
El pollo rostizado se ha ganado un espacio protagónico en la mesa de millones de personas debido a su sabor, accesibilidad y practicidad. Disponibles en la mayoría de los supermercados y a precios muy competitivos, estas aves asadas representan una solución cada vez más popular para quienes buscan agilizar la preparación de sus comidas sin sacrificar el valor nutricional.
Pero ¿qué tan saludable es realmente el pollo rostizado y cuáles son sus principales beneficios para la salud? Healthline analizó sus características, nutrientes y posibles inconvenientes. Uno de los puntos a favor del pollo rostizado es su equilibrado aporte nutricional.
Una porción de 85 gramos de pollo rostizado contiene cantidades destacadas de proteínas y muy poca —o ninguna— cantidad de carbohidratos, lo que convierte lo en un buen aliado para quienes desean moderar su consumo calórico o buscan alternativas con bajo índice glucémico.

Entre las cualidades más relevantes del pollo rostizado destaca la personalización según la parte elegida: mientras que la pechuga sin piel aporta 122 calorías, 24 gramos de proteínas y solo 3 gramos de grasa, el muslo con pellejo contiene 192 calorías, 18 gramos de proteínas y 12 gramos de grasa.
La presencia de micronutrientes esenciales convierte al pollo rostizado en una fuente importante de bienestar. Dentro de los principales nutrientes que ofrece se encuentran la niacina y el selenio: ambos colaboran con el metabolismo energético y la función inmunológica, aspectos prioritarios en cualquier dieta equilibrada. Además, también aporta riboflavina, vitamina B12, fósforo y zinc en cantidades apreciables, lo que contribuye a cubrir múltiples requerimientos del organismo y a mantener la salud general.

Ahora bien, no todos los pollos rostizados son iguales. Uno de los matices es la presencia de aditivos en algunas versiones comerciales. Por cuestiones de almacenamiento, muchos productores marinan las aves en soluciones salinas o con fosfatos de sodio; además, las mezclas de condimentos pueden incorporar ingredientes como maltodextrina o saborizantes artificiales.
Aunque estos compuestos aparecen en bajas concentraciones y es posible evitar la mayoría de ellos retirando la piel, vale la pena señalar que, en personas con insuficiencia renal, el consumo de fosfatos debe vigilarse especialmente. Para el resto de la población, la cantidad presente en el pollo rostizado resulta poco significativa en el contexto de una dieta variada.
Una ventaja adicional para quienes buscan una mayor pureza en sus alimentos consiste en la posibilidad de preparar el pollo rostizado en casa. Así es factible elegir aves frescas sin soluciones añadidas y controlar por completo los condimentos y aditivos utilizados, aunque la opción comercial sigue siendo válida para la mayoría de los consumidores. Recuerda visitar a un profesional de la salud antes de hacer cualquier cambio en tu dieta.


