El imperio criminal de “El Choko”: de líder social a delincuente que corrompía a políticos en todo Ecatepec

Alejandro Gilmare Mendoza es uno de los criminales más carismáticos que han inundado al Estado de México de despojos, invasiones y extorsiones a cargo del grupo que controla aún estando preso

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El detenido fue puesto a disposición de las autoridades. Diseño: (Jesús Tovar Sosa/Infobae)

El arresto de Alejandro Mendoza, apodado como “El Choko”, ocurrido esta semana en una plaza comercial de Ecatepec, Estado de México, ha puesto en el centro de la discusión a una de las organizaciones criminales más singulares y mediáticas de la región: “La Chokiza”. Más allá de los delitos que se le imputan —extorsión, homicidio y despojo de propiedades—, el caso revela cómo el grupo logró construir un entramado de poder que combina violencia, propaganda social y cercanía con figuras políticas locales.

Una organización con identidad propia: carisma, poder y creer en Jesucristo

El símbolo de “La Chokiza” es tan peculiar como revelador: un Jesucristo en motocicleta con una tableta de chocolate como pasajero y billetes volando alrededor. Esta imagen resume el estilo del grupo, el cual mezcla religiosidad, “barrio” y ostentación. Su música de cabecera incluye rap, trap y corridos urbanos con artistas como Eme Malafé o El Bogueto, íconos de la cultura urbana en el noreste del Valle de México.

En redes sociales, “La Chokiza” se presenta como una organización de asesoría jurídica, defensa ante extorsiones y apoyo a negocios afiliados. Pero, detrás de esta fachada, las autoridades sostienen que se trata de un grupo criminal con presencia en varias colonias de Ecatepec, uno de los municipios más inseguros del país.

"La Chokiza" se muestra como
"La Chokiza" se muestra como una organización que puede ayudar a la genta en temas de publicidad, asesoría jurídica y hasta apoyos a los negocios locales del Edomex | Facebook / La Chokiza

La figura de El Choko

Carismático, con barba ancha y siempre enjoyado: así “El Choko” cultivó una imagen pública que oscilaba entre el líder social y el delincuente desafiante. En videos difundidos en sus cuentas personales, llegó a presumir que “La Chokiza” tenía “más de 10 mil afiliados”, cifra que él mismo multiplicaba por las familias que decía representar. En otros materiales se mostraba como “justiciero del barrio”, exhibiendo a jóvenes acusados de robo o denunciando abusos policiales.

Su pasado incluye un paso como agente de la Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM), lo que le permitió, según reportes periodísticos, adquirir experiencia en los métodos de operación policial y judicial. Esa formación se transformó en un activo para consolidar su grupo y proyectar poder en Ecatepec.

Cercanía con la política local: de Sandra Cuevas a Azucena Cisneros

Uno de los puntos más polémicos en torno a Gilmare Mendoza ha sido su relación con figuras de la política mexicana. En redes sociales y videos públicos se le ha visto junto a Azucena Cisneros, alcaldesa de Ecatepec por Morena y exjefa de campaña de la gobernadora Delfina Gómez. En un evento, Cisneros incluso invitó a celebrar un aniversario de “La Chokiza”, aunque posteriormente la relación se tornó ambigua, con momentos de apoyo y de crítica mutua.

Azucena Cisneros y Alejandro Gilmare
Azucena Cisneros y Alejandro Gilmare Mendoza han sido fotografiados juntos como parte de actividades y eventos en Ecatepec y otros puntos políticos mexiquenses por igual | Archivo Infobae México

Así mismo, compartió espacios con Sandra Cuevas, exalcaldesa de Cuauhtémoc, en la Ciudad de México. Ambos fueron captados bailando y coincidiendo en eventos culturales, incluida la inauguración de la galería de arte de la ahora exmilitante perredista. En agosto, al ser cuestionada sobre estos vínculos, Cuevas declaró: “Si tienen algún tema con la justicia, que la autoridad lo resuelva, no yo”.

“La Chokiza” también participó en la rodada motera organizada por Cuevas el 31 de agosto, la cual terminó en caos con más de un centenar de motos decomisadas, varios detenidos y un joven atropellado.

Sandra Cuevas rompe el silencio sobre su relación con líder de "La Chokiza" | X / @sele_nuska

Propaganda social y discurso comunitario

La estrategia de legitimación de La Chokiza ha incluido una fuerte presencia en redes sociales, donde se difunden videos de reparto de juguetes, alimentos y hasta sillas de ruedas. El Choko aparece como un “mesías barrial”, conocedor de la política local, crítico de las autoridades y defensor del pueblo frente a policías y marinos.

En sus últimos mensajes, grabados en un despacho decorado con figuras de Batman y un cuadro de Jesucristo, acusó a la policía municipal y a la Marina de acosar a ciudadanos. “En Ecatepec no existen grupos de choque, existen agrupaciones que defienden a comerciantes y transportistas. Los que traen placa son los que atacan a los ciudadanos”, afirmó el 21 de agosto.

Crímenes y estructura delictiva

Aunque La Chokiza se ha esmerado en proyectar una imagen de organización social, las autoridades han documentado múltiples delitos cometidos por sus integrantes. El catálogo incluye extorsión a comerciantes, homicidios vinculados a disputas locales, despojo de inmuebles y narcomenudeo.

Desde junio de 2024, al menos media docena de integrantes del grupo fueron detenidos en distintos operativos en el Estado de México y la capital. En abril, dos miembros fueron capturados por invadir un predio en Ecatepec; en febrero, otros dos por circular en una motocicleta robada.

La detención de El Choko

La captura de El Choko representa el golpe más significativo contra La Chokiza. Ocurrió en una plaza comercial de Ecatepec, donde fue sorprendido por las autoridades y trasladado a un penal de alta seguridad. Las imágenes de su arresto, ampliamente compartidas en redes, muestran a un personaje ya familiar para muchos habitantes del municipio, que lo conocían tanto por su influencia en el barrio como por su omnipresencia digital.

Un disfraz criminal

El caso de La Chokiza refleja un patrón recurrente en México: organizaciones criminales que se presentan como defensoras sociales para ganar legitimidad. Al igual que en Guerrero, donde grupos como Los Ardillos se disfrazan de policías comunitarias, o en Chiapas, donde el CJNG promovió el movimiento El Maíz, El Choko utilizó la retórica comunitaria para ocultar la operación de un grupo delictivo.

El reto para las autoridades será desarticular no solo la estructura criminal, sino también la red de legitimidad social y política que permitió a La Chokiza operar en Ecatepec. La detención de su líder es un primer paso, pero su verdadero poder radica en la capacidad de mezclar crimen, política y propaganda.