
El Zócalo capitalino se convirtió anoche en un espacio de música, memoria y resistencia social. Residente, con el poder de su voz y letras, transformó la Plaza de la Constitución en un escenario de denuncia política y celebración cultural frente a más de 180 mil asistentes.
El momento más impactante llegó cuando el rapero puertorriqueño alzó un reclamo contundente: “Alto al genocidio en Palestina”.
La multitud estalló cuando René Pérez Joglar, nombre real del artista, subió al escenario acompañado de una familia palestina que encontró refugio en México tras escapar de Gaza en mayo de 2025.
El gesto cimbró el corazón del público. La niña más pequeña de la familia tomó el micrófono y gritó con fuerza: “Paren el genocidio”. El eco colectivo respondió con un “¡Palestina libre!” que retumbó en cada rincón del Zócalo.
Residente no se limitó a un gesto simbólico. Desde el escenario denunció los ataques contra la población palestina y exhortó a la presión internacional: “Hay que presionar a nuestros gobiernos hasta que detengan esa masacre. Los matan de hambre y los bombardean”. El mensaje, directo y sin rodeos, arrancó ovaciones y reafirmó la convicción del público.
Un concierto con carga política y emocional
El espectáculo, organizado por la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México, inició con la energía del colectivo Mujer en Cypher, integrado por Arianna Puello, Ximbo, Niña Dioz, Prania Esponda, Azuky y Mena. Sus versos feministas y combativos encendieron los motores de la velada. Con barras y beats que hablaban de resistencia, justicia y sororidad, dejaron claro que el rap es también un territorio para las mujeres.
Poco después, el Zócalo entero vibró cuando Residente irrumpió en el escenario a las 20:00 horas. Desde los primeros acordes de “Baile de los pobres” y “Atrévete”, el público se entregó sin reservas. La presencia de Clara Brugada, jefa de Gobierno, pasó inadvertida ante la fuerza de la música que mantuvo a miles en un trance colectivo.
El concierto recorrió himnos que marcaron generaciones: “Muerte en Hawái”, “René”, “Fiesta de locos” y “Ron en el piso”. Cada canción fue un diálogo con la multitud, que coreaba de memoria cada línea. Uno de los momentos más íntimos sucedió cuando Silvana Estrada apareció en escena para interpretar “Latinoamérica” junto al puertorriqueño. El dueto creó una atmósfera de hermandad que recordó la potencia de las voces unidas frente a la desigualdad.

Más que un espectáculo, una declaración
El mensaje de Residente no se limitó a Palestina. En otro momento arremetió contra las políticas migratorias de Estados Unidos: “Todavía no entienden que América es un continente, no solo Estados Unidos. Para toda la gente de ICE que comete delitos humanos zapateando a los inmigrantes”. La crítica encendió de nuevo los aplausos y selló la noche como una declaración de principios.
Al finalizar, Residente agradeció a México por la entrega y la energía: “Todo mundo merece igualdad de oportunidades, necesitamos apoyar que la gente tenga acceso a la educación, se puede lograr. Gracias por estar aquí con toda la energía, los amo México”.

El Zócalo como territorio cultural
La Plaza de la Constitución volvió a demostrar su capacidad de convertirse en epicentro cultural y político. Familias enteras, jóvenes, parejas y adultos mayores acudieron desde temprano con banderas, pancartas y camisetas. Para muchos fue la oportunidad de escuchar en vivo a un artista que desde Calle 13 marcó la historia del rap latinoamericano y que hoy, como solista, continúa desafiando fronteras.
El concierto concluyó con ovaciones que parecían interminables. Residente se sumó así a la lista de figuras internacionales que han pisado el Zócalo, pero con un sello particular: convirtió la fiesta en un grito colectivo por la dignidad humana y la justicia global.
