
Roberto Palazuelos, conocido como el Diamante Negro y uno de los mirreyes más icónicos de México, siempre ha sido sinónimo de lujo, fiestas extravagantes y negocios millonarios.
Sin embargo, en una reciente entrevista con Miguel Ángel Mancera para La Saga, el actor y empresario reveló un capítulo poco conocido de su vida: sus inicios humildes en Londres, donde llegó con grandes sueños pero apenas dinero en el bolsillo.
Cómo Roberto Palazuelos decidió vivir en Londres
El camino que lo llevó a Europa comenzó con una decisión que desafiaba los planes de su familia.
“Yo me empiezo a enamorar de este mundo y empiezo a decir: ‘Yo quiero ser artista, no quiero estudiar derecho’, mi papá logra que entre a la ITAM en la escuela de Derecho y yo iba a clases y decía: ‘No me late’”, relató Palazuelos.
Fue entonces cuando recibió una llamada de larga distancia que cambiaría su rumbo.

“Me llama el Burro Van Rankin, una llamada de larga distancia desde Londres y me dice: ‘hermano, estoy aquí viviendo en Londres, vente para acá, estoy aquí trabajando’”. Esta oportunidad representaba no solo una aventura, sino también una forma de alejarse de la presión familiar y perseguir su sueño de entrar a la Royal Academy.
Palazuelos recuerda que la vida en Londres no era sencilla: compartía un pequeño departamento con Van Rankin, ambos durmiendo en sleeping bags en un cuarto diminuto, con un baño afuera.
“Llegó yo al departamento y era chiquito con un cuarto y una salita, había un baño afuera del cuarto (...) el Burro y yo dormíamos en el piso en sleeping bags”.

Lavando platos… con un Rolex
Pero lo más sorprendente llegó al momento de buscar trabajo. “Llego a lo del trabajo y me dicen que no son meseros, sino los que apoyan al mesero porque sino te agarra la migra. Andábamos ahí de inmigrantes, yo dije consiganme una de esas y me dice, ya no hay lugar”.
Finalmente, le ofrecieron un trabajo que jamás imaginó: lavar platos.
“Me dice, a ver te tengo una chamba, me baja al sótano, había puros árabes y turcos y me dicen: ‘Tenemos chamba de lavaplatos’, yo dije: ‘Ya estoy aquí a la goma’. Me daba risa porque lo único que me había llevado era el Rolex que me había dado mi papá. Entonces llegaba yo y lavaba los platos con el Rolex y medio les cantaba ahí”.

Un episodio curioso incluso involucró a un compañero de trabajo que dudó de la autenticidad del reloj.
“Un día me dice un árabe: Rolex y me dice, fake, y lo muerde y dice: Rolex y me ponen el Rolex”, recordó entre risas. A pesar de las dificultades económicas, que a veces ni le alcanzaban para transporte o para su parte del departamento, Palazuelos perseveró.
Con el tiempo, logró ascender a asistente de barman en el bar que estaba arriba del restaurante, permaneciendo en Londres alrededor de 11 meses y acumulando experiencias que más tarde marcarían su estilo de vida y personalidad como empresario.
Hoy, Roberto Palazuelos es sinónimo de opulencia y glamour, pero su historia en Londres demuestra que incluso los mirreyes más lujosos comenzaron desde abajo, con humildad, esfuerzo y, en su caso, un reloj lujoso en la muñeca mientras lavaba platos.