
El mal olor en los zapatos es una molestia común que puede afectar la comodidad diaria y generar incomodidad social, por ello es importante mantenerlos libres de estos aromas.
Aunque suele atribuirse a la falta de higiene, en realidad se debe a una combinación de factores: sudor acumulado, materiales poco transpirables, uso prolongado y proliferación de bacterias.
Los pies tienen cientos de miles de glándulas sudoríparas, y al estar encerrados por horas en calzado cerrado, la humedad se concentra y favorece la aparición de malos olores.
Por suerte, existen métodos caseros eficaces para eliminar el problema sin recurrir a productos costosos ni químicos agresivos.
El primero es el uso de bicarbonato de sodio, un aliado clásico en la limpieza doméstica. Para aplicarlo, basta con colocar una cucharada dentro de cada zapato y dejarla actuar durante toda la noche.

El bicarbonato absorbe la humedad, neutraliza olores y ayuda a prevenir la aparición de hongos. Si el olor es persistente, se puede repetir el proceso durante varios días seguidos.
También es posible preparar bolsitas de tela con bicarbonato y mantenerlas dentro del calzado cuando no se usa, como medida preventiva.
El segundo truco consiste en aplicar vinagre blanco diluido en agua. Se recomienda mezclar partes iguales de ambos líquidos y humedecer un paño limpio.
Luego, se frota el interior del zapato con cuidado, evitando saturar el material. El vinagre tiene propiedades antibacterianas que eliminan los microorganismos responsables del mal olor.
Tras la limpieza, es importante dejar secar el calzado al aire libre, preferentemente en sombra, para evitar daños por exposición directa al sol. Este método es útil para zapatos de tela, cuero sintético o deportivos, siempre que se aplique con moderación.

El tercer recurso es el alcohol isopropílico, que actúa como desinfectante rápido y eficaz. Se puede rociar ligeramente en el interior del zapato, asegurándose de cubrir las zonas más expuestas al sudor, como la plantilla y los costados.
El alcohol elimina bacterias, acelera el secado y deja una sensación de frescura. No se recomienda saturar el calzado ni usarlo en materiales delicados sin probar primero en una zona discreta. Este truco es especialmente útil para calzado deportivo, escolar o de uso intensivo.
Además de aplicar estos métodos, es clave mantener una rutina de higiene personal, usar calcetines transpirables y alternar los pares de zapatos para permitir su ventilación. Así, se evita que el mal olor reaparezca y se prolonga la vida útil del calzado.


