra y sale y hacia dónde se quiere ir con él, algo que debe comenzar desde la madurez.