
El mal de orín es una afección común identificada en distintas regiones de México, que agrupa padecimientos asociados principalmente a la micción frecuente, dolorosa y con ardor.
Esta expresión popular refiere, según los reportes del Atlas de las Plantas de la Medicina Tradicional Mexicana de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), a un cuadro que para la medicina tradicional incluye dificultad para orinar, dolor abdominal y sensaciones punzantes en el tracto urinario. La sintomatología puede derivar de infecciones leves, desequilibrios alimentarios o bruscos cambios de temperatura, de acuerdo con la diversidad cultural regional.
Ante la persistencia y el malestar que puede provocar este cuadro, muchas comunidades han recurrido durante generaciones a alternativas naturales para encontrar alivio, junto con el acompañamiento indispensable de especialistas médicos que descarten complicaciones graves. La medicina tradicional mexicana ofrece registros sobre recursos botánicos utilizados para facilitar la eliminación de líquidos y calmar la inflamación, prácticas que hoy se mantienen vigentes particularmente en el ámbito rural.
La UNAM mantiene un inventario actualizado sobre el uso de remedios a base de plantas para el cuidado de las vías urinarias y el tratamiento auxiliar de molestias como el “mal de orín”. Entre los vegetales y plantas documentadas figura una especie recomendada por sus propiedades depurativas, antiinflamatorias y diuréticas, integrada a la farmacopea popular desde hace más de cinco siglos.

Alambrillo, la planta mexicana que ayuda a combatir el mal de orín, la inflamación y depura el organismo
La Smilax moranensis Martens & Galeotti, identificada popularmente como alambrillo, es una liana leñosa que puede alcanzar alturas de más de diez metros y se reconoce por sus espinas rígidas y hojas elongadas.
Bajo otros nombres nacionales, como “salsaparrilla blanca” o “itamoreal”, esta planta crece de forma silvestre entre los 600 y 1.900 metros sobre el nivel del mar en numerosos bosques de clima cálido, semicálido y templado del territorio mexicano.
Los registros de la Biblioteca Digital de la Medicina Tradicional Mexicana, gestionada por la UNAM, detallan que el alambrillo se emplea de preferencia en padecimientos urinarios por sus efectos diuréticos y depurativos. Su uso está asociado al alivio de síntomas como molestia y ardor al orinar, aumento de la frecuencia urinaria, dolor lumbar o abdominal e inflamación de las vías excretoras.
Además, la planta es reconocida por sus cualidades para limpiar el organismo, facilitar la eliminación de toxinas y reducir inflamaciones, siempre como parte de medidas complementarias bajo la valoración de un profesional.
El Atlas de la UNAM recopila otras aplicaciones históricas del alambrillo: “Se le usa como expectorante, diurético, depurativo y antiinflamatorio”, indica el documento, y su efectividad se ha citado desde el siglo XVI como tratamiento adicional para diversos padecimientos, incluida la inflamación de las vías urinarias, fiebres y enfermedades reumáticas. El informe abunda en sus funciones analgésicas y astringentes, así como en la capacidad para lavar y proteger el tracto urinario ante infecciones leves y otras alteraciones benignas.

Formas tradicionales de consumo del alambrillo contra el mal de orín, según la UNAM
La forma de preparación más común para aprovechar los beneficios del alambrillo es mediante la decocción de sus raíces, que luego se administra por vía oral.
De acuerdo con la Biblioteca Digital de la Medicina Tradicional Mexicana de la UNAM, la raíz se ha utilizado históricamente en comunidades rurales como infusión purificadora y antiinflamatoria, elaborada de modo artesanal pero bajo reglas transmitidas de generación en generación.
La receta tradicional, documentada por la universidad, consiste en ‘cocer la raíz del alambrillo en agua hasta obtener un extracto concentrado, que después se cuela y se bebe como agua de uso a lo largo del día’. Es fundamental consultar previamente con un especialista en salud para descartar posibles interacciones o contraindicaciones, especialmente en casos de enfermedades renales o durante el embarazo.
Receta tradicional para la preparación de Smilax moranensis Martens & Galeotti, según la UNAM:
- Recolectar y lavar cuidadosamente la raíz de alambrillo.
- Colocar un trozo de la raíz (aproximadamente 20-30 gramos) en un litro de agua fría.
- Llevar a ebullición y dejar hervir durante 15-20 minutos.
- Dejar reposar la infusión y colarla.
- Consumir el líquido como agua de uso, repartida durante el día, sin superar la dosis tradicional utilizada en la comunidad.

El uso de plantas tradicionales mexicanas, como el alambrillo, permite recuperar prácticas ancestrales orientadas a prevenir o calmar dolencias leves asociadas al ‘mal de orín’, aunque toda automedicación debe evitarse fuera del control médico.
Los conocimientos recopilados por la UNAM ofrecen información útil para el diálogo entre la sabiduría popular, la investigación universitaria y la medicina contemporánea.

