
En México, millones de personas conviven con molestias articulares que afectan su movilidad y calidad de vida. El dolor de rodilla, en particular, puede tener múltiples causas: desde lesiones deportivas hasta enfermedades reumáticas crónicas.
Aunque los analgésicos y antiinflamatorios como el ibuprofeno son la solución más común, su uso prolongado puede generar efectos secundarios.
Por ello, cada vez más personas exploran alternativas naturales que prometen alivio sin comprometer la salud a largo plazo.
Uno de los remedios que ha ganado popularidad es el vinagre de sidra de manzana. Este líquido fermentado, conocido por sus propiedades digestivas y desintoxicantes, contiene ácido acético, un compuesto que favorece la absorción de calcio y contribuye a la alcalinización del organismo.

Además, aporta antioxidantes como quercetina, catequina y ácido clorogénico, todos ellos vinculados con la reducción de la inflamación.
Aunque no existen estudios clínicos que confirmen su eficacia directa sobre el dolor de rodilla, la evidencia bioquímica detrás de sus componentes sugiere que podría tener efectos positivos en articulaciones inflamadas.
Por ello, algunos especialistas consideran que vale la pena intentarlo como complemento, siempre con precaución.
La recomendación habitual es diluir una o dos cucharadas de vinagre crudo y sin filtrar en agua, una o dos veces al día.
No obstante, este remedio no es apto para personas con problemas gástricos como reflujo, gastritis o sensibilidad a la acidez, ya que podría agravar los síntomas.

El enfoque natural no se limita al vinagre. Otros ingredientes como la cúrcuma y la yema de huevo también han mostrado beneficios en estudios recientes.
La cúrcuma, gracias a su principio activo llamado curcumina, posee una potente acción antiinflamatoria. Su consumo regular, ya sea en forma de suplemento o como parte de la dieta, ha demostrado reducir el dolor asociado a la osteoartritis.
Por su parte, el colágeno presente en la yema y en la membrana interna del huevo ha sido vinculado con mejoras en la movilidad y reducción de síntomas en pacientes con artritis.

Aunque cocinar el huevo desnaturaliza estas proteínas, existe una alternativa tópica: aplicar una mezcla de yema, membrana y sal sin refinar directamente sobre la rodilla, sellada con papel film durante dos horas.
Estos remedios no sustituyen el diagnóstico médico ni los tratamientos convencionales, pero pueden ofrecer alivio complementario.
En un contexto donde el dolor articular es cada vez más frecuente, explorar opciones naturales con respaldo científico parcial puede ser una vía útil para quienes buscan mejorar su bienestar sin depender exclusivamente de fármacos.

