
Muchos mexicanos han detectado que reciben llamadas a su celular, pero al momento de atender, aparentemente no hay nadie en la línea y se corta la comunicación sin razón aparente, lo cual podría ser parte de una estafa.
El robocalling consiste en el uso de sistemas informáticos que generan llamadas automáticas a miles de números telefónicos. El objetivo inicial suele ser identificar si una línea está activa: si el usuario responde, el sistema registra el número como válido. A partir de ese momento, el número puede ser utilizado para campañas de publicidad, encuestas, recordatorios médicos, campañas políticas o, en el peor de los casos, intentos de fraude.
Uno de los métodos más extendidos es el conocido como wangiri, término japonés que significa “corte”. En este esquema, los delincuentes realizan una llamada breve que se interrumpe antes de que la víctima pueda contestar. El propósito es despertar la curiosidad y motivar a la persona a devolver la llamada.
Si el usuario lo hace, se conecta a líneas de tarificación especial, lo que puede derivar en cargos económicos elevados o en la activación de servicios no solicitados. Además, en ocasiones, los bots programados graban la voz del usuario sin autorización, lo que representa un riesgo adicional para la privacidad.
El auge del robocalling no es un fenómeno reciente. Esta técnica tiene varias décadas de historia y, en sus orígenes, se utilizaba principalmente para confirmar la actividad de líneas telefónicas. Con el tiempo, su uso se diversificó y hoy abarca desde la publicidad telefónica hasta campañas políticas y recordatorios médicos. En el ámbito comercial, la automatización permite que los agentes humanos solo intervengan cuando una llamada ha sido respondida, lo que optimiza recursos y maximiza la eficiencia de las campañas.
En otros casos, el sistema reproduce mensajes grabados que pueden contener ofertas, encuestas o, en situaciones más peligrosas, solicitudes de información personal como contraseñas o datos bancarios.
La proliferación de llamadas desde el Reino Unido ha generado confusión entre los usuarios mexicanos, muchos de los cuales no tienen vínculos personales o profesionales con ese país. Las redes sociales se han llenado de capturas de pantalla y comentarios humorísticos sobre supuestas llamadas de celebridades británicas, pero detrás de la anécdota se esconde una amenaza real.
El esquema ha sido reportado desde al menos 2024, primero en España y luego en otros países, lo que evidencia su carácter internacional y la dificultad de rastrear a los responsables.El robocalling no es ilegal en sí mismo. Muchas instituciones lo emplean legítimamente para notificaciones, encuestas o recordatorios, siempre que cuenten con el consentimiento del usuario.
El problema surge cuando se utiliza sin autorización o con fines engañosos. En varios países latinoamericanos, la legislación exige que las empresas obtengan permiso antes de contactar a los usuarios por teléfono, pero no todas cumplen con esta obligación. Además, muchas de estas operaciones se realizan desde el extranjero, lo que complica la aplicación de las normativas locales.