
La neurociencia ha confirmado que perdonar implica mucho más que un cambio emocional: literalmente transforma el cerebro y contribuye al bienestar psicológico y físico. Según investigaciones recientes citadas por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), este proceso activa diversas zonas cerebrales relacionadas tanto con el manejo emocional como con la capacidad de empatía y la toma de decisiones.
Especialistas como la Dra. Judith Salvador Cruz, de la FES Zaragoza (UNAM), han detallado que, al perdonar, se ponen en funcionamiento la corteza prefrontal dorsolateral, la corteza prefrontal ventromedial y la corteza cingulada anterior, áreas asociadas al control cognitivo.
Esta capacidad resulta fundamental para regular emociones, inhibir impulsos automáticos de venganza y evaluar racionalmente el contexto social. La investigadora señaló: “Estas estructuras son responsables del control cognitivo, un conjunto de funciones que nos permite regular nuestras emociones, suprimir impulsos automáticos, evaluar el contexto social y tomar decisiones conscientes”, según la Gaceta UNAM.
La influencia de la estructura cerebral en la predisposición al perdón fue destacada por el estudio Neuroanatomical correlates of forgiving unintentional harms publicado en Nature en 2017.

Allí, Indrajeet Patil y colaboradores demostraron que mayores volúmenes de materia gris en el surco temporal superior anterior izquierdo facilitan que una persona perdone daños de carácter accidental, lo cual sugiere una base biológica más allá de factores culturales o educativos.
El sistema nervioso autónomo, especialmente el sistema simpático que prepara al organismo para afrontar situaciones de estrés, también responde al perdón. Cuando alguien permanece atrapado en el resentimiento, este sistema se activa con reiteración, lo que puede predisponer a la ansiedad, el enojo y otros daños en la salud.
Pero tras soltar el rencor, el cuerpo experimenta una reducción en la frecuencia cardíaca, la presión arterial y la liberación de neurotransmisores asociados al estrés. Según la Dra. Salvador Cruz, “El perdón ayuda a desactivar o reducir la activación constante del sistema nervioso simpático, lo que contribuye a disminuir el estrés, mejorar la regulación emocional y prevenir daños físicos y psicológicos”, enfatizó en declaraciones recogidas por Gaceta UNAM.
Beneficios de perdonar
- Reduce los niveles de estrés: Al perdonar, disminuye la activación constante del sistema nervioso simpático, lo que baja la frecuencia cardíaca y la presión arterial.
- Mejora la salud mental: Perdonar lleva a niveles más bajos de depresión, ansiedad y hostilidad, según datos recogidos por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
- Aumenta la autoestima: Las personas que practican el perdón reportan una mejor valoración de sí mismas.
- Favorece la satisfacción con la vida: Se observa mayor bienestar subjetivo y satisfacción personal en quienes son capaces de dejar ir el resentimiento.
- Reduce el abuso de sustancias: La propensión a consumir alcohol u otras sustancias disminuye en quienes perdonan.
- Disminuye la rumiación: Perdonar facilita dejar de pensar de manera repetitiva en experiencias negativas, lo cual protege la salud física y psicológica.
- Mejora la regulación emocional: El acto de perdonar fortalece las funciones cerebrales responsables del control de las emociones.
- Favorece la empatía y la conexión social: El perdón activa regiones cerebrales asociadas con la comprensión y la compasión hacia los demás.
- Previene daños físicos derivados del estrés: Menor exposición al estrés crónico reduce el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y otros trastornos relacionados.
- Potencia la resiliencia: Perdonar ayuda a superar experiencias dolorosas y promueve la capacidad de adaptación ante la adversidad.