
La acumulación de mucosidad en los pulmones, que puede generar una sensación de pesadez y congestión en el pecho, es una consecuencia frecuente de la exposición a contaminantes ambientales y al humo de cigarrillo. Mantener la salud pulmonar resulta esencial para el bienestar general, ya que los pulmones desempeñan un papel central en la oxigenación del organismo y en la eliminación de toxinas.
Los pulmones poseen la capacidad de autolimpiarse, iniciando su proceso de recuperación una vez que cesa la exposición a agentes tóxicos. No obstante, existen métodos y cambios en el estilo de vida que pueden favorecer la eliminación de mucosidad y mejorar la función respiratoria, especialmente en personas con enfermedades crónicas como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), el asma o la fibrosis quística.
Entre las estrategias recomendadas, la terapia de vapor destaca por su capacidad para aportar humedad y calor al aire inhalado, lo que facilita la apertura de las vías respiratorias y el drenaje de la mucosidad. Un estudio realizado con 16 hombres con EPOC evidenció que el uso de mascarilla de vapor redujo de manera significativa la frecuencia cardíaca y respiratoria en comparación con la mascarilla sin vapor, aunque no se observaron mejoras sostenidas en la función pulmonar. Por tanto, la inhalación de vapor puede ofrecer un alivio inmediato, pero sus beneficios a largo plazo requieren mayor investigación.
La tos controlada constituye otro mecanismo natural y efectivo para expulsar toxinas atrapadas en la mucosidad. Los profesionales de la salud suelen recomendar este ejercicio a quienes padecen EPOC, ya que ayuda a movilizar y eliminar el exceso de mucosidad de los pulmones a través de las vías respiratorias.
El drenaje postural es una técnica que utiliza la gravedad para favorecer la expulsión de mucosidad. Consiste en adoptar diferentes posiciones corporales —como recostarse de espaldas, de lado o boca abajo— para facilitar el desplazamiento de las secreciones hacia las vías respiratorias superiores, lo que puede mejorar la respiración y reducir el riesgo de infecciones pulmonares.
La percusión torácica, realizada por un profesional sanitario o un terapeuta respiratorio, complementa el drenaje postural. Mediante golpes rítmicos con la mano ahuecada sobre la pared torácica, se logra desprender la mucosidad adherida a los pulmones, facilitando su eliminación.

El ejercicio físico regular no solo contribuye a la salud general, sino que también optimiza la función pulmonar. Al aumentar la demanda de oxígeno durante la actividad física, el cuerpo incrementa la frecuencia respiratoria y mejora la circulación, lo que favorece la eliminación eficiente del dióxido de carbono. Con el tiempo, los músculos se adaptan y utilizan el oxígeno de manera más eficaz, produciendo menos dióxido de carbono. Incluso quienes padecen enfermedades pulmonares crónicas pueden beneficiarse del ejercicio, aunque deben consultar previamente a un profesional sanitario antes de iniciar un nuevo programa de actividad física.
Cómo mejorar la salud pulmonar
- Dejar de fumar: Es la acción más importante para proteger los pulmones y permitir que se reparen y funcionen mejor.
- Evitar la exposición a contaminantes: Reducir el contacto con humo, polvo, productos químicos y ambientes contaminados.
- Ventilar los espacios: Mantener los ambientes ventilados para disminuir la acumulación de sustancias nocivas.
- Ejercicio físico regular: Actividades como caminar, nadar o andar en bicicleta mejoran la capacidad pulmonar.
- Hidratación adecuada: Beber suficiente agua favorece la eliminación de mucosidad y facilita la respiración.
- Alimentación saludable: Consumir frutas, verduras y alimentos ricos en antioxidantes apoya el sistema inmunológico.
- Técnicas de respiración: Ejercicios como la respiración diafragmática o respiración profunda ayudan a aumentar el volumen pulmonar y limpiar parcialmente las vías aéreas.
- Consultas médicas periódicas: Realizar controles, sobre todo si hay antecedentes de enfermedades respiratorias.
No se recomienda el uso de remedios caseros, inhalaciones de vapor sin supervisión médica ni tratamientos no respaldados científicamente, ya que pueden resultar ineficaces o perjudiciales. Ante síntomas como tos persistente, dolor de pecho o dificultad para respirar, se debe consultar a un profesional de la salud.