
En un episodio que combinó humor, dramatismo y un toque de surrealismo, los 13 habitantes de La Casa de los Famosos México 3 rindieron un insólito “homenaje póstumo” a Adrián Di Monte tras su reciente expulsión la noche de este domingo de este reality show de Televisa.
El improvisado ritual tuvo como protagonista un termo, presentado como la urna que guardaba sus “cenizas”, el cual terminó colocado en una repisa como símbolo de despedida.
La idea no era nueva dentro de la casa. La semana anterior, los concursantes habían hecho un acto similar para Olivia Collins, en el que replicaron una misa ficticia y simularon un velorio.
Esta vez, la creatividad se desbordó. La procesión comenzó con todos formados, entonando una especie de canto-rezo que mezclaba palabras como “nomine”, “rescate” y “expulsé” en un ritmo hipnótico y repetitivo. El eco de esas voces resonó por los pasillos mientras avanzaban hacia el improvisado altar.
Abelito llevó las “cenizas de Adrián Di Monte
Abelito fue el encargado de dar las “palabras” finales, aunque antes se ausentó para ir al baño, lo que interrumpió brevemente el acto. Cuando volvió, tomó el termo con solemnidad fingida y lo colocó con cuidado en el lugar designado.
Nadie le dio la espalda al “descans en pan”, como lo bautizaron entre risas y solemnidad forzada, antes de retomar el cántico que cerró la ceremonia.
En medio de la parodia, el grupo incorporó un relato disparatado: un supuesto historiador de 1840 que habría hallado una cueva de oro, descendientes que fundaron una joyería y hasta la mención de la “guerra de los tamales”.
La narración, que divagó entre épocas y personajes ficticios, sirvió para darle un aire casi teatral a la despedida, unificando a todos en una coreografía de lo absurdo.

Entre bromas y guiños, los habitantes respetaron la regla autoimpuesta de no romper la solemnidad del acto. “Descansa en pants”, dijeron en coro, jugando con la fonética, mientras algunos fingían contener la emoción y otros dejaban escapar carcajadas.
La mezcla de reverencia y comedia convirtió el momento en uno de los más memorables de la temporada.
La secuencia cerró con un último canto colectivo y la salida en fila, manteniendo el aire ceremonial hasta el final. Aunque la escena se construyó como una sátira, el trasfondo dejó ver un aspecto menos evidente: la necesidad de los concursantes de generar vínculos, de convertir las expulsiones en momentos compartidos y de mantener vivo el espíritu del grupo en un ambiente de competencia.