
La historia de un adiós se convirtió, paradójicamente, en el escenario de una despedida real. La noche en que Siete Veces Adiós alcanzó la función número 877, las luces del Teatro Ramiro Jiménez brillaron con un tono distinto: el elenco y el público despidieron a Lety Sahagún, actriz que encarnó a “Ella” y que encontró en este musical su primera gran oportunidad en los escenarios.
La producción lo resumió con sencillez y contundencia: “Es una noche difícil porque se nos va Lety Sahagún. Te vamos a extrañar mucho, eres una pieza fundamental”. Y la sala entera respondió con un eco vibrante, una porra que envolvió a la actriz: “¡Lety, Lety, Lety!”.
Una despedida entre aplausos
La función especial contó con la presencia de Gisselle Kuri como madrina de la develación de placa, quien celebró el logro colectivo: “Felicidades por sus 877 funciones a todos. Es la segunda vez que puedo ver Siete Veces Adiós, qué bonito que se genere tanto en cada función. Es una obra preciosa”.
En ese marco, Sahagún tomó el micrófono conmovida: “Gracias por estar aquí, a esta maravillosa obra que me dio mi primera oportunidad. Yo sé que nos vamos a ver de nuevo en el escenario. Cada una de las personas aquí son gente maravillosa que me arropó desde el primer día y eso es lo que más voy a extrañar”.
Aunque la actriz concluyó su etapa dentro de la temporada en la Ciudad de México, anunció que se unirá a la gira nacional. Su lugar en la producción será ocupado a partir del próximo fin de semana por Erika de la Rosa.

Un musical con el corazón roto
Siete Veces Adiós es un musical original mexicano que explora la historia de una pareja que, tras siete años de relación, enfrenta el inevitable desenlace de una separación.
“Él”, interpretado por Arap Bethke, abre la obra con un gesto tan cotidiano como revelador: “Hoy cumplimos siete años juntos y la neta no sabía qué regalarle”. Frente a él, “Ella”, encarnada por Sahagún, anuncia sin titubeos: “Hoy cumplimos siete años juntos y voy a terminar nuestra relación”.
Ese choque de frases marca el inicio de un viaje emocional por todas las etapas del duelo amoroso, un relato donde la música en vivo y el amor personificado conducen la narrativa. El lema de la obra lo sintetiza con punzante ironía: “Un musical hecho con el corazón (roto)”.

La pieza ahonda en la fragilidad de los vínculos, en las dudas que surgen cuando alguien pide tiempo —“¿Quieres un tiempo? No tenemos 12 años, ¿qué es un tiempo, una hora, un día, un mes, una vida?”— y en los intentos desesperados por recuperar lo perdido: “Tuve una idea anoche, anoté los siete mejores momentos que tuvimos como pareja y quiero que me ayudes a recrearlos para probar lo que somos”.
Un éxito en temporada
Con presentaciones de viernes a domingo en el Teatro Ramiro Jiménez, Siete Veces Adiós ha consolidado una comunidad de espectadores que encuentran en cada función una experiencia distinta. La celebración de las 877 funciones no solo representó un hito numérico, sino también un recordatorio del poder de las historias que saben tocar fibras universales.
En esa velada, el escenario se convirtió en espejo de la trama: un adiós entre lágrimas, gratitud y la certeza de que cada cierre abre un nuevo acto.
